Una gran tarde de toro se vivió hoy en Almendralejo, donde los tres espadas del cartel salieron a hombros, tras repartirse un total de nueve orejas y un rabo, de una gran corrida de Núñez del Cuvillo, que fueron a parar a manos de Morante de la Puebla, Emilio de Justo y Andrés Roca Rey.
Un Emilio de Justo pletórico ha mostrado sus intenciones ante su prevista encerrona del Domingo de Ramos en Madrid. Ayer en Almendralejo cuajó dos grandes faenas, con cabeza, arte y corazón, para dejar su impronta y mostrar que, hoy por hoy, es uno de los toreros más importante del escalafón. Por su parte, Morante, paseó dos trofeos del quinto y Roca Rey dos orejas generosas del tercero, y otra del sexto.
No acabó de salirse de los vuelos del capote de Morante de la Puebla el primero. Bello el quite del sevillano, de tres lances a la verónica, despacito, y la media de remate.
Comenzó su faena por alto, muy a modo con lo blando del animal. Siempre muy acoplado, muy buenos los embroques, noble en extremo el de Núñez del Cuvillo. Faena siempre a muy buen nivel, con detalles de buen gusto en los remates a dos manos. Premioso con la espada, saludó una ovación.
El segundo fue un toro que tomó el capote con dulzura y lo lanceó Emilio de Justo a compás ganándole terreno. Era un animal enclasado, que se empleó en el caballo.
Con muletazos de rodilla genuflexa inició el de Torrejoncillo su faena. Llevaba al astado sometido pero lo llevaba hacia delante. Toques casi imperceptibles. Series en redondo por ambos pitones, faena a más de inmaculada intensidad y mucho eco en los tendidos. Perfecta la estocada a un toro muy bravo que murió en los medios. Dos orejas y vuelta al ruedo para el toro.
Lances a la verónica con distinta fortuna de Roca Rey ante el tercero, el animal mostró su clase cuando al llevarlo al caballo lo hizo humillado. Inició su faena con dos pases por alto y el tercero ya en redondo. Roca Rey iba alternando ambos pitones, faena larga, y junto a muletazos de buen trazo, hubo desigualdades, para acabar en terreno de cercanías. Estocada y dos orejas generosas.
Reunido el cuarto, su lidia fue muy desordenada. En toriles comenzó su faena Morante. El toro era un manso de libro, pero en ese terreno, y donde quiso el burel lo toreó, con suavidad en las muñecas, temple y naturalidad. Faena a más y muy en función del toro, sin molestarlo. Toda una lección de cómo hay que torear a un manso,
Vistoso recibo capotero de Emilio de Justo al quinto. A media altura, pues el animal no andaba sobrado de fuerzas comenzó a llevarlo. En redondo, mucho pulso, sin atacar al burel, que agradecía el que no se le bajara la mano, soberbios los pases de pecho. Al natural, le costaba pero la colocación y el sentido del temple le hicieron ir a más. Gran estocada y máximos trofeos.
Lances un punto confusos de Roca Rey al sexto; alternaba la verónica, con la saltillera. En los medios dio comienzo a su faena con el pase cambiado por la espalda. Otro buen toro de la buena corrida de Núñez del Cuvillo, tenía prontitud en el cite y profundidad en su embestida.
Valiente el limeño, faena de muchos pases, dentro de cierta confusión, pues lo mismo llevaba largo al animal que prodigaba los pases por la espalda. Todo muy ceremonioso, quiso indultar al toro, se pidió por un sector de la plaza, lo que no concedió el presidente. Escuchó dos avisos y cortó otra oreja.