Un grupo de seis investigadores científicos, entre los que se encuentra la doctora mexicana Paulina García Eusebi, han descubierto los genes que provocan la agresividad en el toro de lidia, según informa la Unión de Criadores de Toros de Lidia (UCTL).
De acuerdo con esta información publicada en la página web de la agrupación de criadores más antigua de España, pues se fundó en 1905, al contrario del resto de especies y bovinos domésticos, que a lo largo de los siglos han sido seleccionados por su morfología, docilidad o rendimiento, el toro bravo ha sido seleccionado fundamentalmente por su agresividad. Esto hace de él un animal único y diferente al resto.
Por ello, Paulina G. Eusebi, Natalia Sevane, Thomas O’Rourke, Manuel Pizarro, Cedric Boeckx y Susana Dunner, de la facultad Veterinaria de la Universidad Complutense, la Universidad de Barcelona, UBICS y el ICREA, han realizado una serie de estudios con el objetivo de encontrar genes asociados a agresividad, y posteriormente han comparado sus resultados con estudios similares en animales domésticos y humanos.
Tras comparar las diferencias de expresión genética entre toros (cuatro años) y novillos (tres años) lidiados en la última Feria de San Isidro 2019, se hallaron, sólo en la corteza prefrontal del cerebro, 50 genes promotores y 193 supresores de respuestas agresivas. Existiendo diferencias significativas en la expresión de estos genes entre cuatreños y utreros.
Entre los hallazgos encontrados, se destaca que, los toros bravos comparten con diferentes especies, incluyendo los seres humanos, genes y rutas metabólicas asociadas a comportamientos agresivos en la corteza prefrontal del cerebro, estos genes se potencian en mayor grado en toros que en novillos.
La doctora Paulina García Eusebi, que en 2016 había constatado la exclusividad genética del toro de lidia mexicano, comentó lo siguiente:
"Nuestra búsqueda de genes asociados a agresividad en toros bravos proporciona información valiosa que nos puede ayudar a entender mejor los mecanismos genéticos subyacentes al comportamiento, esto le confiere a la raza de lidia una riqueza genética excepcional que podría ser usada como modelo experimental para estudiar rutas metabólicas que ocurren de manera similar en humanos".
Estudios como este demuestran la excepcionalidad del toro bravo y lo mucho que aún nos queda por aprender y descubrir de esta metarraza (raza de razas), según explica la página de la UCTL.