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"Lupe, el sino de Manolete"

Viernes, 24 Jul 2020    Morelia, Mich.    Quetzal Rodríguez | Infografía: LM   
"...Dos transgresores natos, tal para cual, con el mundo por..."
Es imposible entender la vida de Manolete sin contar con Lupe, quien tras la muerte de su novio que ya no estaba para defenderla, sufrió toda clase de humillaciones, su reputación femenina fue arrastrada por los suelos acusada por lo que no hizo y criminalizada por lo que hizo: ser una mujer de izquierdas, eso que en tiempos de Franco se pagaba caro.

El germen de la obra comienza cuando José Tomás insiste al teléfono porque sabe, de antemano, el fervor "manoletista" de la autora que desde niña se cautivó con aquel expresivo y singular rostro del torero, entre libros y más libros que hicieron que se empapara como pocos alrededor de la figura del califa cordobés.

Con dicho bagaje, Carmen Esteban asiente sobre esa vilipendiada imagen de María Magdalena que en las clases de religión ponían como los trapos, de nombre Antonia Bronchalo Lopesino, que vino al mundo a las veintidós horas del 6 de marzo de 1917, al interior de una modesta casa ubicada en Sayatón.

Fue el 27 de octubre de 1943, en el famoso bar de Perico Chicote, cuando Manuel Rodríguez, de impecable sastre gris cruzado, camisa blanca, corbata oscura y cabeza con brillantina peinada hacia atrás, vio llegar por la puerta giratoria a su "sino", acompañada de Pastora Imperio y Gitanillo de Triana.

Serán 18 capítulos los que de forma amena y documentada muestran a Manolete y a Lupe Sino como dos transgresores natos, tal para cual, con el mundo por montera, con todo un país en contra, en suma a la dictatorial actitud, enmascarada tras la aparente candidez de la famosa doña Angustias, madre del torero.

Manolete entró a matar muy lento a "Islero", que sólo tuvo que girar el cuello hacia los medios del redondel para prenderlo por la ingle derecha en el encuentro, quizá a lo lejos recordó la su última conversación con su amada con quien ya tenía fecha fijada para su ansiada y polémica boda.

Será la misma Lupe la que resume así sus cuatro años de amor: "Al conocerlo me di cuenta que no había vivido, y me dediqué con todas las veras de mi alma, con toda la ilusión de mi juventud, a identificarme con él, a fundirme con él; hasta mi pasión por mi arte, como artista de cine, perdió sentido a su lado".

Manolete, además de no usar sombrero ni actuar en la plaza de Talavera de la Reina, del mismo modo no se permitió llamar a su novia jamás por su nombre artístico, Lupe Sino, sino como Antonia o Antoñita, ¿Qué sabes de ella?, pregunta José Tomás a la autora quien de manera amplia responde y brinda su versión sobre esta relación entre el torero y la joven actriz.

Bibliografía:

Esteban, Carmen. "Lupe, el sino de Manolete". Espasa-Calpe. Madrid. 2007.


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