Inicia 2020 año en el que se conmemorará el centenario de la muerte de José Gómez Ortega "Gallito". Aficionados en Sevilla se preparan para el recuerdo. Se abrió una cuenta de Twitter, @100_joselito, para la divulgación de los actos, publicaciones e iniciativas con motivo de la remembranza. Así que es un buen momento para recordar a Gallito.
Se conoce como “la edad de oro del toreo” a la época que va desde la alternativa de Gallito en 1912 a su muerte en Talavera de la Reina, en 1920 (hace casi cien años). Un período caracterizado por la rivalidad entre Juan Belmonte y José Gómez Ortega "Gallito" que transformó el toreo en un espectáculo artístico y de masas.
Belmonte y Gallito fueron el yin y el yang de la tauromaquia: dos fuerzas opuestas y complementarias. Belmonte el yin, la oscuridad, "el señor de las tinieblas", el terremoto. Gallito el yang, el albor, "el rey de la luz", la maravilla. Pepe Alameda se refiere a Belmonte como un torero "mágico" –cerrado, misterioso– y a Gallito como un torero "fáustico" –abierto, expansivo. En su libro "El Hilo del Toreo" (Espasa-Calpe 1989, p.173) dice:
"La aparición de Joselito –rey de la luz–, produjo júbilo. La de Belmonte –señor de las tinieblas–, asombro. José aparece como una superación –"Maravilla", le dijeron–. Juan, como un fenómeno –"Terremoto", le llamaron–. En medio está el toro, que determina el primer acto del drama. El toro, ya evolucionado, que permite a Belmonte disputarle su terreno. Y que permitirá a Gallito encontrar nuevos desarrollos hacia el futuro [Fáustico y que, como tal, empieza por vender su alma al diablo –por aceptar el terreno de Belmonte y bajar, como Orfeo, hasta los infiernos–.]"
José Gómez Ortega (Gallito o Joselito) fue nieto, hijo, sobrino y hermano de toreros: la dinastía de los Gallos. Su padre –Fernando Gómez "El Gallo”– se casó con la bailadora gitana Gabriela Ortega, quien también era hija de torero, el banderillero Enrique Ortega "El Gordo Viejo”. De esta manera, confluyeron dos estirpes muy fuertes que determinaron la forma de ser y de torear de Gallito. Adicional a sus genes taurinos y flamencos, desde niño, Joselito observó a sus hermanos y a otros toreros que asistían a la finca de los Gallos, de esta manera, por tradición oral y por vivencias de la infancia, José absorbió la tauromaquia de su época. Como lo explica Paco Aguado en el libro "El rey de los toreros: Joselito el Gallo" (Espasa-Calpe, 1999), Gallito era un compendio de los conocimientos del toreo del Siglo XIX. La sapiencia se sumó a una intuición innata para entender el comportamiento del toro. Cuentan que don Eduardo Miura, al referirse a Gallito, decía: "Parece que le ha parido una vaca".
El conocimiento y la clarividencia le permitieron un dominio de cualquier tipo de res y de encaste. Fue un niño prodigio. En su presentación como novillero en Madrid, con tan sólo 16 años de edad, "va a los corrales de la plaza, ve los toros y le parecen chicos. La empresa trata de hacerle comprender que no son chicos. El insiste y pide una corrida mayor, concretamente, una corrida de toros –no de novillos– de Olea que tenía la empresa. No se le puede convencer de que lo que pide es una corrida dispuesta para matadores de toros, y ante su decisión irrevocable, hay que echarle la corrida de Olea" (Corrochano, G. "¿Qué es torear?": Introducción a las tauromaquias de Joselito y de Domingo Ortega. Imprenta Góngora, Madrid. 1953).
Tenía claro que había llegado para mandar en la fiesta. Su primer objetivo fue destronar y echar a Ricardo Torres "Bombita". Su padre, Fernando Gómez "El Gallo", fue un torero modesto que se retiró prematuramente por una enfermedad que, también, le ocasionó la muerte cuando Joselito tenía dos años. La familia de los Gallo pasó muchas premuras económicas. Al volverse matador, Rafael, su hermano, brindó esperanza a la familia, pero Bombita lo vetaba y eso impedía que la familia tuviera los recursos financieros necesarios. De ahí el rencor a Bombita, a quien Gallito acosó desde su alternativa, hasta lograr que se retirara dos años después. Se decía que había llegado a la fiesta con una tijera de cortar coletas.
La primera intención de Joselito, cuando Belmonte apareció en escena, fue destruirlo. Pero no pudo con la fama inicial de Juan quien llegaba como un iconoclasta, que se colocaba donde nadie antes lo había hecho. Pronto Gallito, con su agudeza, se dio cuenta de que Juan Belmonte debía ser su rival, su antítesis, su complemento. Se acordaba de lo que había pasado con Guerrita: los públicos se habían hartado de él por ser el único mandón. A partir de ahí, José decidió proteger a Belmonte. Por su parte, Juan –astuto– se dejó llevar, se dio cuenta de que a Joselito le convenía torear con él, que además era un gran negociador y un visionario, por lo tanto, la rivalidad/complemento le convenía a los dos. Le beneficiaba a la tauromaquia.
Con el inicio del año que conmemorará el centenario de la muerte de Gallito, al tiempo que deseamos a la afición un próspero 2020, desde este espacio, recordamos al que fue llamado "Rey de los Toreros".