La vida taurina de Alfredo Alonso quedó marcada por "Nicanor", de La Punta, aquel domingo 10 de agosto de 1969 en la Plaza México. Tres novilleros tapatíos, Antonio Franco, Alonso y Miguel Ángel Núñez habían sido los designados por la empresa que dirigía el doctor Labastida, para enfrentar aquel encierro de los llamados "duros".
Todo iba bien, con algunas dificultades para la terna, hasta que en quinto lugar salió "Nicanor", un áspero ejemplar que le pegó una cornada en la región inguinal que le llegó hasta la fosa iliaca, que le provocó graves desgarros musculares y del paquete vascular del muslo derecho.
A los pocos días, ante la falta de irrigación, tuvieron que cortarle la mitad del pie derecho y ahí comenzó a escribirse la segunda parte de la vida taurina de Alfredo Alonso: el pintor.
Ya antes, para poder sobrevivir en el difícil mundo del toro, Alonso había hecho algunos dibujos que vendía en los bares de la capital y con eso se iba costeando sus viajes y su ropa de torear.
"No tengo amargura por lo que me pasó, es a lo que está expuesto el torero y unos llegan y otros no llegan.Yo siempre acepté que ese era mi destino, cuando me pasó esa cornada estaba muy joven, pues apenas había cumplido 21 años", recuerda el ex novillero.
Nacido en Guadalajara, Jalisco, el 12 de enero de 1945 (74 años), Alonso era un torero "que tenía valor, cierta calidad y hasta un cierto saborcillo de torero antiguo", según rezan los críticos taurinos y escritores de su tiempo.
Tras la cornada y en su lecho de convalecencia y posterior rehabilitación, Alonso, decidió ejercer la pintura como su segunda actividad, que a partir de entonces sería su sustento familiar.
"Como pintor he hecho una gran historia en Europa y en México", refiere durante la entrevista al abrirse de capa ante los primeros cuestionamientos.
"Entré a Europa en 1994 y empecé a poner exposiciones, siendo la más importante una en Las Ventas de Madrid en el 2006", dijo.
Un año antes en La Carbonería, un lugar muy famoso a donde acostumbraba ir el cantaor gitano español Camarón de la Isla, en Sevilla, Alonso expuso con mucho éxito.
"De Madrid fui a Francia, donde ahorita tengo una exposición. En París monté una exposición muy ligera, pero en años anteriores he estado al mismo tiempo con obra distinta en cuatro ciudades a la vez, Arles, Nimes, Dax y alguna otra", agrega.
El pintor relata que en México ha recorrido la legua en muchas ferias importantes como las de Aguascalientes y Zacatecas, "en una lucha constante de estar ahí en el candelero" y que en la actualidad anda en busca de alguna galería que desee montar su obra.
"Mi primera exposición en México fue en 1970, y fue avalada por don Rafael Solana (escritor y director de teatro) y por Luis G. Basurto (literato). He expuesto más de 250 ocasiones durante los recientes 40 años de mi vida dedicados al arte. En Europa he abierto las puertas de par en par y, la de Las Ventas, fue avalada por los curadores del Museo del Prado", añadió.
Su obra no solo es taurina, sino que con el correr de los años también ha depurado su expresión contemporánea al dejar correr el pincel sobre el lienzo.
Las técnicas que más trabaja son oleos, acuarela, tinta… "todos los materiales que sean, ¡y escultura también!", agrega.
Cuestionado sobre qué reflejan sus obras taurinas, afirmó que su influencia por el toreo clásico, el de Manzanares, Paco Camino, El Callao, Miguel Espinosa, David Silveti, Manolo Martínez, Morante y Ortega Cano, le dan inspiración para recrear bellos momentos plásticos.
"Aunque sí he pintado toreros, lo que yo plasmo es la plástica y el arte del toreo con una estética expresionista, exagerando la realidad.
"Nunca me he puesto a pensar si cuando yo pinto de toros quiera hablar de mí, de mi frustración de que no fui torero y de lo que me pasó sinceramente eso ni lo pienso".
¿Siente algún rencor con "Nicanor"?.
"No, la cornada me la pegó porque mi pasión no la pude controlar. Le seguí pegando pases y pases y en una de esas el aire me descubrió", aseguró.
Así transcurre su vida Alfredo Alonso en un lugar de Hidalgo, donde tiene su residencia y de su taller siguen recreándose pinturas con sabor taurino y arte contemporáneo, a la espera de que surjan varas galerías en algunas ciudades que deseen conocer su expresión artística.