Diego Silveti cortó dos orejas en Atltzayanca Tlaxcala, y conquistó la salida a hombros junto con el toricantano José María Macías que se alzó con un triunfo de dos orejas y rabo, en lo que fue una alternativa de ensueño para el joven diestro huamantleco.

José María entró con el pie derecho a las filas de los matadores y sus merecimientos para ello los puso de manifiesto desde que se abrió de capa con el sexto, Pulquero de nombre que resultó ser tan bueno como los que elaboran la bebida tan representativa de esta región.

Ya lo había hecho en el de la alternativa, sin embargo con el cierraplaza lució más su buen gusto para torear con el capote, desde las rítmicas verónicas seguidas del variado quite dejando ver su seguridad, no en vano se había venido preparando a conciencia en el campo.

Los muletazos suaves por abajo marcaron el camino al de Coyotepec para trazar una primera serie derechista presagio del buen rumbo de la faena; el algún momento el morito le pisó la muleta desarmándolo no obstante a partir de ahí la continuidad temple e intensidad de la obra, hicieron vibrar los colmados tendidos de "La Morenita" a sus 64 años de existencia.

En todo momento hubo trasmisión y buen gusto en lo que hacía el nuevo matador quien en las postrimerías de su labor dibujó unas regiomontanas de compás abierto dándoles personal acento; todavía agregó ajustadas Bernadinas para irse tras el acero dejando estoconazo entero desprendido haciendo rodar al astado entre el júbilo del público que exigió los máximos trofeos.

Con "Carajillo" el de la alternativa, castaño bragado bonito pero exigente, José María veroniqueó muy bien ganando terreno para rematar en los medios con torería. Valiente fue el quite por Saltilleras y tras recibir el doctorado de manos de "El Zapata" y Diego de testigo, brindó a sus padres Primitivo y Montserrat que seguramente vieron recompensados los esfuerzos al disfrutar el triunfo del hijo.

Hubo buenos pasajes con la muleta particularmente por el pitón derecho, pues el toro se frenaba y veía al torero exigiendo de éste firmeza y valor. Vinieron dos pinchazos antes de la estocada algo delantera que hizo doblar, para ser llamado con fuerza a agradecer la ovación.

Diego fue el primer triunfador de la soleada tarde ante el quinto de nombre "Calesero" en honor de "El Poeta del Toreo" que orientó al ganadero en la formación de su dehesa. El torero estuvo lleno de voluntad, construyendo una faena sobre ambos pitones aunque sin la continuidad requerida para que el entusiasmo en el tendido fuera en ascenso.

Tuvo buena respuesta cuando toreó por alto en ayudados y al finiquitar al toro con tres cuartos de estocada contraria, hubo cierta petición concediéndole el juez de inmediato dos orejas entre notorias protestas.

Ante su primero Diego poco logró con el capote, algo más hizo en el último tercio destacando tres molinetes seguidos y el de pecho, también dibujó en dos ocasiones un desdén viendo al público que guardó silencio tras la estocada caída y el descabello.

Para "El Zapata" fue diferente el panorama, con el segundo del festejo trató de agradar clavando banderillas lo que le resultó complicado por las dimensiones del ruedo. Luego de la devolución de trastos inició de rodillas por alto y después vendrían series regulares, siendo los mejores momentos un par de Dosantinas a las que agregó desplantes; tuvo silencio tras pinchazo y estocada.

Deslucido fue el corrido en cuarto lugar al que Uriel banderilleó con mejores resultados, no obstante ya con la muleta la respuesta de la gente vino a menos y también fue silenciada su labor después de pinchazo y espadazo hondo tendido.