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Poeta taurino

Viernes, 06 Abr 2018    Morelia, Mich.    Quetzalcóatl Rodríguez | CC Tres Marías   
"...todas las artes son capaces de duende..."

Indudable resulta la trascendencia artística de Federico García Lorca, así como su gran impacto en la literatura en español y siguiéndole muy de cerca su condición de clásico universal, un mítico andaluz cuya poesía traza una simbología de inagotables resonancias en el lenguaje y un dramaturgo que en sus principales tragedias es la mujer quien juega un rol protagónico y a la vez antagónico, por ser ella víctima y verdugo de su propia libertad.

Aficionado sí, a la estética global del espectáculo taurino que no perdió oportunidad de dejar constancia de ello en algunos de sus textos, caso concreto Mariana Pineda, cuya trama argumental se centra en los últimos días de la vida de la heroína, personaje realmente existido en la primera mitad del siglo XVIII y condenada a muerte por apoyar una insurrección anti monárquica.

En lo tocante a la ambientación del drama, éste responde a parámetros de la vida cotidiana donde el personaje de Amparo, en la escena cuarta de dicha pieza, menciona: “En la corrida más grande/ que se vio en Ronda la vieja. / Cinco toros de azabache, / de divisa verde y negra/ (…) Y cuando el gran Cayetano, / cruzó la pajiza arena / con traje color manzana / bordado de plata y seda/”.

Un poeta que transita  desde la voluntad de estilizar lo popular al gongorismo, del cubismo al horizonte surrealista, de la vanguardia constructiva y racionalista, a una vanguardia teñida de vitalismo. Por otra parte, aparece su “Teoría y juego del duende”, hacia 1933 la voz "duende", según García Lorca, de uso muy frecuente en la región bética y de uso medido en toda España; "duende" como recurso poético cuando está el arte presente en alguna disciplina, eso que en sus propias palabras siempre presupone un cambio radical en todas las formas, da sensaciones de frescura totalmente inéditas, con una calidad de rosa recién creada, de milagro, que llega a producir un entusiasmo casi religioso. 

Para el autor del “Romancero Gitano” todas las artes son capaces de duende, mas donde encuentra campo más fértil es en la danza, la música y la poesía hablada, sin embargo: "En los toros adquiere sus acentos más impresionantes, porque tiene que luchar, por un lado, con la muerte, que puede destruirlo, y por otro lado, con la geometría base fundamental de la fiesta (…) Lagartijo con su duende romano, Joselito con su duende judío, Belmonte con su duende barroco y Cagancho con su duende gitano enseñan, desde el crepúsculo del anillo, a poetas, pintores y músicos, cuatro grandes caminos de la tradición española".

A todo esto puede surgir la interrogante, ¿por qué le gusta a García Lorca la tauromaquia? La respuesta la propone Rosario Cambria cuando argumenta lo que sigue: "Una razón contribuyente, sin ser determinante, es que, además de ser andaluz (…) tenía un gran amor y especial interés por lo popular y folklórico de la región andaluza. Su actitud positiva hacia los toros no es cosa bien razonada e intelectual, sino más bien una preferencia emotiva y subjetiva".

El estreno de Bodas de sangre en Madrid, en 1933, va a suponer su consagración como autor teatral, modifica las normas habituales del teatro de su tiempo aunque sin llegar a producir una quiebra frontal. Al año siguiente con Ignacio Sánchez Mejías intentó hacer comprender la belleza heroica, pagana y popular que existe entre hombre y toro. En charla con el escritor futurista italiano Giovanni Papini expone: "La corrida en sí, a pesar de sus acompañamientos acrobáticos y espectaculares, es, en realidad un misterio religioso, un rito sacro. Con sus acompañantes o acólitos, el torero es una especie de sacerdote de los tiempos precristianos, pero al que el cristianismo no puede condenar".

Siendo García Lorca poeta y, además, dramaturgo excelso, es lógico que los aspectos dramáticos de la tauromaquia le impresionaran, también, el hecho taurino le ha de implicar un verdadero drama religioso, donde, al igual que en la misa, se adora y se sacrifica a un Dios; constituye una especie de drama puro o "fiesta" perfecta, el riesgo es auténtico y la muerte también es auténtica.

Su última entrevista en junio de 1936, poco tiempo antes de ser asesinado, la concedió al periodista Luis Bagaría del diario madrileño "El Sol" charla que discurre entre la poesía, el flamenco y sobre todo su “Reivindicación intelectual del toreo” ejercicio de muerte perfumado de deslumbradora belleza donde el autor de "La casa de Bernarda Alba" concluye tajante: "El toreo, es probablemente la riqueza poética y vital mayor de España (…) Creo que los toros es la fiesta más culta que hay hoy en el mundo. Es el drama puro, en el cual el español derrama sus mejores lágrimas y sus mejores bilis (…) Por temperamento y gusto poético soy profundo admirador de Belmonte".

Bibliografía:

Bagaría, Luis, "Diálogos de un caricaturista salvaje", en Diario El Sol, Madrid, 10 de junio de 1935, p. 5. 

Cambria, Rosario, "Los toros: tema polémico en el ensayo español del siglo XX", Gredos, Madrid, 1974.

García Lorca, Federico, "Mariana Pineda", en Obras completas, Aguilar, Madrid, 1954.

- "Teoría y juego del duende", en Prosa, Alianza Editorial, Madrid, 1969.

Papini, Giovanni, "Coloquio con García Lorca", en "Los toros en la literatura contemporánea", Taurus, Madrid, 1960


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