La actuación de Luis David Adame en la plaza de Las Ventas de Madrid generó diversas reacciones por parte de los cronistas de los principales medios, mismas que se agrupan en la siguiente información para tener una visión más clara de lo que hizo el torero mexicano.
Antonio Lorca (El País):
Confirmó la alternativa el mexicano Luis David Adame, quien se dejó ir el mejor toro de la tarde, el de su confirmación. Nobilísimo, de gran movilidad y repetidor en la muleta, el animal se encontró con un joven con desparpajo, que conoce la técnica y los trucos, que da pases modernos, de esos que dicen poco, y la gente se lo recriminó. Vamos, que se dieron de bruces un toro artista y un torero que no lo es. De hecho, el animal fue despedido con una ovación, y al joven torero se le silenció su labor.
Mejor, sin duda, más motivado ante el sexto, noble también, pero no de la calidad del primero. Vistoso y variado con el capote, Adame trazó después buenos naturales, y un par de tandas de derechazos templados, más asentado el torero, más fajado y templado, valentísimo siempre, y los tendidos se lo reconocieron. Mató mal y la oreja se la llevó el toro.
Andrés Amorós (ABC):
Confirma la alternativa el mexicano Luis David Adame, hermano menor de Joselito. En San Sebastián y Salamanca, ha mostrado gran entrega. En el primero, muy bueno, despliega su repertorio pero los exigentes le afean la colocación: en muchas plazas, hubiera sido una faena de oreja; aquí, sólo división. Es la exigencia de Madrid.
Se sobrepone en el sexto, serio, con movilidad. Muestra capacidad y recursos, además de valor, en un trasteo emocionante, metido entre los pitones, pero falla con la espada: una digna confirmación. Ha de madurar pero tiene condiciones.
Zabala de la Serna (El Mundo):
"Esparraguero" abría la tercera corrida de Núñez del Cuvillo esta temporada en Las Ventas. Que no se dice pronto. Y traía en su cara la seriedad de los cinco años, y en sus finas y bajas líneas el anuncio de su embestida. Pasó por las verónicas de Adame como si no fuesen con él. A su altura y a su bola. Pero mejoró a partir de sus encuentros con el caballo. Y ya en banderillas se definió por abajo en el capote de Miguel Martín. Fijeza, nobleza y estilo.
Con un trío de péndulos captó Luis David Adame la atención de la afición. Que desde entonces le trató como si de una figura se tratara y eso, probablemente, le descentró. Adame corría la mano con corrección, quizá algo abierto y con la pierna retrasada en los embroques, que era lo que el sector más duro le recriminaba. La búsqueda de una colocación que acallase las protestas cortocircuitó la faena. Esparraguero se dio por uno y otro pitón con generoso viaje. Hasta cuatro series en plenitud.
Puede que cinco fueran cuando apagó la llama de su entrega. El toricantano hidrocálido resolvió la ya parada movilidad con una espaldina y un cierre rodilla entierra que desembocó en un desarme. Tampoco le perdonaron el leve desprendimiento de la espada.
El último toro cerraba el cupo de cinqueños de la desigual corrida de Cuvillo. Otras hechuras. Y otro comportamiento. El lote de la tarde para Luis David Adame, que arrancó de rodillas la obra. A izquierdas el recorrido notable y los naturales de mayor nota del mexicano, cargada ahora la suerte. Faltó fondo en el cuvillo para finalizar todo lo bueno que apuntaba. Y Adame se arrebató y se arrimó a tumba abierta. Entre espaldinas y bernadinas finalmente. El acero arruinó lo conseguido.
Patricia Navarro (La Razón):
"Esparraguero" fue noble, repetidor y de buen juego. El de la confirmación de alternativa del mexicano Luis David Adame. El Cuvillo. No se alienaron los astros ni palpitó Madrid a ritmo de ranchera. El matador impuso voluntad, pero pecó de falta de ajuste en ese toreo que quería ser pero descargaba la suerte con la pierna de fuera y no acababa de cuajarse. Optó por las cercanía Adame y el toro cantaba sus bondades en la distancia. Los misterios del toreo. No hay patrones que funcionen igual para todos los toros.
Se hizo con el público con el sexto, aunque no con la espada. Fue toro cómplice y bueno. Más centrado, ligó las embestidas del toro en primera instancia y las cortó, a pesar de que el toro se venía con prontitud, para imponerse en las cercanías. Con la espada desplomó la conquista madrileña.
Paco Aguado (Agencia EFE):
El lote de juego más parejo fue el del mexicano Luis David Adame, que confirmaba su alternativa en Madrid un año después de doctorarse en la plaza francesa de Nimes. No le faltó decisión al joven torero azteca en la efeméride, pero los aficionados le afearon las ventajas técnicas que se tomó con el noble y obediente toro de la ceremonia.
Le faltó a Adame ese mayor compromiso que, ya a tarde vencida,tuvo con el sexto, otro toro de buen aunque medido juego con el que se entregó muy decidido, para acabar metiéndose entre los pitones antes de fallar con la espada.