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A unos cuantos días de que la Plaza México anuncie su Temporada de Novilladas, el panorama en el renglón de los novilleros está muy complicado, pues salvo los nombres de media docena de toreros conocidos, el resto están a la espera de verse anunciados en el gran escenario a ver si así salen del anonimato.
Al no existir un plan nacional de novilladas coordinado entre las empresas que apoyan este tipo de festejos, al aficionado le resulta difícil hacer un seguimiento de aquellos que tienen verdaderas cualidades para destacar.
En los últimos años, salvo muy contadas excepciones, casi nadie ha llegado a la alternativa con fuerza, y al dar el paso a matadores de toros se han diluido en la espesura de la desesperanza. Se trata de toreros que buscan recibir "el abrazo" para colgar el título en la sala de su casa. Una vez hecho el examen, no hay incentivos para seguir adelante. Es más, siguen siendo igualmente desconocidos por el grueso de la afición.
Y aunque resulta loable el esfuerzo de quienes montan festejos, inclusive los que sangran a los "ponedores", ahora mismo no existen nombres tan representativos que permitan armar carteles con un cierto grado de interés.
Qué lejos quedan en el tiempo aquellas temporadas de principios de los noventa en que novilleros como Mario del Olmo o Arturo Gilio llenaban el numerado de la Plaza México.
Cuando la plaza Arroyo dejó de dar novilladas, se perdió un escaparate que resultaba fundamental para ir identificando a los novilleros más valiosos. A pesar de su reducido aforo, el coqueto coso de Tlalpan contaba con una amplia cobertura, y lo que ocurría ahí, con la televisión de por medio, servía a los muchachos para darse a conocer.
En cambio hoy, la mayoría se han refugiado en el estado de Hidalgo, donde se siguen montando muchos festejos... pagando. Se trata toreros que luchan a brazo partido por no quedarse parados y ver si de esa manera son considerados por las empresas más influyentes.
El hecho de que las dos temporadas más relevantes hoy día que dan novilladas -Aguascalientes y México- está tan distanciadas en el calendario, impide esa continuidad tan necesaria en la formación de los toreros en esta fase inicial. Tampoco se puede dejar de mencionar la labor que se hace en Guadalajara, que este año retrasará el comienzo de su temporada, que también ha sido referencial para varios espadas.
Y lo que se ha hecho con el proyecto "Descubriendo un torero" ha aportado algunos nombres interesantes, pero sin terminar de cuajar como debiera. Desde luego que hay toreros, pero hace falta el impacto mediático que permita hacerlos conocidos de la afición, ya que ahora mismo se antoja difícil enumerar, a bote pronto, el nombre de una docena que pudieran ser cabeza de cartel. Y eso no es bueno.
Urge un replanteamiento organizativo de las temporadas novilleriles, ya que se trata de la savia nueva que, a mediano plazo, debe representar el motor de la Fiesta mediante una renovación generacional bien estructurada y con proyección de futuro.