Anecdotario de Giraldés: Una muerte anunciada
Viernes, 30 Jun 2017
Tijuana, B.C.
Valeriano Salceda "Giraldés" | Opinión
...La ambulancia salió de Madrid a Manzanares y se descompuso...
Todos los aficionados saben que a Ignacio Sánchez Mejías lo mató un toro. Después de estar alejado siete años de los ruedos, Ignacio volvió a vestir el traje de luces a mediados de 1934. Toreó unas cuantas corridas y fue a Manzanares el día 11 de agosto, sustituyendo a Domingo Ortega.
La corrida de Manzanares empezó una hora tarde; estando vendido todo el boletaje, el empresario no llevaba, como se había acordado, su dinero a los toreros. Sánchez Mejías, con la experiencia que dan los años, pidió a sus alternantes -Fermín Espinosa “Armillita” y Alfredo Corrochano, y el rejoneador portugués Simao Da Veiga-, que no salieran del hotel hasta que la empresa les pagara a todos.
Ya cuando se habían resuelto los contratiempos económicos y comenzó la corrida, el primer toro de Sánchez Mejías, de nombre "Granadino", de la ganadería de Ayala, lo cogió al iniciar la faena de muleta en el tercer muletazo que daba sentado en el estribo. La cornada fue en el muslo derecho era muy grande. A Ignacio no le inspiró confianza el médico de plaza y no se dejó operar. Sólo permitió que le taponaran la herida.
La ambulancia salió de Manzanares a Madrid y se descompuso en el camino… pasaban las horas. Se pidió otra ambulancia, transcurrió mucho tiempo, y cuando Sánchez Mejías llegó a Madrid a ponerse en las manos del doctor Jacinto Segovia, ya se había presentado la gangrena.
Acudió al sanatorio de toreros don Manuel Mejías "Bienvenida" y lo acompañaba su hijo Pepe. El doctor Segovia ordenó una transfusión y Pepe Bienvenida fue el donador. La gravedad aumentaba y Sánchez Mejías les dijo: "Esto no tiene remedio".
Don Manuel trató de calmarlo: "No digas eso. Vas a ponerte bien y dentro de un mes voy a verte alternando con mis hijos”. La respuesta de Ignacio fue contundente: "No, Manolo. De esta ya no salgo… pero aunque me muera, no hay nada en esta vida tan maravilloso como ser torero".
Pocas horas después de haber dicho esa frase, Ignacio Sánchez Mejías dejó de existir el 13 de agosto, y así nació su leyenda y la inspiración para que su amigo, el poeta Federico García Lorca, le escribiera aquella famosísima elegía que es una pieza poética de inmenso sentimiento y valor artístico.
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