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Espectro taurino: Valores de la vida en el toreo

Sábado, 21 Ene 2017    Ciudad de México    Jorge Raúl Nacif | Opinión   
"...la representación simbólica, pero viva, de valores universales..."

Uno de tantos aspectos interesantes que forman parte del toreo es la representación simbólica, pero viva, de los valores universales. En efecto, en una tarde de toros pueden apreciarse una serie de elementos que engrandecen al ser humano.

Por ejemplo, la valentía. Éste es quizá la principal cualidad que requiere un torero y se manifiesta prácticamente durante todo el desarrollo de un festejo taurino. Sin valor, por lo menos el mínimo necesario para plantarse frente al toro, no hay cualidad alguna que pueda importar.

El valor no es la ausencia de miedo, sino la capacidad que tiene el ser humano para controlarlo y poder seguir adelante. Todos los que se ponen delante de una res brava experimentan miedo, e incluso éste es mayor durante los momentos previos a que aparezca el toro.

Y es que siempre está latente el riesgo de salir lastimado, o bien poder perder la propia vida en el ruedo. El torero se enfrenta, cara a cara, a la única verdad de la vida… la muerte.

De suyo, el superar los miedos en el ruedo ejemplifica una realidad humana. Todas las personas tenemos temores, pero el vencerlos nos permite derrotarnos a nosotros mismos y, con ello, estar en posibilidad de lograr aquello que anhelamos.

Por otro lado, a lo largo de una corrida de toros, el torero tiene que dar lo mejor de sí, de cara al público asistente. Aquí entran valores como la responsabilidad, la dedicación y la entrega, y es que los se ponen delante de un toro bravo tienen ese compromiso de ofrecer sus cualidades y, en este caso, en beneficio de quien paga un boleto en taquilla.

De igual forma, en una tarde de toros se conjugan muchas responsabilidades, como la que tienen los empresarios, los ganaderos, el servicio de ruedo, las autoridades y en general todos los actores -primarios o secundarios- que toman parte antes, durante y después de un festejo taurino.

Ahora bien, la responsabilidad en el toreo no se queda solamente el día de la corrida, novillada o festival, sino que, de manera concreta, los actores taurinos deben ejercerla a lo largo de toda su vida activa.

Así, por ejemplo, un torero debe manifestar su profesionalismo durante su trayectoria, lo cual se traduce en un aprendizaje constante y en un entrenamiento de todos los días, tanto físico como en la parte del toreo de sombra y  aprovechar las oportunidades de ir al campo, lo que nos lleva al valor de la disciplina. 

No en vano se ha dicho constantemente que, lejos de causar un daño psicológico -como piensan algunos sin conocer el fondo del tema taurino-, el toreo es en realidad una escuela de valores, la cual nos acerca a las verdades más fundamentales de la existencia.


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