Anecdotario de Giraldés: Una fiesta a lo Garza
Viernes, 28 Oct 2016
Tijuana, B.C.
Valeriano Salceda
Una sabia respuesta
Entre Querétaro y San Juan del Río está el rancho llamado Montecristo, que nada tiene que ver con la ganadería que Germán Mercado tiene en Tlaxcala. Esta propiedad perteneció al gran Lorenzo Garza, que la había comprado a muy buen precio y se jactaba, al comentarlo, que con esa operación había hecho el mejor negocio de su vida.
Garza no tenía ni idea de cómo hacer producir el campo, y contrató a un ingeniero agrónomo para que le ayudara en estas labores. Adquirió la maquinaria necesaria, las semillas y los fertilizantes adecuados. En muy poco tiempo, el rancho había adquirido un valor muy alto. "En cada cosecha -le escuché decir- saco tres o cuatro veces lo que pagué por Montecristo".
Una enorme hacienda colindaba con el rancho de Lorenzo. El dueño era un viejo ranchero que vivía miserablemente, a pesar de que tenía dinero a manos llenas y hacía todo lo posible por ahorrar y ahorrar. Garza lo conoció porque frecuentemente iba a Montecristo a pedir alguna cosa prestada: un tractor, un camión... el caso era no gastar en comprar lo que necesitaba y mejor pedirlo prestado.
Cierto 10 de agosto, día de San Lorenzo, el torero organizó una fiesta inolvidable en el casco de Montecristo, que tenía muy buen tamaño, pero no cabían los invitados de tantos que habían llegado. Se sirvió una comida riquísima... ¡al más puro estilo de Monterrey! Las botellas de coñac se abrían como si fueran refrescos; la orquesta no dejó de tocar, y la fiesta tuvo el sello de Lorenzo Garza... ¡todo a lo grande!
Dos o tres días después, el ranchero rico llegó a Montecristo...
-Don Lorenzo, ¡qué fiesta!... cómo celebró usté su santo. Nunca había yo asistido a ninguna fiesta como la suya.
-¿Lo atendieron bien? ¿Estuvo contento?
-Sí, matador. Me la pasé de lujo. Yo a usted lo estimo y por ese motivo estoy preocupado.
-¿Y qué le preocupa, dígame? -preguntó intrigado el torero.
-Me preocupa, don Lorenzo, que usted gasta mucho dinero y eso no está bien. ¿Cuánto le costó la fiesta, a ver?
-Uy, amigo, no sabría decirle. Lo importante fue estar a gusto, pasarla bien y disfrutar con los amigos.
-Oiga, matador... -volvió a la carga el ranchero- ¿no se ha puesto usté a pensar qué haría si se le acaba el dinero?
Lorenzo Garza se quedó unos instantes pensativo antes de dejarle esta perla a su vecino...
-Mire, si se me acaba el dinero, mi amigo, ya sé lo que voy a hacer: empezaré a vivir como vive usted, ¿qué le parece?
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