Luego de que la última vez que viniera a Pachuca Arturo Macías se fuera con un percance, hoy en cambio pudo triunfar, al cortar tres orejas, una de ellas en su primero y dos orejas en su segundo, que dicho sea de paso, pudo ser sólo una, pues el juez mostró cierta generosidad y condescendencia con el público.
La plaza registró una importante entrada, merced de una labor en la semana al obsequiar varias cortesías, hasta casi llenarse.
La vacada de Puerta Grande reaparecía en este ruedo y lo hizo mandando un encierro bien presentado y con varios toros buenos, tan es así que tres de ellos fueron aplaudidos en el arrastre, aunque también es cierto, algunos fueron justos de fortaleza, mientras que los dos últimos fueron los que desmerecieron, por su juego deslucido.
Arturo Macías, además, volvía a alternar al lado de Pablo Samperio, luego de que torearan juntos hace siete años, en aquella ocasión una brava corrida de don Álvaro Espinosa. En esta ocasión lidió un lote de distinta condición, y a ambos toros les hizo faena. Su primero, muy en tipo de su origen Zotoluca, no se acopló al torearlo con el percal, y quitó con dos chicuelinas rematadas con revolera, que le aplaudieron.
Toreó con gusto con la muleta por ambos pitones, a un astado con fijeza y repetidor, al que le pegó ayudados que tuvieron calidad, por lo que se lo reconocieron con fuerza. Vinieron naturales embraguetándose con la res, que le corearon. Epilogó con una serie de manoletinas, dejando una estocada apenas trasera tendida, cortando una oreja con cierta petición de la segunda, y palmas en el arrastre al animal.
Su segundo fue un astado al que saludó con mandiles y que en la muleta no se empleó, que tuvo media embestida y que no humillaba, por lo que estuvo esforzado, extrayendo muletazos meritorios que el público se lo reconoció, logrando momentos de emoción, ajustándose en los ayudados y con adornos rodilla en tierra. Dejó una estocada trasera, y si bien dice el reglamento que la primera oreja la otorga el público, la segunda que concedió el juez, que ya había hecho uso del buen criterio, ahora le obsequió la segunda.
El segundo triunfador fue el diestro de la tierra, Pablo Samperio, que saludó al sexto de la tarde con dos faroles de rodillas en los medios, y apuradas chicuelinas, que emocionaron a la concurrencia. Muy emotivo acudió el astado a los cites, haciendo del mismo modo su pelea en varas.
De muleta, el torero estuvo más asentado con respecto del primer toro de su lote. Hubo en esta ocasión pases templados y con gusto, así como cierto reposo cuando se pasó la muleta a la mano izquierda. El toro vino a menos, quizá parte de que faltó que se midiera más en el castigo al burel, como ocurrió con los otros. Mató de estocada cobrada con habilidad, para que le concedieran una oreja que pidió una parte del público, pues una vez que la tuvo en la mano el matador, hubo un sector que la protestó.
Su primero fue un astado alto, con una importante fijeza, al que recibió con dos faroles de hinojos pegado en tablas, y verónicas ya de pie, siendo muy aplaudido. En la muleta el astado tuvo media embestida y salía de cada muletazo con la cara arriba. Al diestro por momentos le faltó cogerle la distancia y el ritmo al animal, logrando un par de tandas con la derecha que tuvieron cierta consistencia, siendo reconocido por el público. Finalizó su labor con muletazos por alto, dejando una estocada trasera apenas caída luego de haber señalado un pinchazo, para ser aplaudido.
Rodrigo Santos reaparecía en este ruedo, y por poco no sale, pues en el momento del sorteo dejó escucharse que no saldría si no era en segundo lugar, luego de que el primer toro fuera para el alternativado. Total que sí abrió festejo y tuvo una labor cumplidora, clavando dos rejones de castigo, de los que el segundo sobraba, por la justeza de fortaleza de la res. Clavó una banderilla de frente, una a pitón contrario y dos al violín, siendo aplaudido.
Los Forcados Hidalguenses lograron pegar el astado al tercer intento, con Iván Nava a la cara, que como dato, luego del segundo intento, el toro se echó. Dejó al tercer viaje un rejón mortal certero, siendo aplaudido el caballero.
Su segundo salió emotivo y apretó al jinete, pero luego del primer rejón de castigo, el animal vino a menos hasta rodar incluso por la arena. Santos quería clavarle todavía un segundo rejón, comprendiendo después que en efecto, la res no lo necesitaba. No sabemos si es correcto el término pero en banderillas el rejoneador anduvo “acelerado”.
Tuvo algún instante bueno, como galopes a dos pistas y sacar al astado con el pecho de la cabalgadura, pero clavando dos banderillas por dentro, pasando en falso en otra ocasión, y un quiebro a silla pasada. En lomos de “Nuncio” clavó dos banderillas cortas, y fue objeto de un brindis por parte de los Forcados Amadores de Hidalgo, que realizaron una pega al segundo intento con Alexander Peñafiel a la cara, siendo ovacionados luego de un buen rabilleo a cargo de Guillermo Espínola.
Mató al segundo golpe con el descabello, y tras recibir un reconocimiento por su trayectoria por parte de la empresa, dio la vuelta al ruedo.
Xavier Gallardo se convirtió en el matador número ocho en tomar la alternativa en la historia de esta plaza, y aunque no pudo triunfar como es el deseo de cualquiera en una tarde especial, fueron las fallas con el acero las que le privaron de algún trofeo. A su primero lo recibió con una larga de rodillas en tablas, y un racimo de verónicas de pie.
En la lidia de este toro por momentos molestó el aire, pero también al torero por instantes le faltó cogerle la distancia y acoplarse más. Hubo algunos ayudados estimables, a un toro con fijeza, franco y repetidor. No terminó por remontar el trasteo y tras una estocada apenas delantera luego de tres pinchazos, fue aplaudido, escuchando también un aviso. Hubo palmas en el arrastre a la res.
Con el que cerró plaza fue aplaudido tras veroniquear, así como luego de quitar por caleserinas intercaladas con gaoneras y revolera. Con la muleta hizo el esfuerzo pues el astado no humillaba, se quedaba corto en la acometida, llegando incluso a sólo topar. Estuvo firme, mostrando buen valor el torero, reconociéndoselo sus paisanos. Tras una serie de muletazos por alto, terminó por despachar al animal de golpe de descabello, retirándose a la barrera con calurosas palmas, así como un aviso por parte de la autoridad.