Una oreja fue el premio para el trasteo en el que el sevillano Rafael Serna dejó patente la clase que atesora, así como el desmayo en su relajado trazo, por lo que se convirtió en el triunfador de la tercera novillada con caballos en la Plaza México, un festejo con matices de interés.
Rafa se encontró con un buen novillo de San Marcos, ya que tuvo nobleza y, aunque no duró demasiado, se prestó para poder lucir. El hispano brindó pasajes impregnados de su personal sello, estructurando una faena con base en suavidad y colocación, aunque a la postre quizá alargó un poco de más su labor.
Destacaron los pasajes con la mano derecha, dado que el cárdeno tenía mayor recorrido por este perfil, no sin que también hubiera algunos naturales buenos. La estocada final redituó en la mayoritaria petición de oreja, un trofeo que acertadamente fue concedido por la autoridad, ratificando su proyección y el triunfo logrado en esta plaza el pasado serial menor.
Ante el primero de su lote no escatimó esfuerzos, pero el astado tampoco le brindó demasiadas posibilidades. Y es que, aunado a su falta de fuerza, se quedaba corto al momento de acometer, por lo que el joven espada sevillano no logró confiarse y simplemente resolvió con pulcritud la papeleta.
Gerardo Rivera se despidió de novillero, pues toma la alternativa el 2 de noviembre en la plaza de Tlaxcala. Hoy en La México dejó algunos detalles aunque sin poder redondear la tarde con ninguno de sus dos oponentes, ejemplares que carecieron de esa dosis de transmisión para llegar a romper, así como al torero quizá le faltó apostar más.
Su primero no tuvo gran fijeza en los primeros tercios y llegó a la muleta desplazándose aunque sin demasiado ritmo y se tornó incómodo, así que Rivera dejó solamente algunos detalles destacados.
El quinto de la tarde acudía obediente a los cites y se movía más, pero sin romper con lucimiento en las telas. A éste le recetó el tlaxcalteca un estupendo quite por saltilleras, en lo que fue el momento más coreado de una actuación que tuvo también buenos trazos con la derecha y las manoletinas finales.
Debutó en La México el capitalino Manolo Gaona, de ilustre apellido, torero que anduvo inseguro en el ruedo y sin disfrutar el momento. Su primero requería llevarlo muy empapado en las telas, y tal vez así hubiera podido sacarle partido, pues tenía algunas cualidades aunque no transmitía mucho.
En su segundo turno volvió a denotarse sin demasiada confianza, en tanto que el ejemplar de San Marcos careció de mayor fuelle. En realidad poco que reseñar en lo que fue una labor breve, que a la postre resultó silenciada al pasar inadvertido.
A destacar, como lo ha sido a lo largo de la campaña con todos los encierros, la magnífica presentación de los novillos de San Marcos.