Anecdotario de Giraldés: Una "mala" foto
La polémica entre los partidarios de Joselito El Gallo y Juan Belmonte
Desde el final del año 1913, cuando Juan Belmonte recibió la alternativa, hasta 1920, al morir Joselito en Talavera de la Reina, los dos mandones del toreo fueron Joselito y Belmonte. En aquella época había otros dos toreros de muchísima categoría, grandes figuras, indiscutibles: Rodolfo Gaona y Rafael Gómez "El Gallo", pero… quienes desataron las pasiones, y por eso mandaron, fueron Joselito y Belmonte.
Como siempre ha sucedido cuando hay verdadero apasionamiento, los partidarios de uno y otro se preocuparon tanto de exaltar las grandes cualidades de "su" torero, como por señalar las enormes fallas del "otro".
Siendo los dos de Sevilla, consiguieron dividir a su ciudad en dos grandes grupos. Reunidos en un café discutían dos o tres partidarios de Joselito con otros tantos belmontistas. Uno de ellos admiraba tanto a José que llevaba en el bolsillo fotografías de los grandes momentos del famoso lidiador. Y empezó haciendo grandes elogios de su torero, y después fue enseñando cada una de las instantáneas sin dejar de ponderar la grandeza torera de su ídolo. Como suele hacerse, dejó para el final la mejor...
-Y ésta… -preguntó con aire de dueño- ¿acaso no es una maravilla?
El primer partidario de Belmonte, a cuyas manos llegó la foto, comentó: "Esta es la peor de todas. No debe usted enseñarla. Esta foto le hace mucho daño a su torero. Véala usted bien, con mucho detenimiento…
El gallista no daba crédito a lo que escuchaba y saltó de inmediato:
-¡Esta foro la han visto muchos buenos aficionados y han quedado sorprendidos, verdaderamente asombrados. Por su comentario me doy cuenta de que usted no tiene ni la menor idea de lo que es el toreo.
-¡Esa foto es la peor y con mucha diferencia! -dijo el belmontista-. Es la más mala de todas y le digo que hace mucho daño a su torero… ¿Ya se fijó usted en los grandes claros que hay en el tendido? Su torero, cuando no alterna con Belmonte, no lleva a nadie a la plaza.
Aquella frase, aunque resultaba exagerada y tenía dolo, cayó como una bomba en medio de la tertulia y encendió aún más los ánimos de los partidarios de Joselito El Gallo. Lo cierto es que tanto José como Juan fueron dos grandiosos toreros y sumamente complementarios que marcaron aquella llamada "Época de Oro del Toreo" en España.
Como siempre ha sucedido cuando hay verdadero apasionamiento, los partidarios de uno y otro se preocuparon tanto de exaltar las grandes cualidades de "su" torero, como por señalar las enormes fallas del "otro".
Siendo los dos de Sevilla, consiguieron dividir a su ciudad en dos grandes grupos. Reunidos en un café discutían dos o tres partidarios de Joselito con otros tantos belmontistas. Uno de ellos admiraba tanto a José que llevaba en el bolsillo fotografías de los grandes momentos del famoso lidiador. Y empezó haciendo grandes elogios de su torero, y después fue enseñando cada una de las instantáneas sin dejar de ponderar la grandeza torera de su ídolo. Como suele hacerse, dejó para el final la mejor...
-Y ésta… -preguntó con aire de dueño- ¿acaso no es una maravilla?
El primer partidario de Belmonte, a cuyas manos llegó la foto, comentó: "Esta es la peor de todas. No debe usted enseñarla. Esta foto le hace mucho daño a su torero. Véala usted bien, con mucho detenimiento…
El gallista no daba crédito a lo que escuchaba y saltó de inmediato:
-¡Esta foro la han visto muchos buenos aficionados y han quedado sorprendidos, verdaderamente asombrados. Por su comentario me doy cuenta de que usted no tiene ni la menor idea de lo que es el toreo.
-¡Esa foto es la peor y con mucha diferencia! -dijo el belmontista-. Es la más mala de todas y le digo que hace mucho daño a su torero… ¿Ya se fijó usted en los grandes claros que hay en el tendido? Su torero, cuando no alterna con Belmonte, no lleva a nadie a la plaza.
Aquella frase, aunque resultaba exagerada y tenía dolo, cayó como una bomba en medio de la tertulia y encendió aún más los ánimos de los partidarios de Joselito El Gallo. Lo cierto es que tanto José como Juan fueron dos grandiosos toreros y sumamente complementarios que marcaron aquella llamada "Época de Oro del Toreo" en España.