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Anecdotario de Giraldés: La lección de Cayetano

Viernes, 07 Oct 2016    Tijuana, B.C.    Valeriano Salceda   
Una estampa del Niño de la Palma en Granada
Hace muchos años en Granada se celebró una corrida en la que participaron Antonio Márquez y Cayetano Ordóñez "Niño de la Palma". El primer toro lidiado en aquella tarde fue muy bravo, tuvo poder y mucha casta... uno de esos toros con los que no puede cometerse ningún error. Son toros que no perdonan a los toreros cuando éstos se equivocan.

Antonio Márquez se afanó en dominar al toro y lo sometió; después, lo toreó con lucimiento. Estuvo acertado con la espada. El público pidió la oreja y el juez de plaza, como seguramente no comprendió la labor del torero, no la concedió.

El siguiente toro fue noble, claro, manejable, y permitió al Niño de la Palma realizar una faena muy buena, y como mató bien, el público sacó de nuevo los pañuelos y el juez sí concedió la oreja.

Al iniciar la vuelta al ruedo, Cayetano llamó a un banderillero de su cuadrilla ordenándole que fuera al destazadero y le cortara la otra oreja al toro y se la trajera. Cuando el maestro terminó de dar la vuelta, pidió la oreja a su banderillero, llamó a Antonio Márquez y se la entregó: "Tómala, la has ganado a ley. El chalo ese que está en el palco presidiendo la corrida no se ha enterado de lo que hiciste".

El público ovacionó a los dos toreros y los obligó a dar una vuelta al ruedo. El juez de plaza, molestísimo, les ordenó subir al palco de la autoridad para reprenderlos:

"¡Aquí el único que puede conceder las orejas soy yo", les dijo en un tono agresivo. Y prosiguió: "Al término de la corrida quedará usted detenido y no podrá salir de Granada sin pagar la multa", le espetó a Cayetano, que muy tranquilo, le contestó: "Se hará lo que usted quiera porque es el presidente... pero yo sí se cómo ha estado Antonio con un toro tan complicado y usted, que se supone entiende de esto, no se ha enterado ni de lo difícil que fue el toro ni de lo gran torero que se necesario ser para estar por encima de un toro con tanto poder y tanto peligro".

Al final, Cayetano le había dado una lección al impertinente juez de plaza.


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