Anecdotario de Giraldés: Un gigante del toreo
Viernes, 23 Sep 2016
Tijuana, B.C.
Valeriano Salceda
Cuando a Eloy Cavazos le crecieron "las patas"
Ahora que Eloy Cavazos vive retirado y está, por derecho y méritos propios, en la historia del toreo, me vienen a la mente recuerdos de su época de novillero. Tenía Eloy quince años, y muchísimas ilusiones. Estaba dispuesto a luchar contra todo por abrirse paso, y hasta a hacer lo imposible por ocupar uno de los muy pocos sitios que hay en el toreo.
Obsesionado por conseguir sus objetivos, la fiesta de los toros era su motivo de vida y se había fijado esa meta convencido de que en sus manos estaban, tanto el bienestar de su familia como su futuro.
Enterado de que don Ignacio García Aveces, ¡extraordinario empresario!, el mejor con mucha diferencia de los empresarios de provincia que hemos tenido en México, proyectaba organizar en El Progreso de Guadalajara una serie de novilladas para descubrir nuevos valores, viajó desde Monterrey hasta la capital de Jalisco.
Eloy iba dispuesto a conseguir la oportunidad que para él significaba actuar ante la afición tapatía, y se presentó ante don Nacho con estas palabras: "Póngame en una novillada. No se va a arrepentir, se lo aseguro".
El empresario, con muchísima habilidad y sin comprometerse, opinó que lo indicado era esperar a que Eloy creciera un poco: "eres muy joven y vamos a esperar hasta la próxima temporada. En mi plaza los novillos son muy grandes... necesitas estar más alto, vamos a esperar". Curiosamente, don Nacho era, lo que se dice, un "hombrón", que medía un metro noventa de estatura, y Eloy apenas levantaba del suelo uno cincuenta.
Eloy se le quedó mirando muy serio al amo de la Fiesta en Jalisco, y su respuesta dejó sin palabras a don Nacho: "Si no me quiere anunciar por mi estatura, le aseguro que cuando me lleven a hombros voy a estar más alto que usted".
El empresario tenía mucho carácter y le gustó la forma, por él inesperada, de la respuesta de Eloy: "¿Tan seguro estás? Bueno, vamos a ver si es cierto. Toreas la próxima novillada".
¡Y Eloy no falló a su palabra! Cuando iba a hombros, al pasar frente al burladero de la empresa, se atrevió a decirle a don Nacho con gran alegría: "¡Mire, don Nacho, cómo ya me crecieron las patas y estoy más alto que usted!"
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