Especial: Carta abierta a Víctor Barrio
Miércoles, 13 Jul 2016
Aguascalientes, Ags.
Adrián Sánchez | Foto: Juan Pelegrín / las-ventas.com
Un texto a manera de homenaje
De acuerdo a la filosofía hindú, el gran escritor mexicano Octavio Paz aseguraba que la Historia es cíclica y en espiral. Hoy, tras conocer la impactante noticia de tu muerte, irremediablemente has hecho que los anales de la tauromaquia mundial revoloteen en mis pensamientos, pero además me has obligado a reflexionar sobre la grandeza de tu hermosa profesión, esa en la que finalmente fuiste el elegido, como le dijera "Navegante" a José Tomás cuando le preguntó "¿por qué te volviste de aquella manera tan inesperada?"
En estos momentos tu nombre, el nombre de Víctor Barrio, suena en todos los portales especializados y con ello poco a poco crece tu espectro inmortal, justo como lo hiciera el de José Laurentino López "Joselillo", por cierto, tu compatriota, que en 1947 desde la capital azteca compartiera la eternidad con Manolete y Carnicerito. Sí, porque a fuerza de ser sincero acá en México antes de tu tercer paseíllo en la presente temporada los aficionados escuchamos tu nombre muy poco, quizá cuando alternaste con alguno de los nuestros o en mayor medida durante tus actuaciones en la catedral del toreo, sobre todo el pasado 29 de mayo, día de tu cumpleaños cuando tan buen sabor de boca dejaste en el ruedo madrileño.
Sabes, recuerdo haber leído las palabras del gran Belmonte cuando al referirse a Joselito "El Gallo" manifestó que este último le había ganado la partida en Talavera, en este sentido tú, como José también ya ganaste y aunque no tenías a un Juan a tu lado, las velocidades del tiempo que en la actualidad se manejan te sitúan ya en un plano superlativo. Más aún con tu sangre y con tu vida has dictado una página imborrable en la que aparecen ya muchos y muchos nombres.
Como lo hiciera el cuarto Califa de Córdoba, has puesto a Teruel en el plano de Linares, igual que lo hicieran Paquirri y El Yiyo con Pozo Blanco y Colmenar Viejo, respectivamente. En este sentido engrosas una larga lista del binomio víctima y geografía; Gallito y Talavera, Sánchez Mejías y Manzanares, el viejo Gaviño y Texcoco, y hace poco en diferentes circunstancias a tu historia El Pana y Gómez Palacio, ese viejo Brujo que tanto vacío ha dejado y con el que conviviste durante su estancia en tu patria apenas hace poco tiempo.
A partir del 9 de julio de 2016 Teruel será recordada entre otras cosas gracias a tu entrega en el ruedo de su peculiar plaza de toros, el destino quiso que tus días terminaran en una ciudad que resguarda un bello patrimonio artístico mudéjar en cuya plaza central se encuentra la famosa fuente del torico.
Precisamente hablando de ese pequeño toro que es tan emblemático en la tierra donde sin avisar llegó el omega de tu vida, con el golpe de tu sufrimiento también quedó claro lo que el toro de lidia significa, ello debido a partir del sábado no he escuchado a ninguno de esos "críticos taurinos" que siempre se han creído redentores de la fiesta y que constantemente con su pluma lacerante ofenden a toreros y confunden a los públicos poniendo adjetivos denigrantes a toros y novillos, como escribiera Sol Sánchez, tachándolos muchas veces de lagartijas y ratas con cuernos.
En definitivo no se han manifestado, simplemente porque tú les arrancaste de tajo sus falsas verdades, como también lo hiciste con el nefasto filósofo que alguna vez mostrando su ignorancia en televisión aseguró que los toros de lidia eran animales mansos y pacíficos. Con tu tragedia todos ellos abrieron los ojos y se dieron cuenta que los toros pueden matar, sean grandes, medianos o pequeños, tal como el torico de Teruel que desde hace ya muchos años trepado en esa columna pareciera alcanzar el firmamento, al cual tú has llegado ya.
Víctor, a la vera de tu nombre se ha etiquetado el de una ganadería, por ello, aunque con tristeza los libros de la historia taurina realizaran la analogía obligada entre Barrio y Los Maños con la de Joselito y la Viuda de Ortega, o la de Cubero y Marcos Nuñez; incluso con las de este lado del océano desde Balderas y Piedras Negras hasta El Pana y Guanamé, entre muchas más.
En este mismo tenor también ligado a tu nombre quedará el de "Lorenzo", un astado con 529 kilos que ahora aparecerá en la larga lista en la que también están nombres como "Matajacas", "Bailaor" o "Granadino", pero especialmente y por su manera de mostrar la fiereza a los de "Cobijero" y "Burlero".
Como José, tú también le has ganado la partida a Juan, ya que con tu inesperado final brincaste a lo alto del escalafón eterno, paradójicamente superando por mucho al que ocupabas en el plano terrenal. La vida, que como ante el ataúd lo dijo tu devastada esposa, es muy injusta, sin embargo, no me cabe la menor duda que desde que abrazaste con ilusión el sendero del toreo, todos los días luchabas y te preparabas para alcanzar a las figuras, sin importar los enredados intereses de administraciones y empresas que tal vez algunas veces no quisieron abrir la puerta.
Entonces tú ya ganaste porque el destino te ha llevado a la inmortalidad, incluso por sobre las figuras, ellas que con solidaridad y unión asistieron a despedirte inevitablemente son conscientes que se han quedado un pasito atrás. De todos tus compañeros, de manera lógica destacan en su dolor Curro y Morenito, ellos que presenciaron tu tragedia sin duda asimilan que contigo adquirieron su propia categoría, en la que están entre otros; para el caso de Alberto Balderas, Carnicerito y Andrés Blando. Para el caso de Manuel Rodríguez, Gitanillo y Dominguín. Para Francisco Rivera, El Yiyo y El Soro, y para el caso del propio José Cubero, Antoñete y Palomar.
Te parecerá extraño, pero al saber de tu cornada y sus funestas consecuencias, inútilmente y por un momento pensé en que ojalá te la hubieran pegado en Aguascalientes, ello sólo por los extraordinarios resultados que el eficiente cuerpo médico ha tenido en los percances que lamentablemente sucedieron en nuestra plaza. Mi experiencia dentro de la crónica me permitió vivir de muy cerca cómo, tanto el novillo “Hidrocálido” como el toro “Navegante” afortunadamente nunca alcanzaron la categoría de "Lorenzo" curiosamente ligados a dos de los tuyos. Jairo Miguel y a José Tomás. Sin embargo y después de analizar las dimensiones de tu percance, sé que ningún doctor podría haber sanado tu maltrecho corazón.
Creo que en los pocos instantes que precedieron a tu final tuviste un pensamiento de ternura para dos mujeres, a tu madre, que veneraste apenas el pasado mes de mayo cuando al realizar un tierno brindis a la Infanta, textualmente rezaste: “Hoy se cumplen exactamente 29 años desde que conocí a la persona más importante en mi vida, ella es una mujer y desde entonces la llamo mamá". Puedo imaginar cuanta alegría sintió tu madre con aquellas palabras; sin embargo, no puedo ni siquiera intentar comprender el trance por el que hoy está pasando, seguramente igual que aquel que vivió doña Angustias Sánchez, mujer cordobesa que fue esposa y madre de toreros.
Sobre Raquel, tu joven esposa creo firmemente que desde el cielo estarás al pendiente de sus pasos, aunque hoy está destrozada con el tiempo le aliviara el bálsamo de tu recuerdo. Si acaso allá donde estas te angustia su futuro, pide consejo al que siempre ha cuidado a la Pantoja o porque no, al que veló desde el cielo por Lupe Sino.
Sí, definitivamente tú ya has ganado como Joselito en Talavera y debo decirte desde la tierra taurina de Aguascalientes que durante tus funerales he visto las lágrimas de Carlos Ochoa, el chaval que tu sacaste en hombros en Madrid y con el cual tuve la oportunidad de convivir apenas hace un par de meses. Al ver la inmensa tristeza de Carlitos inevitablemente me vino a la memoria la expresión del joven Silverio cuando en 1931 acongojado recibía el cadáver del gran Carmelo Pérez, hermano al que prometió hacerse torero. Sé que tu partida hará que Carlos y en otros chavales de tus tierras busquen honrarte como lo hiciera con el suyo el gran Faraón de Texcoco .
Finalmente te reitero con mi última reflexión lo que ya has ganado y volviendo a la filosofía sobre la historia que planteó el nobel mexicano, te diré que a mi padre le tocaron los tiempos de las muertes de Balderas y Manolete, y ellos fueron su referente. Yo heredé esta bella locura de la tauromaquia, así entre los catorce y los quince años viví la entrega y las tragedias de Paquirri y El Yiyo; por ello en el sendero de mi vida han sido un referente. Y como los hijos son flechas pues los míos ahora son aficionados y a partir Teruel eres y serás su digno referente. Descansa en paz y desde el cielo siéntete absolutamente satisfecho porque definitivamente tú, al igual que José, has ganado la partida.
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