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Especial: Referencias de los festejos benéficos

Miércoles, 24 Feb 2016    México, D.F.    Francisco Coello | Foto: Archivo   
El historiador Paco Coello abre un espacio en nuestro portal
Hace apenas unos días, circuló una interesante noticia. El telón de fondo es la beneficencia como una razón solidaria y generosa que surge tanto entre individuos como en instituciones, sean estas públicas o privadas. Incluso religiosas. Esa muestra desinteresada por apoyar a los otros es algo que distingue a hombres y mujeres que han decidido extender su mano y su corazón para ofrecer auxilio justo cuando surge alguna contingencia en la que solo en esos términos de acogida es posible encontrar el aliento para enfrentarla y superarla.

En esta ocasión, la ayuda llegará a un comedor comunitario que atiende a niños en pobreza extrema. Por ello se acude una vez más a la tauromaquia con objeto de celebrar una corrida de toros. Seguramente la plaza “Vicente Segura” será un buen escenario para tan plausible ocasión que se convertirá en una efeméride para recordar.

Pues bien, y aprovechando este espacio, comparto más adelante un par de datos que tienen que ver con los más antiguos registros existentes y donde los festejos taurinos fueron un fuerte instrumento de apoyo en causas relacionadas con el apoyo al prójimo. Del mismo modo, también fueron elemento para la contribución en la obra pública, en la construcción de iglesias y templos, extendiendo sus alcances en festejos destinados a auxiliar a poblaciones afectadas por algún temblor, inundaciones o el paso de un huracán.

No escapa a este recuento el auxilio prestado para consolidar bancos de sangre durante el desarrollo de procesos bélicos, o para la vestimenta de los ejércitos. Hubo corridas que también se celebraron para contribuir con sus ingresos al  pago, por ejemplo de la Deuda Americana de 1877. Desde luego, el buen ejemplo habido con intenciones como estas, fue hecho suyo por instituciones de beneficencia, de ahí que se organizaran festejos de gran tronío impulsados por la Beneficencia Española, la Cruz Roja, la Cruz Blanca, la Cruz Neutral, y todas con un fin en común: el auxilio desinteresado hacia sectores vulnerables de la sociedad.

El informe más antiguo que hasta ahora he localizado, se remonta al año de 1603, cuando el 7 de julio se emitió licencia a la Cofradía de Santa Ana de esta ciudad (de México), para que “en honra de su fiesta se corran toros en la plazuela del Marquesado”, lo que significaba un acuerdo entre autoridades civiles y religiosas con el fin de materializar propósitos de apoyo, en este caso destinado para favorecer a la Cofradía de Santa Ana.
 
Otro dato más: Este se generó el 1738, a partir de la petición de Justo Carcau Peñarrieta quien emitió la solicitud para que la Cofradía del Rosario de San Agustín de las Cuevas, representado por Nicolás Mancera, su mayordomo concretara una petición de licencia para lidiar toros en la Plaza de San Agustín de las Cuevas, el día de la fiesta del Rosario y así poder beneficiarse de las limosnas.

Datos a cual más interesantes que nos permiten entender que la fiesta de los toros, además de su puesta en escena tan peculiar, también ha sido un elemento solidario que, como ahora, en Pachuca se espera que una vez más demuestre su vena caritativa. De no ser así, vale la pena recordar los sentimientos que, en otro momento también se dejaron notar, y esto precisamente en la plaza de toros de Gavira, en festejo benéfico del 19 de abril de 1896.

Allí, los integrantes de las cuadrillas –jóvenes aficionados guanajuatenses- fijaron su posición en estos términos:

"Sin pretensiones de ningún género y convencidos de nuestra insuficiencia en el difícil arte del toreo, pero con la satisfacción de contribuir con nuestro pequeñísimo contingente a socorrer a los pobres y enfermos de LA SEGUNDA ASOCIACIÓN DE CARIDAD, hemos arreglado una corrida de toros, a la que tenemos la honra de invitar al galante público de esta Capital. Aliviar en algo los sufrimientos del desgraciado, es una acción altamente meritoria y por eso deseamos que el pueblo guanajuatense que siempre se ha distinguido por la nobleza de sus sentimientos, acuda
gustoso a la función que le ofrecemos; pero que acuda, con solo el ánimo de dar un socorro a los infelices y nunca con la esperanza de presenciar una buena corrida; pues, ya lo hemos dicho, somos incapaces de ejecutar alguna suerte que merezca la aprobación de los inteligentes en el arte y por eso deseamos contar con la benevolencia del ilustrado público que tenga a bien honrarnos con su presencia"

He aquí un pensamiento donde a “corazón abierto” seguramente acudirán solidarios muchos
aficionados como en aquel entonces, a un festejo que dejará su impronta en la vida de muchos niños. ¡Así será!


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