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Tauromaquia: Francia y Perú dignifican el toreo

Lunes, 14 Dic 2015    Puebla, Pue.    Horacio Reiba | Opinión   
La columna de este lunes en La Jornada de Oriente

Parecería fuera de lugar, luego de las reflexiones cargadas de pesimismo de la columna anterior, hablar hoy de cómo la tauromaquia se extiende y universaliza. Pero no hay contradicción. Realmente, la fiesta posee en sí misma tal vitalidad que no debiera extrañarnos que, al mismo tiempo que crecen sus gratuitos detractores, continúe haciendo vibrar silenciosamente, en las latitudes más diversas, la fibra sensible de jóvenes dispuestos a potenciar su experiencia vital desafiando los pitones de las reses y, lo que encierra mayor trascendencia, explorando los límites de su propio valor y capacidad creativa mediante la práctica de un arte como no existe otro sobre la faz de la Tierra. Puesto que en este ejercicio insólito, la sed de sensaciones estéticas y autoafirmativas tiene como inminente contrapeso el riesgo mayor de perder la vida.

Franceses

En un libro paradigmático –La tarde perfecta de José Tomás (Demipage, 2013), Simón Casas se refería a la génesis de la torería gala contemporánea, de la cual se siente un orgulloso aunque oculto protagonista al lado de Alain Montcouquiol, el primer Nimeño de la saga. Digamos, por abreviar, que el infortunado Christian –hermano menor de Alain—fue, de los toreros franceses habidos hasta entonces, quien con mayor fuerza pisó la arena de los cosos más emblemáticos del toreo, hasta que el miura "Pañolero" lo retiró para siempre (10-09-89) y lo llevó a una espiral depresiva de la que escapó arrebatándose la vida (25-11-91). Lo interesante es que éste Nimeño II había nacido en Alemania de padre francés (10-03-54), que la primera oreja cobrada por un novillero galo en Las Ventas la cortó en el verano de 1977 Lucien Orlewski "Chinito de Francia", un chico de Montpellier medio vietnamita y medio polaco, como polaca es la madre de Sebastian Turzak Castella, originario de Beziers (31-01-83) e indiscutible figura del toreo, y magrebí la sangre del también matador Mehdi Savalli, arlesiano de nacimiento y filiación torera (01-11-85). 

Los espadas galos que han confirmado sus respectivos doctorados en la Plaza México son, por la fecha de su confirmación, Nimeño II (28-01-79), Patrick Varin (29.12.91), Denis Loré (10-03-96), Michel Lagravere (25-12-96), Richard Milian (16-11-97), Juan Bautista Jalabert (29-10-2000) y Sebastian Castella (18-02-01). Ellos tuvieron un pionero, a finales del siglo XIX, en el parisino Félix Robert, que no llegó a actuar en la capital y que, como nuestro Ponciano Díaz, gastaba tremendo bigote. Terminó por afincarse en Ciudad Juárez, donde prosperó, se hizo viejo y quedó sepultado.

Y no olvidemos que Francia es el único país taurino que ha tenido el acierto de blindar el porvenir de las corridas de toros en su territorio al cumplir en todos sus términos los requisitos que pone la UNESCO para reconocer una práctica cultural determinada como patrimonio inmaterial de la humanidad. Lo que en España son fuegos de artificio a cargo del PP y entre nosotros pleitos de comadres con lo peor de la clase de política en medio del tinglado, los franceses supieron asumirlo con absoluta seriedad, dando cauce democrático a su legítima afición taurómaca. 

Peruanos

Extrañamente, el país con mayor abolengo taurino de América del Sur –y el único donde aún no surgen leyes abolicionistas contra la tauromaquia ha dado muy pocos matadores de toros a la fiesta, y, hasta antes del feliz advenimiento de Andrés Roca Rey, ninguno de verdadera relevancia. Perdido en la noche de los tiempos ha quedado el registro del primer torero de América que alcanzó la alternativa en Madrid: Ángel Valdez era de raza negra, viajó a España en 1883 y recibió muleta y estoque en la plaza de la carretera de Aragón de manos de Vicente García Villaverde, para estoquear un toro de Bartolomé Muñoz llamado "Cuchareto" (02-09-1883), antes de volverse a su país sin dejar huella.

Y se sabe que Elías Chávez "Arequipeño", con alternativa en Barcelona (25-09-20), compareció en El Toreo de la Condesa en 1922, en una corrida a media semana, probable anticipo de los actuales e insufribles jueves taurinos. Fuera de eso, el único matador peruano confirmante en Las Ventas y en Insurgentes lo fue Alejandro Montani, con fama de buen estoqueador y, sobre todo, de amigo muy cercano de Carlos Arruza, que lo invitó al país con la idea de que confirmara su alternativa en La México: lo hizo de manos de Chucho Solórzano (16-11-47), no estuvo ni bien ni mal y no supimos más de él.

Roca Rey, la sensación

Viene todo esto a colación porque están triunfando fuerte en plazas mexicanas Sebastian Castella y Andrés Roca Rey (Lima, 21-10-96); éste último, tras abrir este año la puerta grande en Madrid, Sevilla, Pamplona y Bilbao, tomó la alternativa en la feria septiembrina de Nimes –vaya coincidencia, al cederle Enrique Ponce el toro "Pocosol" de Victoriano del Río (19-09-15). Pero es muchísimo el sol que como buen peruano está emitiendo, y aunque inédito aún en el DF, no ha dejado de tocar pelo en cuanto coso del interior de nuestra república compareció, alguno tan importante como el Nuevo Progreso de Guadalajara; el último golpe lo dio el sábado en la corrida guadalupana de León, agregando tres orejas a su colección; y el domingo 6, en Mérida, había cortado otras tres tras formar mayúsculo alboroto, para abrir la primera puerta grande en la historia de El Coliseo Yucatán. Totaliza, en apenas siete corridas mexicanas, nada menos que 16 apéndices. Y ya reviste el máximo interés su presentación en Insurgentes, anunciada, eso sí, muy fuera de tiempo, pues no le veremos partir plaza en la Monumental sino hasta bien entrado el mes de febrero, concretamente el domingo 14.

Castella, la solidez

El francés, por su parte, dejó al presentarse en la temporada de la México una muestra de gran torería ante el poco propicio lote de Xajay que le tocó en suerte el domingo anterior. Aunque, para suerte, la de los aficionados que cubrían un tercio de aforo, en tarde de viento helado y escasos atractivos, porque el encierro, de

presencia muy desigual, caminó poco y mal, y no vieron la suya ni Zotoluco, que tiró por la calle de en medio, ni Silveti, esforzado pero sin plan. 

Castella sí, desde que abrió su elegante capote y al cuajar un quite por chicuelinas de impresionantes quietud y ajuste; muleta en mano terminaría por provocar, a fuerza de entrega y poderío, el reconocimiento entusiasta de ese público nuestro que, cuando acude en mediana cantidad a su plaza mayor, más cercano parece de recuperar las esencias y la sabiduría perdidas. Poco favorecido por sus toros, todo lo tuvo que hacer Sebastián, perfecto de planteamiento, quietud y temple ante el probón y desacompasado lombardo "Tres Décadas", cuya oreja era indiscutible luego del deletreado volapié que lo fulminó; y aunque su segunda faena no alcanzó el mismo lucimiento, la manera de plantarse para torear de verdad, dándole todas las ventajas a "Consentido" –el más toro y el más geniudo y poderoso de los seis– mereció el aplauso incondicional de los que saben.

Colofón

Así es como, queriéndolo o no, los espadas foráneos que mejor papel están haciendo en el frío otoño mexicano de 2015 son un peruano y un francés. Con permiso de las figuras o secundarios que puedan sentirse aludidos e incómodos con esto.


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