Emocionante resultó la corrida de rejones que tuvo verificativo la tarde de este sábado en la Monumental de Morelos, ubicada en Alpuyeca, donde Pablo Hermoso, Emiliano Gamero y Alejandro Zendejas, gustaron con sus personales conceptos y cortaron una oreja cada uno.

Tres apéndices es quizá un balance numérico que se queda cortó con relación a las sensaciones experimentadas en el ruedo morelense. Qué si el rejón de muerte privó de mayores triunfos es tan solo una anécdota, pues el público salió contento de la plaza y con ganas de volver.

La faena más redonda la firmó Hermoso de Mendoza ante el cuarto, un toro de Los Encinos que tuvo un buen son en sus acometidas, siempre templadito y bravo. El rejoneador navarro, que continúa sin abrir plaza en varios cosos de nuestro país, brindó una nueva lección de maestría y torería.

Certero con rejones y banderillas, incluyendo el par a dos manos, Pablo alcanzó los momentos de mayor emotividad a lomos de "Habanero", sobre el que ejecutó piruetas de notable exposición, no sin antes llevar bien toreado al astado. Labor importante la del ibérico, malograda con el rejón de muerte pero premiada por el público en una muy cariñosa vuelta al ruedo.

Al primero de su lote le cortó una oreja, toro también de Los Encinos cuya lámina es digno de resaltar, además de contar con buena condición aunque sin romper del todo y terminar con poco fuelle. Hermoso lo toreó de costado, cambiándole los lados y demostrando ese perfecto dominio de los terrenos y las distancias a lo largo de toda la lidia, luciendo en su nivel de primera figura del toreo.

Emiliano Gamero sigue en paso ascendente y consolidándose como uno de los mejores rejoneadores de este país, demostrando carisma y una gran capacidad para transmitir  hacia los tendidos. A su primero lo recibió con la añeja suerte de la garrocha y le resultó prácticamente perfecta, para luego construir una labor con intensos pasajes de emoción. El toro de Rancho Seco, Murube puro,  tuvo gran trapío y resultó magnífico, con bravura y clase, por lo que fue premiado a la postre con arrastre lento.

Bien dicen que, para hacer sentir a un aficionado, el toreo debe sentir primero. Y Emiliano transmite el sentimiento con el que imprime todo lo que hace en el ruedo, y eso es muy valioso. Arriesgando en cada una de las suertes, su faena fue a más, aunque quizá se pasó un poquito y el ejemplar llegó con poco fuelle al último tercio. Finalmente, y aunque tardó en doblar el toro, paseó una merecida oreja.

El segundo fue un toro complicado, pues iba probando y tiraba el arreón al sentir cerca al caballista, para luego terminar aquerenciado. Gamero hizo el esfuerzo y pudo lucir en algunos momentos, aunque sin que su labor pudiera tomar vuelo debido a las circunstancias.

El caballista sin alternativa Alejandro Zendejas, que abrió y cerró plaza, demostró sus avances y justificó plenamente su presencia en el cartel, sustituyendo al lesionado Sebastián Torre. El queretano, que posee personalidad y cuenta con una cuadra de magníficas hechuras, le cortó una oreja al novillo que puso punto final a la tarde.

Ante este ejemplar de Rancho Seco, emocionó al torear de costado e incluso ejecutó algunas piruetas, mostrado temple y valor. Y aunque culminó al segundo intento, el trofeo fue merecido pues su faena resultó emotiva y no desmereció en lo más mínimo.

Abrió plaza con un novillo que también tenía el hierro de Rancho Seco y pese a que se notó un tanto nervioso, pudo doblarse toreramente de inicio. Una labor pulcra y bien medida la de Zendejas, que "desde ya" había dejado una muy buena impresión, pues vaya que tiene futuro.

Mención aparte merece la actuación de los Forcados Mexicanos y Forcados Mazatlecos, que se jugaron alegremente la vida y regalaron pegas estupendas, siempre con esa afición que no les cabe en el cuerpo. Salvo el quinto, que ya no se prestaba, todos los toros fueron pegados, ante el júbilo de los espectadores.