Aunque la novillada del otro día de El Montecillo había tenido varios novillos de buena nota, hoy los toros del mismo hierro ya no tenían las mismas hechuras, y la tarde se complicó desde el momento en que Miguel Abellán fue empitonado de fea manera por el primer ejemplar de la corrida, un hecho dramático que marcó el desarrollo de una corrida más de esta Feria de San Isidro.

Y fue precisamente Abellán, a base de raza y actitud, el encargado de cortar la única oreja concedida en un festejo en el que Joselito Adame mantuvo su caché en este escenario, luego de una actuación muy digna, mientras que Paco Ureña pagó su tributo de sangre en Las Ventas, en un festejo donde los toreros se entregaron a rabiar.

Los toros, uno a uno, comenzaron a desarrollar complicaciones y los toreros tuvieron que hacer un esfuerzo descomunal por plantarles cara en faenas donde el peligro se mascaba de continuo, y si a ello sumamos la intermitentes ráfagas de viento que soplaron, ponerse delante de aquellos toros fue toda una hazaña.

Abellán no sólo tuvo que sobreponerse a una operación reciente, y la convalecencia del cólico nefrítico que le impidió torear aquí el pasado 16 de mayo, sino que después de haber sufrido la fuerte paliza que le dio el toro que abrió plaza, espero en el interior de la enfermería a que se corriera el turno para volver al ruedo, en una nueva gesta que viene a honrar su recia trayectoria taurina.

Fue una verdadera pena que atravesara a ese primer toro de la corrida a la hora de entrar a matar, pues ya le tenía cortada una oreja de mucha significación, y tras haber permanecido en la enfermería, se volvió a quedar quieto en los terrenos del tendido del 6 para pasar de muleta al quinto, un ejemplar que arrollaba y con el que estuvo francamente decidido a triunfar.

La gente se involucró en la faena, que fue a más, con poder y arrestos, hasta terminar con una estocada que, ahora sí, puso en sus manos una oreja conseguida con sudor y sangre, una más de las que ha paseado en una plaza donde siempre ha salido a entregarse sin reserva.

Joselito Adame no se podía quedar atrás, y tras abreviar en su primer trasteo con un manso de libro, el mexicano dio la cara con hombría en el sexto, al que toreó con valor en los medios, no obstante le viento que soplaba en la plaza. De uno en uno, y a veces, también ligando, según se lo permitía el de El Montecillo, el hidrocálido construyó una faena que no creció debido a que el toro acabó rajándose.

Y luego de darle muerte de una media estocada en buen sitio, agradeció las palmas de apoyo de un público que entendió perfectamente lo que estaba ocurriendo. Más aún cuando Paco Ureña, que había estado firme con el tercero, otro toro que arrollaba sin emplearse con la cara abajo, fue calado por el cuarto, que parecía ser el único toro con más prestaciones para el lucimiento.

El torero murciano le dio muletazos templados, con aguante, tratando de hacer bien las cosas siempre, hasta que sobrevino la cornada en el muslo izquierdo, lo que no fue impedimento para que se quedara en el ruedo hasta terminar con la vida del toro, en un gesto que honra su vergüenza torera.

Al final de la corrida, Abellán sintió el cariño y el reconocimiento del público, que le cobijó con una cerrada ovación, y al cabo de unos segundos, también Joselito sintió ese mismo impulso luego de haber vivido una tarde aciaga en esta tercera y última comparecencia en la Feria de San Isidro en la que el hidrocálido se llevará el amargo recuerdo de no haberse llevado en la espuerta la merecidísima oreja –pedida por la mayoría del público–, que le arrebató el juez de plaza en su primera comparecencia, la del pasado miércoles 14 de mayo.

Ahora continuará con su temporada europea, y en pocos días tiene una cita de mucha relevancia en la Feria de Pentecostés de Nimes, y más adelante, en el mes de agosto, acudirá a la feria de Bilbao. En medio de estos dos compromisos, Joselito verá actividad en otros cosos donde se espera que pueda seguir manteniendo la estela de triunfos del año anterior y los que cosechó en cosos de México durante los últimos meses.