Una tarde de matices y circunstancias se vivió hoy en Texcoco, una corrida en la que Fermín Rivera y Diego Silveti cortaron una oreja por coleta, mientras que el público demostró su cariño en la despedida de Rafael Ortega y el rejoneador Emiliano Gamero perdió el triunfo debido al acero.

La clase de Fermín Rivera quedó patente en la “Silverio Pérez”. El primer ejemplar de su lote tenía calidad y humillaba, pero era tardito y, además, requería que las tandas no fueran largas, de tal forma que el potosino le dio su lidia adecuada y, sin forzarlo, comenzó su labor muleteril en trazos con la diestra que tuvieron empaque, no sin antes recibirlo con tersura a la verónica y quitar por chicuelinas.

Con paciencia, pudo extraer naturales de bello acabado. Como el toro se frenaba, las series no tenían quizá una gran ligazón, pero los muletazos le fueron coreados al contar con mucho temple y despaciosidad. De nuevo con la derecha, redondeando una faena que tuvo altos pasajes de interés y rematando de media estocada, de tal forma que a su espuerta cayó una muy merecida oreja.

Diego Silveti cuenta con mucho carisma y el público texcocano le tributa un gran cariño. Ante el primero de su lote jugó bien los brazos a la verónica y ligó una pinturera media, para luego tomar la muleta y encauzar las embestidas de un toro noble, pero que carecía de transmisión. Con soltura, dejó una buena tanda de derechazo y, los mejores momentos, fueron con la zurda.

Y es que Diego aprovechó que el toro se desplazaba mejor por el perfil izquierdo y sus trazos naturales resultaron lo mejor del trasteo, acompasados y templados. Al final, la soberbia estocada con la que remató impulsó la petición de oreja, trofeo que finalmente paseó en la vuelta al ruedo.

El rejoneador Emiliano Gamero continúa en franco ascenso y, si hoy no tocó pelo en Texcoco, fue por no estar certero con el rejón de muerte. Más allá de esta circunstancia, tuvo una actuación impregnada de raza y torería, desde que recibió al de Rancho Seco (encaste Murube) con la añeja suerte de la garrocha a lomos de “Quimera”.

Exponiendo, colocó banderillas y llevó bien toreado de costado al ejemplar (que tenía calidad pero requería una distancia muy precisa), para luego estrenar a su caballo “Silverio” que cuaja unas espectaculares piruetas. Bien por los Forcados Mazatlecos, que lograron la pega al primer intento en lo que fueron matices emocionantes, tras de lo cual Gamero dejó banderillas cortas y la rosa.

Rafael Ortega se despidió de Texcoco y, aunque no fue la mejor de las tardes para él, el público le obligó materialmente a dar la vuelta al ruedo tras liquidar a su segundo. Ante este realizó un quite por chicuelinas antiguas y cubrió espectacularmente el segundo tercio, con dos pares al violín. Ya con la sarga, Ortega nunca se confió ante un toro incierto y que se acostaba por ambos pitones, y al que le cortó matar, pues se pudo pesado con el acero.

Los mejores momentos ante su primero fueron por derecha, pues con base en salirle hacia adelante pudo conseguir buenos momentos. Sin embargo el tema no fue más, dado que el toro no tenía recorrido y era protestón.

El segundo de Fermín Rivera tenía contaba con docilidad, pero era “agarrado al piso” y decía muy poco. Profesional, el torero de San Luis se mostró insistente, aunque ante estas condiciones era materialmente imposible lograr algo más.

Similar la lidia que dio el último de la tarde, pues no transmitía nada y ante el que Silveti anduvo tesonero y buscando agradar, algo que resultó sencillo pero que el público le agradeció con sus aplausos.