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Espectro Taurino: Rivalidad a caballo

Sábado, 22 Feb 2014    México, D.F.    Jorge Raúl Nacif | Opinión   
El espacio de cada sábado
Las corridas de rejones son un modelo taurino que no ha sido del todo explotado en México, pero las circunstancias de nuestra actualidad poco a poco propician que pueda llegar a convertirse en un formato interesante y redituable, en la medida que las empresas apuesten por ello.

Mucho se ha escrito acerca de la estupenda camada de diestros mexicanos que van en camino de figurar, pero pocas reflexiones existen sobre el surgimiento de una generación de rejoneadores nacionales que tienen cimientos sólidos y demuestran capacidad artística para generar un buen espectáculo.

Una de las cabezas de esta generación de caballistas recae en un Jorge Hernández Gárate que, aunque es todavía joven, lleva ya algunos años en el escenario del profesionalismo. De ahí en adelante, y a últimas fechas, ha germinado la tauromaquia de rejoneadores como José Ignacio Corral, Emiliano Gamero y Rodolfo Bello, entre otros, así como algunos de más reciente aparición y sin alternativa, como Joaquín Gallo, Sebastián Torre o Alejandro Zendejas, que han dejado ya buenas sensaciones.

Definitivamente que la incursión y campañas de figuras extranjeras en ruedos mexicanos ha tenido su porcentaje de aporte para el desarrollo de nuestro toreo a caballo, aunque ha hecho falta todavía mayor rivalidad en la organización de corridas de rejones.

Los rejoneadores nacionales valen… pero necesitan espacios para poder llegar a explotar como todos esperaríamos. Hoy todavía sucede que los caballistas nacionales suelen ser acartelados solamente en abrir festejos, y aunque en definitiva es bueno que tengan estas oportunidades de mostrarse, consideramos que merecerían espacios para competir entre sus similares.

En este sentido, se abre la posibilidad de ofrecer corridas de rejones. Por supuesto que otorgaría mayor peso el que los carteles fueran encabezados por maestros extranjeros, como de a poco lo ha llegado a hacer Pablo Hermoso de Mendoza (tal cual se dio el sábado en Alpuyeca y sucederá próximamente en Los Azulejos) o como ya lo hicieron con más consistencia en campañas anteriores Diego Ventura y Leonardo Hernández.

Sin embargo… también los nacionales pueden rivalizar entre sí en carteles de toreros mexicanos. Basta recordar festejos que se han a últimos tiempos en ciudades como Tlaltenango, Mérida o Zacatecas, en los que la afición ha hecho buenas entradas y salido contenta, lo que nos muestra que el formato de las corridas de rejones puede ser explotado, aunado también a una propuesta mercadológica.

Los festejos de rejones no han sido muy recurrentes en México (de acuerdo a nuestras cifras, el promedio al año no supera los 15), por lo que de entrada se puede explotar la novedad. Además el rejoneo, en esencia, suele resultar espectacular al integrar al torero, al toro y al caballo, sobre todo si se hacen bien las cosas… como los rejoneadores mexicanos han demostrado que saben realizar.

Integrar a estos jóvenes talentos con rejoneadores de más experiencia, como Rodrigo Santos o Pedro Louceiro III (que debutó a los 16 años a la mitad de la década de los noventa), entre otros, puede resultar atractivo. De entrada nos agradaría la posibilidad de que, en las ferias o temporadas importantes de México, se ofreciera por lo menos una corrida de rejones, brindando así mayores espacios al llamado Arte de Marialva.

Incluso podría ser tomado en cuenta el modelo de cuatro rejoneadores por cartel, en el que cada uno lidia un toro y, después, los otros dos van por colleras. La collera (la lidia de un toro por dos rejoneadores a la vez) llega a resultar muy atractiva para el público, pues ambos caballistas pueden rivalizar bajo las mismas circunstancias y mismo toro..., y como se dice, "¡a ver quien es más gallito!"

Además, este tipo de festejos se puede aderezar con la siempre valerosa y espectacular actuación de los grupos de forcados, entre los que también se puede crear rivalidades, sobre todo ahora que han proliferado una buena cantidad de éstos y le van de verdad al toro, con una gran afición. Sin duda que esto puede llegar a ser un "extra" o incentivo para que el público acuda a las plazas.

Así pues, dejo sobre la mesa la propuesta para incentivar los festejos de rejones como una oferta atractiva para el público y, si se maneja bien, naturalmente redituable para las empresas. El toreo a caballo puede llegar a resultar más caro (de entrada por lo que implica la atención misma de una cuadra) y definitivamente no es fácil para las empresas, pero en la medida que se apoye a los caballistas y éstos puedan convocar público a los cosos taurinos, no descarto que exisita esta rentabilidad.

@jorgeraulnacif


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