El gran ambiente y la expectación que despertó la corrida de Latacunga sólo se vio compensada cuando, de manera inesperada, Juan José Padilla y Julián López "El Juli" regalaron dos toros de Triana a los que terminaron cortando sendas orejas, hecho que devolvió el ánimo a los aficionados que abarrotaron el pintoresco coso "San Isidro Labrador".

Y es que la medida raza de los toros titulares, de los hierros de Triana y Huagrahuasi (el segundo de la tarde), no había permitido demasiadas florituras, obligando a los toreros a echar el resto para tratar de satisfacer a un público que estaba ávido de mayores emociones.

Fue en el quinto cuando Juan José Padilla, que ya había estado valiente y con oficio delante de los dos anteriores, consiguió hilvanar una lidia más completa. Desde el saludo capotero, mediante unos templados delantales y luego, al llevar al toro con chicuelinas al paso, el magnífico quite por faroles invertido y los alegres pares de banderillas, fueron el preámbulo a una faena ligada en los medios en la que el jerezano fue aclamado por la gente.

No obstante el pinchazo previo a la estocada, la petición de oreja fue mayoritaria y se concedió en medio de la algarabía general que ve con mucho agrado a Padilla, un auténtico milagro vivo del toreo, un hombre que es un auténtico ejemplo de vida.

El Juli también se había esforzado con los dos toros de su lote, a los que plantó cara con determinación y rabia, la del maestro consumado que nunca se deja ganar la pelea. Sin embargo, no consiguió redondear sus dos primeros trasteos salvo en contados pasajes en los que toreó francamente bien con la muleta en la zurda, con media muleta por la arena, llevando al toro muy largo y empleado en la tela.

Cabe mencionar que tampoco habían estado finos con la espada ambos diestros, hecho que, de alguna manera, había impedido tocar pelo a ambos. Así que fue en el tramo final el festejo, con los toros de regalo, cuando vino la mejor parte del festejo.

Y en el sexto, Julián toreó bien a la verónica, bajándole las manos al toro en cada lance, y obligándolo a seguir el capote como lo hizo en el último tercio, cuando hizo una faena arrebatada, repleta de entrega, que fue coreada con fuerza por el público que percibió el afán del madrileño que mató de una estocada un poco trasera, pero de espectacular ejecución, que le valió el corte de una merecida oreja.

Mañana se celebrará la segunda y última corrida de la Feria de Latacunga, con la encerrona de David Fandila "El Fandi", que enfrentará toros de las ganadería de la misma procedencia de hoy, esperando que brinden un mejor juego y contribuyan al lucimiento del torero granadino, uno de los ídolos taurinos de la afición ecuatoriana.