En la década de los noventa fue una ganadería cotizada para corridas de rejones, quizá por eso hoy estaba en el cartel. A Pablo Hermoso le gustaron estos toros, y todavía hubo algunos de ellos sueltos, en otros festejos de a caballo, que dieron la nota, pero hoy, de ese recuerdo, sólo queda precisamente eso, el recuerdo, porque hubo incluso aficionados que esperaban más de las reses de Puerta Grande, que la última vez que lidió aquí fue en octubre de 1988, en lo que ha sido una corrida con varios matices de interés.

El máximo triunfador ha sido José Ignacio Corral, que estuvo voluntarioso y con ganas de agradar ante un par de ejemplares que, como toda la corrida, se quedó parada, le faltó motor y ese punto que exige el rejoneo para embestir, porque no es lo mismo ese toro que el de toreo a pie. Se vio bullidor con el sexto, al que le dejó dos rejones de castigo, mientras que en banderillas, además de irse de frente en tres ocasiones, su caballo de nombre “Navarro”, recibió una cornada, merced de exponer y andar cerca para hacer encelar a un astado que sacó complicaciones, destacando también los galopes a dos pistas, que tanto gustan. Dejó una estocada apenas trasera que le valió el corte de las dos orejas.

Rodrigo Santos, junto con sus compañeros de terna, decidieron echar para adelante con el festejo, luego de una que lluvia no fuerte, pero sí tupidita y que había dejando en mal estado el ruedo, mismo que les llevó a los monosabios y gente de servicio de la plaza, cerca de cuarenta minutos arreglarlo. El potosino, conocedor del comportamiento de esta vacada, le dio la lidia indicada a sus toros, clavando dos rejones al que abrió festejo, para con banderillas estar voluntarioso con un astado que si bien tuvo fijeza, le faltó ir, destacando algunas de frente en los medios, que la gente le reconoció.

Ante el segundo, un toro que también tuvo fijeza pero con una embestida sin temple y que por momentos sólo topaba, estuvo también con ganas de agradar, destacando con las santinas, que le fueron muy celebradas y que sólo el haber fallando antes con el acero le privó de pasear otro trofeo.

El colombiano Andrés Rozo hizo, al igual que Corral, su segundo paseíllo en este coso, y ha sido mostrando buenas condiciones, realizando las cosas bien, con conocimiento y gusto. Al que abrió plaza le dejó dos rejones de castigo, mientras que en banderillas se fue de frente en cuatro ocasiones, coronando su labor con dos banderillas cortas.

Con el cuarto, un toro que tuvo una salida emotiva pero que como el resto de la corrida, se apagó. Lo midió en rejones, mientras que con banderillas hubo pasajes bueno, como galopes a dos pistas, que gustaron. Banderillas de frente, dos cortas al violín  y un par a dos manos que entusiasmaron, de una faena con la que pudo haber cortado algún trofeo de no haber fallado con el acero, antes de dejar una certera estocada. Eso sí, no se fue sin el reconocimiento del público, que le reconoció su esfuerzo.

Antaño, las corridas de rejones con forcados fueron tradicionales, y en algunos momentos de la vida de esta plaza se reavivaron, y hoy el poder de convocatoria se notó en el tipo de público que asistió.

Emotiva ha sido la despedida de Miguel Louceiro, la cuarta de este tipo en la monumental pachuqueña, quien hace tres años desafortunadamente recibió un percance grave en este coso y quiso decir adiós de este oficio tan pocas veces comprendido, con una pega de mérito. Cabe decir que su padre, el maestro Pedro Louceiro, dijo adiós también en este coso, en un lejano mes de abril de 1980, con un toro de Santa Marta, y que también hoy, fue objeto de brindis por parte del grupo de Amadores de Hidalgo.

Los Forcados de Teziutlán tuvieron también una valiente intervención, consumando su pega al primer intento. Los Forcados Potosinos mostraron valor, con una pega al tercer intento, a un toro que les pidió conocimiento. Por su parte, los Forcados Hidalguenses consumaron esta suerte al segundo intento, mientras que los de Juriquilla y los Amadores de Hidalgo lo hicieron al primer intento. Todos finalmente dieron la vuelta al ruedo, que es el premio a esta actividad que tiene mucho de valor y ha tomado tanto gusto en últimos tiempos.