El novillero mexicano Manuel Gutiérrez se quedó al margen de triunfar esta mañana en la plaza de Las Ventas de Madrid, donde demostró actitud y ánimo para afrontar este festejo final del Certamen Camino Hacia Las Ventas del que resultó triunfador Adrián Henche, al haber cortado la única oreja concedida durante esta novillada sin picadores.

Resulta evidente el mayor rodaje de Henche, que gustó mucho al público por su variedad y frescura, además de un buen concepto del toreo que le permitió torear relajado, con valor sereno, y detalles de calidad que causaron el mayor impacto entre los presentes.

Y así fue como construyó dos faenas bien estructuradas, ante novillos que embistieron por derecho, y que formaron parte de un encierro de Monte La Ermita que dio un gran juego, tanto por su movilidad como por el buen estilo que desarrollaron varios de los ejemplares lidiados en el coso venteño.

El alumno de la Escuela Taurina de Colmenar se plantó sereno sobre la arena para torear con ritmo y suavidad, tratando de hacer siempre muy bien las cosas, lo que mantuvo el interés de un público festivo y juvenil que disfrutó de este interesante festejo.

De haber estado más fino con la espada hubiera abierto la puerta grande, ya que en los dos novillos de su lote pinchó varias veces. No obstante, y a pesar de colocar dos pinchazos al ejemplar corrido en tercer lugar antes de darle muerte, se le pidió la oreja con insistencia hasta que fue concedida.

Por su parte, el hidrocálido, alumno de la Escuela Taurina de la Fundación El Juli, se fue a porta gayola a recibir a los dos novillos de su lote, en un gesto que habla bien de sus ganas de enseñar que venía a por todas, aunque ciertamente haya ejecutado la suerte de manera descompuesta.

Variado en quites –al quinto le hizo uno bien logrado por caleserinas– y con carácter, trató de estar a la altura del compromiso, lo que logró en determinados momentos en que se confió para correr la mano con soltura, aunque sin demasiada fibra, a ese segundo ejemplar de su lote que embistió con clase en la primera parte de la faena.

La falta de más experiencia impidió a Manuel redondear sus dos intervenciones, y tuvo que conformarse con saludar sendas ovaciones en el tercio debido a que tampoco estuvo fino con la espada.

Al quinto se animó a banderillearlo, lo que sin duda le granjeó la simpatía del público que miró con agrado su esforzada actuación.

El primer espada del cartel, Ángel Sánchez, también de la Escuela Taurina de Colmenar, batalló con el eral que abrió plaza ya que fue el momento en que el viento molestó más a los toreros, a lo que se añadió una conducta reservona de un ejemplar que parecía estar reparado de la vista.

En el cuarto enmendó la plana y consiguió una faena más estructurada y con muletazos de buen acabado que no terminaron de redondearse, quizá fue por ello que el público estuvo un tanto frío a la hora de valorar lo que estaba haciendo.