Con una actuación muy torera, Joselito Adame encendió la mecha de la feria de su tierra, y demostró que avanza con un paso muy decidido hacia el objetivo que se planteó hace ya  muchos años, cuando siendo un chaval decidió probar fortuna como torero en Europa.

Y la actuación de hoy se basó, precisamente, en su seguridad delante de los dos toreos de su lote, a los que les hizo lo que le pedían, en medio de la admiración y cariño de un público que se volcó con el paisano.

Los lances a la verónica, los quites por chicuelinas o gaoneras, los tercios de banderillas y, sobre todo, la estructura de sus faenas, marcó el rumbo de una tarde en la que los toros de Celia Barbabosa fueron toreables pero les faltó mayor transmisión.

En este sentido, Joselito no desaprovechó la oportunidad de caldear el ambiente con el sexto, el ejemplar más completo del encierro, al que hizo una faena sobria en la que lució toreando muy relajado, con sentimiento, sintiendo el toreo. La gente reaccionó con mucha efusividad antes el estilo de Adame, que venía muy mentalizado a este primer compromiso en la feria.

El detalle negativo de su actuación fue que no estuvo contundente con la espada y señaló dos pinchazos hondos que antecedieron al golpe de descabello final. Así que se quedó con las ganas de salir a hombros, pues le tenía cortadas las dos orejas a un toro que mantuvo transmisión a lo largo de toda la lidia.

Porque ya desde su primero, Joselito había enseñado que estaba decidido a triunfar, con un toro que vino a menos en un trasteo valiente, en el que ejecutó muletazos templados y largos. Una estocada defectuosa fue el motivo por el que un sector del público le protestó la concesión de la oreja, la primera que se otorga en el ciclo sanmarqueño.

Seguramente que en su segunda actuación, programada el día grande de la feria, el día de San Marcos, vendrá nuevamente muy responsabilizado y con la ilusión de ratificar este magnífico concepto del toreo.

El Zapata también mantuvo el interés de la gente en distintos pasajes de sus dos intervenciones, aunque sin redondear del todo porque sus toros no remataron las embestidas. A pesar de ello, el tlaxcalteca hizo quites variados (uno combinado entre "el ojalá" y una caleserina) y colocó estrujantes pares de banderillas que levantaron el entusiasmo colectivo cuando encontró toro en todos los terrenos.

La faena más concisa se la hizo al primer toro de su lote, que se refugió en toriles. Y fue ahí donde Uriel se adornó por ambos pitones antes de fallar con el acero en repetidas ocasiones, lo que se tradujo en un aviso.

Rafael Ortega enfrentó esta actuación en la Feria de Aguascalientes después de seis meses sin actividad en plaza monumentales, y salvo las corridas que recientemente pudo torear en Santa Ana, un pueblo de Veracruz, y el día de ayer en Hecelchakan, Campeche.

Cuando se abrió de capa toreó a pies juntos a la verónica, con mucha suavidad, y no dejó entrever que había perdido el sitio. Sin embargo, conforme avanzó la faena, y cuando el toro le exigió, Rafael prefirió abreviar en medio de la incomprensión del público, que minutos antes le había jaleado un buen tercio de banderillas.

El cuarto hizo cosas extrañas de salida, pues andaba un tanto descoordinado de manos y con un gesto un tanto altivo y distraído. Rafael le hizo una faena aseada y breve, en la que sobresalieron un par de series por el pitón derecho. Mató de un pinchazo y tres cuartos de estocada y se retiró en silencio.

La feria abrirá un breve paréntesis de dos días sin toros, y reanudará su actividad el miércoles 24 de abril con la primera novillada de feria en la que actuarán Ricardo Frausto, Nicolás Gutiérrez y Diego Emilio, con ejemplares de Claudio Huerta. Aquí estaremos para contárselos.