Mucho ambiente y una gran entrada fue el marco de la corrida extraordinaria celebrada esta tarde en Pachuca, en la que el caballero Pablo Hermoso de Mendoza celebró su corrida número dos mil, donde el público y la empresa lo han querido consentir con un reconocimiento y un desfile no antes visto en este escenario, de charros con mariachi, en la que el estellés se ha ido con un rabo, el debutante Adame con una oreja y Spínola sin tocar pelo pero con el reconocimiento del público. Y es que la terna no la tuvo fácil por las condiciones de los astados, haciendo de esta corrida interesante de principio a fin.

Pablo Hermoso lidió muy bien a su primero, que tuvo una buena salida, rodándose a la grupa y dejando un rejón a silla pasada. Con banderillas hubo un momento en el que se comprometió de más, recibiendo un golpe su cabalgadura. El toro vino a menos, clavó una frente en banderillas, hubo galopes a dos pistas. Hubo otros palos a pitón contrario, consintiendo al astado para que le pegara alguna embestida pues empezó a sólo topar el astado. Vinieron tres cortas y un rejonazo defectuoso, por lo que hubo división de opiniones.

Con su segundo, un toro más colaborador pero que también se paró luego del primer tercio, dejó nuevamente un rejón a silla pasada, lidiándolo bien, haciendo gala de conocimiento y gustándose pues la res apretó y fue emotiva y codiciosa su salida. Vinieron los galopes a dos pistas que tanto gustan y que le aplaudieron, una serie de piruetas, que por momentos el caballo fue renuente a irse de frente para clavar las banderillas, epilogando su labor con dos cortas, desplantes y un par de largas a dos manos.

Dejó el rejón mortal trasero, se pidieron los trofeos y la autoridad terminó por conceder, de forma un tanto exagerada, las orejas y el rabo, así como un arrastre lento que quizá no era para tanto. Dio la vuelta en compañía del ganadero Eduardo Martínez Urquidi.

A pie, Fermín Spínola pechó con un lote que fue no sólo un crucigrama sino que hizo sudar la ropa. De salida a su primero sólo lo lidió. Interpretó un quite por mandiles que le fue reconocido y banderilleó entre aciertos y afición pero al final, con el reconocimiento de la asistencia. Con la muleta fue metiendo a un burel que tomaba con violencia la muleta, a lo que el lidiador fue quitándole esa aspereza pero no logró que se entregara.

Siempre tesonero el torero, le pegó muletazos que tuvieron mucha valía, contenido y sinceridad. Lo despachó de dos pinchazos y estocada, para ser aplaudido mientras que para el astado hubo pitos en el arrastre.

Su segundo, un bonito y espectacular burraco, dio menos opciones. No se acomodó con el percal, fue violento en su pelea en varas y trajo de cabeza a la cuadrilla en banderillas, a más de haber sido mal lidiado. Cuando comenzó su labor, la res no tenía ni por dónde meterle mano el torero, así que con cabeza y sapiencia, lo fue embebiendo, sobresaliendo un valor sereno.
 
La papeleta no era fácil y así, fue robándole los muletazos hasta concretar un par de tandas que tuvieron mucho mérito y torerismo. El astado terminó por topar nada más, despachándolo Fermín de pinchazo y estocada caída.

Joselito Adame cayó de pie en su presentación en la capital hidalguense. Estuvo torero y gustándose. Su primero fue un manso muy avanto, sin fijeza alguna, al que sólo lidió. Ejecutó un quite por chicuelinas y zapopinas que gustaron mucho, para banderillear después con mucho mérito a un astado que aventaba la cara arriba y arrollaba. Dos muletazos por alto sentado en el estribo fueron el prólogo de un trasteo largo, ante un toro con el que parecía que no iba a haber nada.
 
Lo metió en el engaño y el burel acometió, aunque echando la cara arriba en el último tiempo del muletazo, por el lado derecho, en dos tandas estimables, desplazándose con más fijeza y cierto son por el pitón izquierdo. Cuando comenzó a defenderse la res se tiró a matar Adame, que cobró media estocada en lo alto, y estocada caída.

Al que cerró plaza, el más hecho y cuajado del encierro, con un "sombrero de charro" por cabeza, de armoniosas hechuras, lo saludó con dos largas de rodillas en tablas y verónicas a pies juntos ya de pie. Gran puyazo del picador Isabel Prado que fue ovacionado y reconocido porque también es cierto, el astado peleó lo suyo. Dos pasadas en falso en banderillas tuvo Joselito, porque el toro arrancaba con poder y de largo, poniendo no fácil la cosa.

Con la muleta vino una faena importante: el torero entendió y metió al toro en el engaño, y éste se desplazó con emoción, clase y emotividad. Cuajó muletazos importantes, tandas largas de ayudados de la misma manera que pusieron de acuerdo a la plaza. Por el pitón izquierdo también tuvo contenido el animal, y el torero se gustó en naturales con fondo y gusto. Lo despachó de estocada casi entera defectuosa, pidiéndose la oreja, y el merecido arrastre lento al burel, dando al final la vuelta al ruedo con el ganadero Julio Uribe Curn.