Fermín Spínola cortó un rabo en la primera corrida de la Feria de Puebla compartió la triunfal salida en volandas a lado del rejoneador navarro Pablo Hermoso de Mendoza, que se llevó tres apéndices, mientras que Martínez Vértiz se fue de vacío.
Seguramente el ayuno taurino de un año en la Angelópolis, hizo que la gente acudiera no solo en gran número llenando la plaza, sino con ganas de aplaudir casi todo, como suele decirse: el público estaba de dulce.
Podría afirmarse que eso favoreció a Fermín, al que tocó en suerte "Poblano", cuya falta de trapío contrastó con su dulce embestida a tono con el ánimo del público. Sin embargo el diestro mexiquense no se acopló con el capote pese a su buena intención de realizar un quite combinado.
Con las banderillas estuvo francamente mal, fallando en dos intentos para cerrar el tercio; ya con la muleta empezó de rodillas una labor cuya primera parte tuvo temple y ligazón aprovechando las francas embestidas, destacando tres dosantinas seguidas.
Siguió toreando, ahora con menor limpieza y buscando impactar al graderío; empezaron manifestaciones pidiendo el indulto del novillote que casi al final en dos ocasiones salió suelto; el torero aun sabiendo que aquella petición estaba fuera de cacho, por momentos siguió la corriente.
Afortunadamente el juez le ordenó matar, logrando Fermín una estocada entera de la que salió golpeado haciéndolo parecer más de la cuenta, pues en cuanto dobló el astado corrió como si nada al centro del anillo, se concedieron dos orejas que creemos eran más que suficientes, y enseguida el rabo premiándose al burel con la vuelta.
Ante el tercero empezó voluntarioso con faroles de rodillas en tablas seguidos de lances regulares. A este sí le cuajó un buen tercio de banderillas llevándose gran ovación; tras doblarse con el de Vistahermosa consiguió llevarlo bien por ambos lados captando la atención del público, pero falló con la espada y el descabello escuchando dos avisos.
Mucho temple en la embestida tuvo el lote de Pablo, al quinto le clavó un rejón en buen sitio y si tuvo poco acierto al clavar banderillas largas, le festejaron mucho las piruetas sobre "Habanero" dejándose llegar al toro con la consecuente emoción y algarabía del público. Montando a "Pirata" clavó banderillas cortas y dos rosas intercalando desplantes, para matar de rejonazo trasero y contrario que provocó hemorragia; le concedieron una oreja a la que se agregó otra tras fuerte petición.
Montando a "Napoleón" recibió a su primero toreando con temple antes de clavar un rejón contrario; a lomos de "Manolete" emocionó al ejecutar piruetas en la propia cuna, desafortunadamente las banderillas largas y cortas quedaron dispersas, pero como acertó a finiquitar al burel con rejonazo trasero recibió una oreja.
Alejandro Martínez se mostró desconfiado lanceando al que abrió plaza; después de un multipuyazo no hubo quites; En el tercio mortal vinieron intentos del torero que alcanzó a ligar dos series derechistas encastado por algunos gritos del tendido a los que contestó con claros e irrespetuosos recuerdos familiares; dejó estocada caída que bastó y creyéndose merecedor salió al tercio sin que lo llamaran, fue entonces que hubo leves palmas.
Nada significativo realizó de capa ante el cuarto, al que la cuadrilla banderilleó con más pena que gloria. El burel sin grandes cualidades se lo podía haber sacado mayor partido del conseguido por Alejandro, cuyo mayor acierto fue despacharlo pronto para retirarse en absoluto silencio.