Banners
Banners
Banners

Joselito alegra una tarde aciaga en ZAC (video)

Domingo, 16 Sep 2012    Zacatecas, Zac.    Juan Antonio de Labra | Foto: Landín-Miranda           
Y ninguno de los cuatro espadas del cartel tocó pelo, debido a sus fallos con el acero

La expectación que había por ver un cartel inédito con la presencia de los toreros de la nueva generación no tuvo la recompensa esperada, debido al descastado juego que dieron los toros de Santa Bárbara, que se sumó a los fallos a espadas de los toreros, que salieron con las manos vacía de la Monumental de Zacatecas.

Al final de la larga jornada, Joselito remontó esta tarde aciaga al obsequiar un toro de Jorge Hernández Andrés, al que de haber matado con rotundidad hubiera cortada dos orejas. Pero el "hubiera" no existe, así que se conformó con recibir el trofeo que el diario NTR había puesto en disputa.

Por otra parte, cabe decir que el balance de la ficha no refleja la gran disposición de la cuarteta de espadas, que se afanó en agradar y rayó a buen nivel, con algunas faenas dignas de alabanza, como las dos que ejecutó Arturo Saldívar, dotado de esa gran ambición que no le cabe en el pecho y una expresividad y riqueza interpretativa que gustó mucho al público.

Mantuvo un acabado más redondo la primera, que hizo al tercer toro de la tarde, uno de los pocos ejemplares potables del encierro de Santa Bárbara pues embistió con calidad por ambos pitones, lo que no desaprovechó Arturo para torear roto de cintura al natural en series de magnífico acabado en las que intercaló molinetes, desdenes, dosantinas y una serie de adornos que le dieron cohesión al a obra.

Lo malo fue que, teniendo ya los dos apéndices ganados, echó a perder todo con el acero. Y fue lamentable que ocurriera de esa manera porque había entusiasmado a la gente.

El trasteo al séptimo se enfiló por el mismo sendero, el de la entrega; recibió al toro de rodillas, en los medios, y aunque las series no tuvieron el mismo acabado, delante de un toro que comenzó bien y terminó embistiendo con la cara alta, Arturo se afanó en hacer las cosas con la misma enjundia y eso es digno de agradecerse. Volvió a estar errático con la espada y al final saludó una cariñosa ovación en los medios.

A Joselito se le notaba nervioso, pero a la misma vez mentalizado, y con deseos de marcar la diferencia entre sus compañeros. El brindis que les hizo nada más comenzar la tarde tenía una lectura especial en esta corrida de bienvenida… pero a la guerra de los toreros jóvenes que se quieren colocar.

Y si de salía había toreado con garra a la verónica, todavía cuando el toro embistió queriendo comerse el capote, con fuerza y mucha transmisión, la faena no alzó el vuelo porque el de Santa Bárbara se agarró al piso y regateó las embestidas.

El quinto fue un toro de capa colorada que se rajó en cuando la poderosa muleta de Joselito le marcó el camino. No obstante, el hidrocálido le robó pases de mérito en distintos terrenos, y al ver que la cosa no iba a caminar como esperaba, ordenó a su gente que eligieran el sobrero de regalo.

Fue con este ejemplar, de la ganadería potosina de Jorge Hernández Andrés, con el que desplegó su dinámica tauromaquia, que fue de menos a más, primero con el lucidor quite de zapopinas y más tarde con el vibrante y torero tercio de banderillas.

A estas alturas de la corrida, la gente estaba deseosa de que el triunfo llegara de cualquier manera, y este ambiente festivo favoreció a Joselito, que se sintió arropado para hacer una faena estructurada, sobria y seria, ante el buen toro que había regalado.

Los estatuarios del inicio, los naturales o los redondos, constituyeron una labor tan enjundiosa como importante, en medio de la algarabía colectiva que lo alentó durante el desarrollo de la misma. Cuando parecía que Joselito iba a salir a hombros del coso, sus desaciertos con la espada emborronaron ese indómito afán de triunfo.

Juan Pablo Sánchez demostró, una vez más, que atesora un pulso maravilloso; esa condición de arquear el antebrazo para medir la intensidad del mimo y acariciar a los toros con su innato temple. Así toreó al segundo, un ejemplar muy dócil –y protestado por chico– que duró un suspiro y sólo permitió al hijo del matador Ricardo Sánchez enjaretarle una serie magnífica, por su temple y ritmo, en la que giró sobre los talones.

Un pase de pecho monumental, y otros detalles, dejaron a la gente con la miel en los labios cuando el de Santa Bárbara se rehusó a seguir embistiendo, a pesar de que Juan Pablo se colocó a centímetros de los pitones y lo invitó a seguir su muleta por aquí y por allá, haciendo gala de un valor muy importante.

Ante el sexto, otro toro que apuntó cosas buenas pero no tuvo duración, Sánchez trató de meterse otra vez entre los pitones para sacarle provecho, pero aquello sólo acobardó al de Santa Bárbara, que se apagó demasiado pronto. Para colmo, a Juan Pablo corrió con la misma mala suerte a la hora de oficiar con la espada.

Fue una pena que Sergio Flores pasara de puntillas por Zacatecas, en ésta, que era la tercera corrida de su vida. Y fue en gran medida porque el primer toro de su lote, corrido en cuarto lugar, no fue devuelto a los corrales ante las insistentes protestas del público, que se quejó de la falta de trapío del de Santa Bárbara.

El tlaxcalteca intentó acallar el malestar generalizado pero era imposible. Y si se las vio mal y con un ambiente hostil con este toro, el octavo no aportó transmisión alguna en una faena aseada y con actitud, pero que no tuvo conexión con el tendido.

El esfuerzo que hizo la empresa de haber conjuntado este cartel se agradece, desde luego. Sin embargo, ojalá que la próxima vez –si acaso se repite– se elija una corrida con más importancia, en cuanto a su trapío y seriedad de cara, pues huelga recordar que estos prometedores toreros, forjados los cuatro en España, no van a rehuir la pelea con una auténtica corrida de toros, que para eso ya son matadores de alternativa, curtidos todos en la dureza de la Fiesta de Europa.

Ficha
Zacatecas, Zac.- Plaza Monumental. Quinta corrida de feria. Media entrada en tarde soleada, con intermitentes ráfagas de viento, que terminó fría. Ocho toros de Santa Bárbara, disparejos en presentación, varios bajos y reunidos, armoniosos de hechuras, pero un par de ellos, 2o. y 4o., protestados por chicos, descastados en su conjunto, de los que el 3o. fue el más potable. Y uno de regalo de Jorge Hernández Andrés, noble y de buen estilo. Pesos: 451, 455, 518, 453, 478, 518, 478, 502 y 478. Joselito Adame (blanco y azabache): Silencio en su lote y ovación en el de regalo. Juan Pablo Sánchez (canela y oro con cabos negros): Ovación en su lote. Arturo Saldívar (blanco y oro): Ovación tras aviso y ovación tras petición. Sergio Flores (lila y oro): Silencio en su lote. Incidencias: Al término del paseíllo se rindió un homenaje a Julio Esponda, director de Tauromagia Mexicana. Al final de la tarde se le entregó un reconocimiento a Joselito Adame por parte del diario NTR.

Noticias Relacionadas







Comparte la noticia