Con el sentimiento a flor de piel (video)
Sábado, 08 Sep 2012
Zacatecas, Zac.
Juan Antonio de Labra | Foto: Landín-Miranda
Ignacio Garibay ofreció una actuación de mucho sentimiento
El toreo es valor, técnica, inteligencia, y capacidad para resolver en fracciones de segundos y, quizá, también otras muchas cosas más. Sin embargo, a veces se olvidan los toreros que el toreo también es sentimiento para disfrutar lo que se hace delante de un toro; desde luego, con mayor razón si hablamos de figuras o toreros con experiencia, como fue el caso esta tarde de Ignacio Garibay y de
Rafael Ortega, que se convirtieron en los dos primeros triunfadores de la Feria de Zacatecas.
Si Joselito Adame se quedó al margen de sus compañeros, fue por haber pinchado al primer toro de su lote, pues razones sobraron para haberlo premiado con una valiosa oreja, ya que el hidrocálido se gustó y dejó entrever que ya está en el camino correcto para terminar de definir su estilo.
Pero volvamos al tema del sentimiento y le expresión tan torera que brotó de los engaños de Garibay, al que se nota que la amistad y cercana influencia del ilusionista del toreo –me refiero a Alejandro Talavante– se ha convertido en algo positivo que ha venido a enriquecer la tauromaquia del capitalino.
Y hoy llevó a cabo una nueva demostración de sentimiento al o largo de sendas faenas que calaron pronto en el tendido y mantuvieron un discurso artístico, marcado por un sello propio que es algo muy importante tratándose de una profesión en la que cuenta mucho cómo se hacen las cosas para llegarle a la gente.
El capote sedoso de Ignacio se impuso desde el primer momento, y lo más relevante es que ese misma cadencia y ritmo la supo conservar en la faena de muleta, donde toreo despacio y gustándose en muletazos tersos y largos que disfrutó el público. Una media estocada en lo alto le permitió cortar una oreja.
Inspirado ya el capitalino, siguió en la misma cuerda con el quinto, que brindó, por los micrófonos de Súper G a su amigo Alejandro Amaya, con motivo del reciente fallecimiento de su madre. Este toro manseó en varas pero que llegó con buen aire a la muleta, lo que contribuyó a ver otra faena de detalles significativos, sin que al final hubiese podido redondear un triunfo debido a su falta de finura con la espada.
Al margen de ello, Garibay causó una magnífica impresión entre los profesionales, quizá ante el buen augurio de su regreso a la Plaza México es algo que se percibe como tan tangible como cercano en el tiempo. Ojalá que así sea.
Rafael Ortega no lo tuvo fácil delante del primer ejemplar de lidia ordinaria, ya que se acostaba por el pitón derecho y sacó complicaciones. No obstante, el tlaxcalteca se afanó en brindar el espectáculo que le ha dado tan buenos dividendos, encumbrándolo durante varios años mediante un toreo dinámico, casi deportivo con las banderillas, variado y de amplia conexión con el tendido que hoy encontró cauce natural en la lidia del quinto toro, cuya muerte tuvo la gentileza de brindar a mi persona con unas bonitas palabras.
Agradezco desde estas líneas el gesto de Rafael, aunque considero que los periodistas debemos siempre de mantener un segundo plano como actores secundarios dentro de un espectáculo donde los que realmente tienen la palabra son los toreros, auténticos protagnistas que se juegan la vida delante del toro.
Y luego de esta distinción, el torero de Apizaco le buscó al toro sus virtudes, que fueron varias, sobre todo la de la humillar y trasmitir en su embestida, para hilvanar una faena alegre y sentida en la que intercaló diversos adornos que agradaron a la concurrencia.
Fiel a su regularidad estoqueadora, se fue derecho detrás de la espada y ejecutó la suerte con verdad, sepultando el acero hasta la empuñadura, lo que le valió el corte de una oreja que pidió el público con insistencia; ese público zacatecano que no olvida aún las tardes de triunfo grande del tlaxcalteca en este escenario.
A Joselito no se le notó que tenía casi cuatro meses sin vestirse de luces, y superada ya la zozobra de tener hospitalizado a su amigo Jacinto Salazar, que fue trasplantado del corazón con éxito, y sobreponerse a diversos contratiempos personales que sin duda lo han hecho madurar, el hidrocálido mostró su mejor cara.
Sereno, torero y desenvuelto, el sobrino nieto de El Cordomex enseñó detalles de mucha torería, y dejó para el recuerdo pasajes de calidad que lo proyectan como un torero importante que está a punto de cuajar en figura. El compás de su primera faena, ante un toro dócil que le faltó un punto de transmisión, fue un ejemplo de acompañamiento de cintura y perfecta colocación entre los pases. Así construyó una faena interesante que, lamentablemente, no pudo coronar con la espada.
La del séptimo no tuvo el mismo relieve estético, aunque sí de raza y disposición, debido a que el de Jaral de Peñas fue deslucido y se refugió en tablas. De cualquier manera, Joselito se dejó llevar por lo que sentía y la gente miró con buenos ojos esta actuación, apenas un bosquejo de que su techo todavía está muy alto.
Gastón Santos no midió bien el castigo que debía aplicar al toro de rejones que abrió plaza, lo que se tradujo en una lidia muy accidentada cuando los valientes Forcados Mazatlecos salieron a intentar una pega frustrada hasta en cuatro ocasiones, mismas que aprovechó el de Jaral de Peñas para propinar a Noe Vega, el forcado de cara, una paliza que, resumiendo cuentas, le salió barata.
Vaya afición y entrega del grupo, y los redaños de Noe para ir una y otra vez a la cara de este toro, que trajo a los mazatlecos a mal traer, con todo y que se trata del grupo de forcados con recursos de cuantos hay ahora mismo toreando en México. Bien dicen que hay que estar preparado siempre para las peores circunstancias, como ocurrió esta tarde aciaga para ellos.
Todavía Gastón se animó a clavar un par de banderillas al percatarse que el toro estaba entero, lo que hizo con arrojo y buena doma antes de quitarse de en frente a ese vendaval de violencia mediante un medio rejón de castigo, precedido de un pinchazo.
Ficha Zacatecas, Zac.- Plaza Monumental. Media entrada en tarde de clima templado, pero con intermitentes ráfagas de viento. Siete toros de
Jaral de Peñas, disparejos en presentación, vareados, y de juego desigual, de los que destacó el 4o. por su calidad. Pesos: 480, 481, 455, 450, 470, 462 y 460 kilos. El rejoneador
Gastón Santos: Palmas.
Rafael Ortega (grosella y oro): división y oreja.
Ignacio Garibay (gris plomo y oro): Oreja y ovación tras aviso.
Joselito Adame (sangre de toro y oro): Palmas y ovación tras petición. Incidencias: Los
Forcados de Mazatlán intentaron realizar la pega hasta en cuatro intentos sin conseguirlo, debido a la violencia y arreones que pegaba el toro de rejones, que les provocó múltiples golpes, sobre todo al forcado de cara,
Noe Vega. Destacó en banderillas
Lupillo hijo. El gobernador
Miguel Alonso Reyes presenció la corrida en una barrera.
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