El caballista colombiano Andrés Rozo realizó lo más destacado de la corrida celebrada esta tarde de sábado en la plaza "Conchita Cintrón" del Centro Caballar "Los Azulejos", y si no le cortó una oreja a su primer ejemplar fue por fallar con el rejon de muerte.

Y aunque se notó todavía verde y no redondeó su labor ante este astado, que inició con bríos pero vino mucho a menos, dejó detalles importantes y constancia de lo que puede llegar a ser. Templó bien las embestidas tras dejar los rejones de castigo, toreando con la banderola y encelando a su enemigo que, al igual que todos los lidiados, lucieron la divisa de Sergio Rojas, en morado, rosa y blanco.

Arriesgando a sus cabalgaduras colocó banderillas, mismas que quizá no quedaron en el mejor de los sitios pero eejcutando las suertes con verdad y decisión. Muy de frente citaba al burel e intentó batir un par de veces, aunque adelantando la suerte y metiéndose en aprietos, producto de su misma inexperiencia.

Por dentro dejó la banderilla corta y una segunda al violín, para que después los Forcados Queretanos cuajaran una sensacional pega, la mejor de la tarde, pues aguantaron una fuerte embestida del toro. Lástima que el colombiano no estuvo certero en el tercer tercio, pues perdió el trofeo, aunque dio la vuelta al ruedo en compañía del cabo de cara.

El cuarto de la tarde se quedó parado muy pronto y tenía a refugiarse cerca de tablas. Andrés luchó por sacarlo de esos terrenos pero jamás consiguió encelarlo del todo, por lo que su labor no tomó vuelo. Igual de complicado fue el ejemplar para los Forcados Queretanos, que batallaron para pegarlo y lo consiguieron en el segundo intento.

Horacio Casas pechó con dos ejemplares que poco le permitieron el lucimiento. El primero de la tarde se quedaba cortito y llegó con muy poca fuerza al tercio de banderillas, complicándole la vida al rejoneador mexiquense, que se mostró esforzado y sobresalió al intentar llevar toreado al burel, lográndolo en un par de ocasiones.

Los Forcados Mexicanos se la vieron dura también delante del toro, que terminó pegando arreones. Y no fue sino hasta el tercer intento que lograron la pega, recibiendo las palmas de la afición. Parado y apencado en la querencia de las tablas, el sobresaliente tuvo que matar al burel, pues Horacio no pudo siquiera oficiar con el de muerte. Al final, dio la vuelta al ruedo con el forcado de cara.

Una segunda vuelta al ruedo, también acompañado por un forcado, fue el resultado tras su actuación ante el segundo de su lote, un castaño con muy poca fijeza y menos fuelle, un marmolillo que dio escasas opciones para Horacio, que sin embargo estuvo ahí, tesonero.

Con base en llegarle muy de cera al toro, consiguió encelarlo para templar de costado, en lo que fue la estampa más sobresaliente de la lidia. Los Forcados Mexicanos lograron la pega y el rejoneador terminó con la vida del ejemplar tras fallar en primer instancia.