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La importancia de la espada

Viernes, 26 Abr 2024    AGS., Ags.    Juan Antonio de Labra | Foto: LM           
Castella y Valadez hicieron sendas faenas malogradas con el acero
Una vez más la honradez profesional y la entrega de los tres toreros del cartel sacaron a flote una tarde sin recompensa numérica, en buena medida debido a sus repetidos fallos con la espada, ya que ninguno de los tres consiguió ejecutar una sola estocada al primer viaje, y la importancia de la espada hoy no cobró su verdadero valor.

Y este desaguisado hizo sentir a un sector del público que aquello no había valido la pena, pero el buen aficionado, y también el espectador ocasional, se percató del empeño por triunfar, en una corrida donde prevaleció el valor y los recursos para estar delante de un encierro de San Miguel de Mimiahuapam al que le faltó terminar de rematar las embestidas en el último tercio de la lidia.

De haber estado finos con el acero, tanto Sebastián Castella como Leo Valadez hubiesen cortado una oreja por coleta, pero eso sólo quedó en un deseo vago como resumen de sendas faenas de mayor calado y buen acabado a cargo de ambos.

De Diego San Román, en su segundo y último paseíllo al día siguiente de su regreso, hay que apuntar la garra que prodiga sin reserva; lo ceñido que se pasa a los toros; la forma en que les pisa el terreno, muchas veces sin pensar que no es muy recomendable montarse encima desde el comienzo de las faenas, sino ir dosificando la indómita raza que le bulle en la sangre. Por el bien de los toros y de su propio desempeño.

Porque este año volvía a Aguascalientes como el máximo triunfador del año anterior y ahora no pudo ser. Hay que tenerle paciencia porque en él hay un torero con una vocación inmensa, un valor a prueba de fuego que, a la menor provocación, y si un toro se lo permite, cuaja muletazos mandones y templados, como fueron los de precioso inicio de faena al hermoso toro de pelo melocotón que salió el tercer lugar, o el excelente quite por gaoneras al sexto.

El resto se le fue en ejecutar un toreo tremendista, que hoy no tuvo recompensa porque los dos toros de su lote se vinieron abajo muy pronto, el melocotón, quizá luego de haberse lastimado en una caída. De cualquier manera, aquí queda esta nueva demostración de carácter del queretano, que necesita dosificar su poderío y sus ansas de triunfo y trocarlo por mayor sutileza y saber graduar la intensidad de sus faenas.

El castaño que abrió plaza fue el toro más completo de la corrida, por bravo y exigente, y qué lastima que el viento bribón no dejó a Sebastián Castella estar todo lo templado que hubiese querido. Sin embargo, hizo gala de una robusta convicción, jugándose la voltereta con gallardía en una faena que mantuvo el interés del público y que, seguramente, lo dejaría satisfecho por el despliegue tan grande de actitud que le fue reconocido.

El cuarto de la tarde vino a menos, y a Sebastián no le quedó más remedio que intentar, por todos los medios, sacarle provecho ante la atenta mirada de la gente, que hoy estuvo a su favor y agradeció lo que hizo por tratar de brindarse a tope.

Si ya desde el año pasado en que reapareció aquí tras su tiempo de retiro se notó que venía a mostrar una versión más profunda, hoy ratificó que sigue con esa misma mentalidad, de figura madura, curtida en mil batallas, con serenidad en el alma y ganas de seguir expresando lo que lleva adentro.

Leo Valadez venía de Sevilla un tanto de capa caída, pues en la Maestranza no le rodaron las cosas como esperaba, así que el hidrocálido se enfibró en una segunda faena interesante, luego que con el primero de su lote no pudo hacer prácticamente nada, en virtud de que el público consideró que el toro no tenía el trapío suficiente y fue protestado.

Pero en ese quinto, bajo, cortito de mano, enmorillado y bien cubierto de los cuartos traseros, Leo hizo un magnífico quite por caleserinas y luego invitó a banderillear a Gustavo Campos, que está por decir adiós a la profesión en la cúspide de su carrera como figura de plata, en un gesto muy bonito de reconocimiento, de torero a torero, que la gente disfrutó.

La faena tuvo ritmo y temple, con un toro que empezó a agarrase al piso, a pesar de que Valadez quería obligarlo a embestir, y esa espada roma, le quitó de las manos una oreja que hubiese sido un bálsamo a tanto esfuerzo.

Mañana llega a esta tierra Isaac Fonseca, en la que será su tercera corrida como matador de toros en Aguascalientes, y alternará con José María Manzanares
Arturo Gilio, a la espera de que el encierro de Los Encinos embista y la feria recupere el nivel de entusiasmo que se vivió el día de San Marcos, con el espectacular triunfo obtenido por un Roca Rey que está en boca de todo mundo.

Ficha
Aguascalientes, Ags.- Noveno festejo de feria. Dos tercios de entrada, en tarde calurosa y con intermitentes ráfagas de viento. Toros de San Miguel de Mimiahuapam, correctos en presentación (salvo el 2o., que fue protestado), variados de capa, desiguales en juego, de los que sobresalió el 1o. por su bravura y el 5o., que tuvo nobleza. Pesos: 500, 520, 494, 508, 532 y 540 kilos. Sebastián Castella (grana y plata): Ovación en su lote. Leo Valadez (granate y azabache): Silencio y palmas. Diego San Román (nazareno y oro): Silencio en su lote. Incidencias: Gerardo Angelino banderilleó con oficio al 3o. Valadez invitó a banderillear a Gustavo Campos en el 5o. y los dos escucharon una ovación.


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