Banners
Banners
altoromexico.com

¡Roca Rey revienta la feria!

Jueves, 25 Abr 2024    AGS., Ags.    Juan Antonio de Labra | Foto: LM           
Cortó cuatro orejas y un rabo a los toros de Corlomé
Joselito Adame hizo la apuesta de torear por primera vez en su carrera taurina una corrida de Corlomé, y convenció a Andrés Roca Rey de apuntarse a este encierro, y al final, la apuesta la ganó el peruano porque hoy reventó la feria de San Marcos, el meritito día del santo patrón, tumbándole cuatro orejas y un rabo a su lote, que fue el más parejo en juego.

Marginada de los grandes carteles, la ganadería de Corlomé ha sido fiel a su encaste y su concepto de bravura, y hoy coincidió con una gran figura del toreo, con la suerte a su favor para demostrar que "el que es gallo en cualquier gallinero canta", y con la enseñanza de que sí es posible matar otro tipo de corridas distintas a las que, generalmente, suelen elegir las figuras extranjeras.

En cambio, José se tuvo que conformar con hacer una faena maciza y recia al primer toro de la tarde, que fue exigente y al que toreó por nota desde que se abrió de capote. Los lances a pies juntos, el quite por chicuelinas y tafalleras, y la redondez de la faena, hubiesen merecido el premio de dos orejas, pero un pinchazo previo a la media estocada que vino a emborronar una demostración de madurez y buen toreo.

Roca Rey no desaprovechó la nobleza del primer toro de su lote, que tendía a escupirse de las telas, pero tenía un embroque bueno, y transmitía a la hora de embestir, y se hizo un quite providencial él mismo, cuando, al comienzo del trasteo, el toro lo tropezó con las patas derribándolo. Andrés tuvo el tino de arrojarle la muleta a un lado para evitar que el toro arremetiera contra su persona.

Luego vino el toreo despacio, templado, despatarrado, con muletazos tersos que abrochó con soberbios pases de pecho, que pusieron a la plaza boca abajo, gracias a esa conexión tan especial que el limeño consigue establecer con el público. Una estocada perfecta, que hizo doblar al toro con prontitud, le valió el corte de las dos primeras orejas, y le dejó la satisfacción de tener abierta la Puerta Grande a esas alturas de un festejo al que todavía le quedaba mucha cuerda.

Diego San Román batalló con un primer toro deslucido y parado con el que no había nada que hacer, salvo buscarle las vueltas con mucha entrega, a ver si conseguía robarle algún muletazo.

El sexto fue otro marmolillo que se defendía, y no le cayó en gracia que Joselito Adame regalara un octavo toro cuando el queretano se disponía a brindar al público en los medios. Terminado ese toro, con el que San Román se la jugó y metió al público en el trasteo, sobre todo en el trepidante final de faena, toreando con unas limpias manoletinas de rodillas que estrujaron al público, ya de por sí volcado con lo que había ocurrido con el peruano. Y pudo haberle tumbado una oreja de no haber estado errático con la espada, casi desesperado.

Idéntico resultado cosechó Adame en el toro de regalo, situación a la que se vio obligado cuando Roca Rey ya la había cortado el rabo al sexto, luego de otra faena de mucha conexión con la gente, en la que toreó con su habitual capacidad, y que rubricó de otra buena estocada.

El toro del rabo era feo de tipo, pero estuvo bien enlotado con el corniapretado tercero. Se movió con cierta nobleza y eso le bastó a Andrés para enredárselo en la faja y cuajarlo a placer, con la entrega del público alentando cada pasaje de una faena redonda, y así dio la vuelta al ruedo, feliz, satisfecho, con el rabo de "Puente Viejo", que acabó embistiendo con la cara alta, distraídamente, cuando el peruano ya lo había exprimido. En dicho sentido, el arrastre lento ordenado por la autoridad fue exagerado.

Ese abultado resultado de cuatro orejas y rabo no tenía parangón y era imposible superarlo, y aunque la gente vio con agrado los regalos que hicieron Joselito y San Román, la tarde ya tenía un nombre: el de Andrés Roca Rey, que está llamado a convertirse en un consentido del público mexicano. Ojalá que esa idolatría prospere, pues también se necesitan figuras de esta talla que lleven público a los tendidos, como ocurrió hoy en Aguascalientes.

El prólogo ecuestre corrió a cargo del joven rejoneador Javier Funtanet, que está en la fase de "amador", o novillero a caballo, e hizo gala de buena doma y entusiasmó al público en diversos pasajes de su entonada labor con un buen novillo de Peñalba, ganadería de Javier Bernaldo.

Sus mejores instantes los consiguió con "Sueño", un expresivo lusitano con el que clavó banderillas, antes de utilizar a "Gitano", un luso árabe que galopa con soltura por el pitón izquierdo, lo que le permitió clavar dos banderillas al violín que le fueron celebradas.

En la tercera banderilla corta montando a "Detalle", se ciñó mucho a las tablas con tan mala fortuna que el toro le dio un fuerte golpe al caballo, un hecho que desagrado a la gente, y después de un pinchazo hondo en el que no se rompió el bastón del rejón de muerte, tuvo la mala suerte de descordar al toro, y eso trocó la algarabía inicial por unos injustos pitos que, en la ficha del festejo, no reflejan su entonada actuación.

Ficha
Aguascalientes, Ags.- Octavo festejo de feria. Casi lleno, en tarde de calor bochornoso, con algunas ráfagas de viento. Un novillo de Peñalba (1o., rejones) y ocho toros de Corlomé (8o. y 9o., como regalo), desiguales en presentación y juego, de los que destacaron 2o., 3o. y 4o. Pesos: 440, 534, 489, 487, 522, 525, 564, 534 y 500 kilos. El rejoneador José Funtanet: Pitos. Joselito Adame (plomo y azabache): Oreja con algunas protestas, pitos y silencio en el de regalo. Andrés Roca Rey (burdeos y azabache): Dos orejas y dos orejas y rabo. Diego San Román (grana y oro): Palmas, división y silencio en el de regalo. Incidencias: Sobresalieron en banderillas Fernando García, que saludó en el 2o., y Javier Durán "Viruta", que lo hizo con arrojo en el 6o. Y en varas, Alfredo Ruiz "El Miura", que picó muy bien al 7o.

Noticias Relacionadas



Comparte la noticia