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Muere don Pablo Lozano a los 90 años

Jueves, 29 Oct 2020    CDMX    Redacción | Infografía: LM   
Era toda una institución de la Fiesta en sus distintas facetas
El matador de toros, ganadero, apoderado y empresario, don Pablo Lozano Martín, falleció este jueves en Madrid, enfermo de coronavirus, a los 90 años de edad, y con su partida deja un hueco muy grande y un hondo pesar dentro de la Fiesta, donde era sumamente apreciado.

Don Pablo nació en el pueblo de Alameda de la Sagra, provincia de Toledo, el 29 de agosto de 1930. Era el segundo de los hermanos de una familia de taurinos que fue creciendo hasta que conformaron la llamada Casa Lozano, en compañía de Eduardo y José Luis (novillero en su juventud), que fueron empresarios de Las Ventas con la empresa Toresma, que estuvo al frente de la plaza durante 14 años, de 1990 y 2004.

Tomó la alternativa en Barcelona el 25 de septiembre de 1951. Su padrino fue Luis Miguel Dominguín, y los testigos Manolo González y José María Martorell. Esta tarde se lidiaron toros de Samuel Flores y Atanasio Fernández.  Su confirmación en Las Ventas tuvo lugar el 18 de mayo de 1952, siendo su padrino Antonio Bienvenida, que le cedió la muerte de un toro la divisa de José Ignacio Vázquez, en presencia de Paco Muñoz. 

Su paso por México

En plazas de América tuvo varias incursiones. En México lo representó Ricardo Balderas, y aquí vino a torear desde finales de los años cincuenta, y fue muy bien acogido por varios toreros con los que ya había trabado amistad en España, como Juan Silveti o Rafael Rodríguez. Toreó en varias plazas de provincia, varias importantes de la frontera como Tijuana, Ciudad Juárez, Mexicali, y también en Tampico, pero nunca pudo concretar su confirmación en La México.

Su actuación de mayor jerarquía fue en la plaza "El Toreo" de Cuatro Caminos el 26 de septiembre de 1962, donde actuó en una corrida nocturna al lado de su apoderado Balderas, y su amigo Raúl Acha "Rovira". Ese día se despidió de los ruedos Balderas luego de lidiar a su segundo toro, del hierro de Peñuelas. En Aguascalientes toreo en la plaza "San Marcos" dos corridas en el año de 1963. La primera el 1 de enero y la segunda el 24 de abril, según lo documentó hace tiempo Xavier González Fisher. Y en Guatemala sufrió una cornada durante una corrida organizada por Luis Procuna, con el que también tenía relación.

Fue en esos años cuando conoció a la que fuera su esposa, doña María Guadalupe Perea. Ella era originaria de San Luis Potosí, de ascendencia española. De hecho, Fernando, el segundos de sus hijos, nació en México.

Y tras diversos altibajos profesionales, con algunos triunfos puntuales en Madrid, tomó la decisión de retirarse de los ruedos. A partir de entonces repartió sus labores dentro del mundo del toro, dedicándose a la gestión de plazas y apoderamiento de toreros, y fue en la plaza madrileña de Vista Alegre, en el año de 1964, donde, en compañía de sus inseparables hermanos, crearon la "Oportunidad", aquel ciclo de novilladas del que surgió Palomo Linares. 

De la mano de esta gran figura del toreo, el prestigio de la Casa Lozano aumentó no sólo en España sino que comenzó a sentar sus bases en plazas de Sudamérica. Y una vez convertidos en ganaderos, los hermanos Lozano delegaron en don Pablo la administración de sus fincas, y fue ahí, ya desde hace décadas, donde él se consagró al a crianza del toro bravo, del que fue un profundo conocedor tanto en el campo, los corrales y la plaza, llevando siempre en alto la divisa de Alcurrucén, una de las ganaderías emblemáticas de la cabaña brava española.

Don Pablo alternó esta faceta con la representación de varios toreros que, en distintas etapas, formaron parte de la Casa Lozano, tales como el propio Palomo, Juan Antonio Ruiz "Espartaco", César Rincón, Manuel Caballero, Vicente Barrera o Eugenio de Mora, con el que vino a México en dichas funciones de apoderamiento hace dos décadas para estar presente en su confirmación de alternativa en el coso de Insurgentes.

Don Pablo inculcó su pasión taurina a sus hijos, de los que Fernando siguió sus pasos como matador de alternativa y, tanto Pablo como Luis Manuel, que fue novillero, se dedicaron a las cuestiones empresariales y de apoderamiento que marcaron el rumbo de esta dinastía de respetados taurinos toledanos.

Desde aquí enviamos nuestro pésame a toda la familia Lozano, especialmente a don Manolo, el hermano mayor, así como a sus tres hijos Pablo, Fernando y Luis Manuel, a la espera de que pronto encuentren resignación ante esta lamentable pérdida de un taurino de cepa que marcó toda una época y que hizo escuela. Descanse en paz.


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