La gran rivalidad existente entre las dos ganaderías más importantes de las islas Azores, que era uno más de los atractivos del cartel, quedó prácticamente en nada por el escaso y desrazado juego de los toros que ambos lidiaron en la corrida de a pie de las Sanjoaninas, celebrada en el día grande de las fiestas.

Con más cuajo y presencia los "jandillas" de Rego Botelho que los también "domecqs" de José Albino Fernandes, ninguno de los tres toros de ambos hierros respondió al nivel de lo esperado, en tanto que, aunque con cierta movilidad, casi todos se rajaron o se defendieron sin clase ante las muletas de los tres diestros.

Aun así, y bajando mucho el listón de la exigencia, dos de los de Albino, segundo y tercero, resultaron los más potables del sexteto, o al menos tuvieron la suficiente duración en la pelea, tampoco mucha, para propiciar los momentos de mayor interés del festejo. 

Con el segundo estuvo templado con el capote Sebastián Castella, que también su lució en un quite por chicuelinas antes de abrir la faena de muleta con unos emotivos pases por alto agarrado a las tablas. A pesar de la falta de clase del toro, el francés fue haciéndole seguir los engaños con firmeza y fe y también a base de alternar inteligentemente las dos manos en una faena estimable y prolongada incluso después de que el astado se rajara. 

No quiso dar Castella una merecida vuelta al ruedo tras esa faena, pero no pudo desquitarse después con su segundo de Botelho, que galopó de salida aunque comenzó a violentarse en cuanto se encontró a solas con su lidiador, que resolvió los problemas con buen oficio.

El tercero, de Albino Fernandes, fue el toro de mayor movilidad, más allá de su poca entrega. José Garrido también se lució con él con el capote para después hacerle una faena enfibrada y de muletazos ligados en los que evitó que el animal tocara las telas con su constante punteo hasta que, inevitablemente, se le rajó y tomó camino de las tablas.

Con el sexto, el sustituto esta tarde de Pablo Aguado solo pudo brillar en un buen quite por delantales de manos altas ante un astado de Rego Botelho que resultó reservón y protestó constantemente al toreo obligado.

Curro Díaz, al que su primero de Fernandes se le rajó ya en banderillas y no hizo más que  salirse huido de cada muletazo,  hizo un esfuerzo mayor con el cuarto, que volteó en banderillas a Juan Carlos García, sin mayores consecuencias. El torero de Linares puso empeño para robar algún muletazo lucido a un toro mirón y parado, lo que consiguió al fin en una muy compuesta serie de naturales tras la que el de Botelho ya se negó a seguir embistiendo.