Descubrió el teatro viendo a Julia Cibera en "Fedora" y a María Guerrero en "Flandes se ha puesto el sol", se trata, ni más ni menos, del actor valenciano Enrique Rambal que fue contratado por primera vez por el actor Manuel Llorens; Rambal formó su propia compañía  en el valenciano Teatro de la Princesa donde representaron, "El perro Fantasma", a la que siguieron "La dama de las camelias", "La almoneda del diablo"  y dos obras del repertorio más popular: "La pata de cabra", entre otras.

Tramoyas, escenarios, camerinos, Rambal frente a un espejo de medio metro, mirándose en el, mientras poco a poco va convirtiéndose en el monstruoso Drácula, a tiempo que recordará la primera corrida de toros de su vida en la localidad de Alcoy: Toreaban Fuentes y Mazzantini, Fuentes tuvo una tarde muy buena, le hicieron dar la vuelta al ruedo en el último toro, y cuando recorría el anillo para recoger los aplausos de la multitud, le atropellaron las mulillas que arrastraban al astado con el que había conseguido el triunfo.

Drácula, basada en la novela de Bram Stoker, se estrenó en el  Teatro Fontalba de Madrid el día 6 de julio de 1943, dicha puesta en escena comprendía de 25 cuadros y 33 personajes. Comenzaba con un telón corto y un viejo pergamino con esta inscripción: "Los vampiros son unos seres siniestros". Se sucedían luego los decorados: un camino, un mar tempestuoso, el cementerio, los espectros. La primera parte acababa como un folletín: "¡Ahora empieza lo peor!"

Al que vi torear mucho en Valencia fue a Bienvenida padre. Tenía mucho cartel, y yo le admiraba mucho porque era un torero largo, muy largo, claro al que más admiré yo en mi juventud fue a Belmonte y luego a Joselito, Fuentes también me gustó mucho, no obstante ¡Juan era un terremoto! A mí me hubiera agradado entonces ser un torero como él, incluso más que ser actor.

Además de actor, fue creador de compañía, director de escena, adaptador de textos, empresario, innovador de la escenografía, en opinión de Rodolf Sirera, fue, sobre todo, un empresario teatral en el más amplio sentido, que trabajó siempre de cara al público y constituyó e hizo del teatro, un verdadero acontecimiento popular, en tanto que para el escritor y crítico Rodríguez de León,  Rambal representa  en España, el único que ha conseguido que las muchedumbres aceptaran a Shakespeare, Pirandello, Lope o Calderón.

En el teatro hay que torear tanto, y a cuerpo limpio, de obras de toros sólo hice una en un acto, era original de un periodista malagueño y se titulaba "La faena de la tarde", en ella sacaba un traje de luces de Paco Madrid, por otra parte, para mí Manolete es el mejor torero de todos los tiempos, por la estética, por la firmeza, por la seguridad de su toreo y por la verdad de su muleta.

Su compañía incluía más de 80 actores, 20 toneladas de equipaje, un equipo de técnicos, un sastre francés, unos enormes talleres propios en Valencia. Un solo ejemplo: en la obra "Miguel Strogoff" aparecían en escena 175 personajes. Se hizo famoso Enrique Rambal por sus trucos: los efectos escenográficos más espectaculares, que competían con éxito con lo que entonces ofrecía el cinematógrafo.  

En dicha pieza "Miguel Strogoff", por ejemplo, ardía un bosque gracias a unos árboles de hierro, huecos, dentro de los cuales se encendían bengalas. En "Las mil y una noches", una batería, unas explosiones de pólvora y unos potentes ventiladores daban la impresión de un siroco en el desierto. En otras obras, el público veía estallar un volcán, se asomaba al fondo del mar o contemplaba cómo Rambal caminaba sobre las aguas.

"La faena de muleta es lo que más me entusiasma de la fiesta y si tiene el remate de una buena estocada de una estocada de aquellas que daban Fortuna y Mazzantini, entonces ya es lo más que se puede pedir, he llegado a suspender funciones de la tarde por no perderme los toros. En América siempre que había corrida, estando yo en México o Bogotá, quitaba la primera función, y es que cuando se está lejos de España es cuando más se desea nuestra fiesta".