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Espejo de Tauromaquia

Viernes, 18 Ene 2019    Morelia, Mich.    Quetzal Rodríguez | Foto: Infograma LM   
...Telón de fondo para su interpretación de las corridas de toros...
En los años treinta vieron la luz una serie de trabajos literarios relacionados con la tauromaquia verdaderamente innovadores. Con ellos se abrían nuevos horizontes al tema y parecía que la prosaica polémica de toros si, toros no, pasaba finalmente a un plano secundario. También estas nuevas aportaciones suponían una visión diferente de la folclórica y costumbrista habitual.

También en el terreno del arte, por aquel mismo tiempo, existía un interés semejante por el mundo de la corrida y Picasso, por citar el nombre señero, realizaba unas obras, dibujos, grabados y pinturas,  en esta misma línea conceptual a través de las cuales ofrecía una visión autobiográfica de la tauromaquia verdaderamente revolucionaria que, posteriormente, sería adoptada por varios miembros del grupo surrealista, entre ellos André Masson.

Tres nombres nos parecen claves en la literatura relacionada con los toros de este momento: Emest Hemingway, José Bergamín y Michel Leiris, Hemingway publicó por entonces su célebre Muerte en la tarde, libro muy complejo en el cual el escritor americano combina pasajes de crónica informativa del mundo de los toros de la época y sus antecedentes, muy en la línea de su actividad como corresponsal de prensa y en la tradición de los libros anglosajones de viajes, con otros capítulos de gran inspiración poética en los cuales rebasa el mero tema taurino y llega incluso a esbozar una emocionante semblanza sobre el Viejo Continente y, llena de intuiciones y de afecto por la España previa a la guerra civil.

Además incluía en su obra ideas sobre la visión .de las corridas de toros muy inteligentes tal como cuando señalaba su mayor proximidad con la tragedia clásica que con los deportes modernos. También hacía reflexiones sobre la significación del arte, un poco en la línea de los diálogos de Diderot, y así destacaba que los toros son: "Un arte efímero, como el canto y la danza, una de estas artes que Leonardo aconsejaba a los hombres que evitasen; un arte que, cuando el ejecutante ha desaparecido, no existe más que en la memoria de los que lo han visto y muere con ellos". 

Un poco antes Bergamín había publicado su "Arte del Birlibirloque" una obra mucho más seria de lo que parece a primera vista debido a su brevedad y su apariencia engañosamente festiva. Aquí nos encontramos a un español que conoce profundamente la corrida, que toma partido dentro de sus escuelas y que nos ofrece una imagen original de la tauromaquia. 

Sus afirmaciones como la de que: "no hay nada menos castizamente español que la lidia de un toro en la plaza cuando es ejecutada perfectamente. Nada más clásico, más románticamente clásico; y, a la inversa, apolíneo y dionisíaco a un tiempo; nada más singularmente bello, y por tanto, universal".

Éstas obras, sin duda, tuvieron una decisiva influencia en la gestación de otras obras literarias sobre el tema, tal corno seguramente ocurrió con "Espejo de Tauromaquia" de Michel Leiris terminado de escribir en un año tan conflictivo como 1937, unos meses después del Guernica de Picasso.

Michel Leiris no era sólo un poeta vinculado al arte nuevo, los azares de la guerra harían que, poco después, su apellido pasase a dar nombre a la galería de D. H. Kanhweilersino, un científico de sólida formación académica y con una excepcional experiencia como antropólogo de campo.

Michel Leiris en contacto con las esencias más primitivas de los sacrificios de toros,  aunque no se cite expresamente en "Espejo de Tauromaquia", es una especie de telón de fondo para su interpretación de las corridas de toros actuales en las cuales el autor ve fundamentalmente una representación viva de la tangencia de lo recto-derecho y de lo siniestro-torcido que es esencial no sólo en el arte sino en el conjunto de la vida misma.

 En este punto es realmente muy interesante ver las convergencias y divergencias entre Bergamín y Leiris, ya que en el primero afirmaba que: "la rectitud es siempre moral: nunca artística". Aunque quizás también hubiera que introducir en la discusión lo que cantaban los antiguos ritos abisinios durante su cruento y secular sacrificio, que según nos trasmite Leiris, era así:

"Ved su sangre, ved su sangre,
del señor ved el toro ...
La lucha con la bestia será larga
pues sólo el derecho es el buen lado".

Bibliografía

Bergamín. José. "El arte del Birlibirloque, entendimiento del toreo". Plutarco. Madrid. 1930.

Hemingway, Ernesto. "Muerte en la tarde". Planeta. Colección Popular No. 53. Barcelona. 1992.

Leiris, Michel. "Espejo de tauromaquia". Turner. Madrid. 1995.


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