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Espectro Taurino: Torero de toreros

Sábado, 06 Oct 2018    CDMX    Jorge Raúl Nacif | Opinión   
"...hijo del mítico Papa Negro, era el tercero de una gloriosa..."

El 7 de octubre de 1975 murió uno de los toreros más emblemáticos del siglo pasado, Antonio Bienvenida, días después del gravísimo percance que sufrió en la ganadería de Amelia Pérez Tabernero, donde fue alcanzado por una becerra.

La vaca, de nombre "Conocida", e hija de un toro que fue indultado en Segovia años atrás, le causó delicadas lesiones en las vértebras cervicales. El momento ocurrió cuando el maestro fue embestido por la espalda y lanzado por los aires, cayendo de muy fea manera.

Así lo recordó el periodista Joaquín Vidal en una nota publicada en el diario El País el 7 de octubre de 1990, a 15 años de la muerte de Antonio Bienvenida. Rescatamos un fragmento del texto referido:

"Tal día como hoy, a primera hora de la tarde, moría en el hospital madrileño de La Paz el maestro Antonio Bienvenida, artífice de la quintaesencia del toreo, como consecuencia de una fractura de cervicales que dos días antes le había ocasionado la vaquilla `Conocida´ en la ganadería de Amelia Pérez Tabernero.

"La res, a la que ya se había dado puerta y galopó al campo, inexplicablemente volvió grupas, entró en la placita de tientas y cogió desprevenido a Bienvenida, al que derrotó por la espalda y le dio una voltereta tremenda. Las lesiones que se produjo al caer fueron irreversibles. El hermano del diestro, Ángel Luis, que le acompañaba en el tentadero, lo trasladó a Madrid y dispuso la asistencia sanitaria, que no tuvo resultado.

"La noticia de la muerte produjo una enorme conmoción en todos los ámbitos sociales e institucionales pero sobre todo entre las clases populares, para quienes Antonio Bienvenida era uno de los grandes personajes de la época. Al día siguiente, antes del entierro, ante una emocionada multitud que abarrotaba la plaza de Las Ventas, se dio una vuelta al ruedo al féretro.

"Antonio Bienvenida, hijo del mítico Papa Negro, era el tercero de una gloriosa dinastía. Pero la historia dice sobre todo que fue la quintaesencia del arte de torear".

En el mismo texto, Vidal traía a colación las características más notables del maestro Bienvenida, enmarcadas en una profunda vocación torera y ese respeto extraordinario que siempre le tuvo a la misma, además de una técnica privilegiada para lidiar reses bravas:

"Ya lo comentaba la afición coetánea: `El día que se retire vendrá la decadencia de la fiesta´. Y este augurio, cuya certeza ha demostrado el tiempo, se fundamentaba en las características de Antonio Bienvenida que no tenían parangón: vocación total, respeto litúrgico por la profesión, entereza asombrosa para superar los infortunios que le acarreó, conocimiento enciclopédico de las suertes de la tauromaquia, una técnica acendrada para ejecutarlas, una insuperable pureza interpretativa".

Al momento del fatal percance, el maestro Antonio Mejías Jiménez ya estaba retirado oficialmente de los ruedos, aunque de vez en vez participaba en festivales y tentaderos. Su última actuación de luces fue el 5 de octubre de 1974, en la plaza madrileña de Vistalegre, día de una recordada faena de Rafael de Paula a un toro de Fermín Bohórquez.


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