Los matadores Joselito Adame, Octavio García "El Payo" y Angelino se Arriaga se llevaron una oreja por coleta, durante la tradicional Corrida de las Luces, como parte de las celebraciones de los 100 años de la plaza "La Taurina"mientras el rejoneador Santiago Zendejas se fue de vacío y los Forcados de Mazatlán fueron aclamados.

La solemnidad de la procesión con su conmovedor misticismo llevando la imagen de la Virgen de La Caridad, en la que participaron las autoridades eclesiásticas, toreros de a pie y de a caballo, mientras el público portaba sus velas encendidas fue el prólogo emotivo a este singular festejo.

Centenario fue el primero de la lidia a pie con el que Joselito Adame tuvo destellos capoteros al recibirlo; vino un espectacular tumbo a César Morales a cuyo caballo el toro lo encontró mal parado cayendo encima del varilarguero que recibió fuertes golpes y salió dolido.

Un rítmico quite por navarras y remate pinturero soltando una punta precedieron a la buena actuación de sus banderilleros, para después iniciar el trasteo de hinojos por alto en la zona de tablas y en los medios torear con desahogo por pitón derecho, ya que por el izquierdo el toro se le quedó y más tarde terminaba con la cara alta.

Luquesinas frente a toriles antes que empuñara la espada citando a recibir y conseguir estocada delantera que escupió algo e hizo doblar, correctamente le fue entregada una oreja que paseó ante el lleno.

Recibió a su segundo con bonitos lances a pies juntos, el toro recibió un picotazo del que se dolió y salió huyendo; sujetándose de los tableros Joselito ligó varios pases por alto y aunque intentó por ambos lados y le tocaron la Pelea de Gallos, la escasa trasmisión del animal impidió mayor respuesta de la gente, tras la estocada trasera y caída sonaron las palmas.

El quinto hizo brava salida rematando en los burladeros desprendiendo algunos adornos y cuando Octavio lo recibió de capa, clavó los pitones en la arena dañándose visiblemente sin embargo se repuso en el último tercio y como el torero lo supo llevar, terminó embistiendo bien por ambos lados en un trasteo de suavidad  y temple que remató de media estocada tendida, para llevarse un auricular después que arrastraron al toro entre algunas palmas.

Su primero se dolió en el puyazo y luego hizo sonar el estribo al derrotar en repetidas ocasiones, no obstante después fue a la muleta bien llevada por Octavio en varias series por el derecho; la estocada fue ligeramente tendida con lo que dobló el de Xajay , aunque el torero merecía ser reconocido tuvo silencio.

Correspondió a Angelino de Arriaga en primer término un bonito salinero que de salida hizo cosas extrañas y aparentemente estaba reparado de la vista, aunque cuando fue al caballo salió suelto del encuentro y fue devuelto. Ante el sustituto el apizaquense se mostró discreto al lancear. Fermín Salinas logró un buen puyazo para dar paso a unas chicuelinas poco asentadas, en cambio cubrió bien el segundo tercio.

Al principio llevó bien al astado al muletear por el lado derecho cambiando el panorama por el otro, volvió a la derecha y ejecutó adornos y desplantes para los feriantes que tras la estocada entera solicitaron un auricular y se concedió.

Salió con muchas patas el sexto que dio hasta tres vueltas al redondel lo que aprovechó el torero para darle dos largas de rodillas cerca de tablas; hubo un puyacito tras lo cual ejecutó con vistosidad el Quite de Oro. Volvió a banderillear ahora con más voluntad que lucimiento. Inició la faena de muleta en los medios que después ya no prosperó pues el toro se rajó yéndose a tablas, pinchó antes de otra estocada entera y escuchó palmas.

Por delante actuó el rejoneador Santiago Zendejas cuya buena monta contrastó con el poco acierto ante un descastado ejemplar al que  clavó el de castigo atrás de medio lomo sin que quebrara el palo. Dejó una buena banderilla al quiebro y a toro parado un par a dos manos y rejón mortal.

Cabe destacar la actuación de los Forcados de Mazatlán que lograron magnífica pega por conducto de su cabo el menudito y experimentado René Tirado, quien fue llamado a recorrer el redondel y lo acompañó el caballista.