Federico Pizarro se alzó como máximo triunfador de la segunda corrida de feria celebrada en "El Relicario", ello tras desorejar a un buen ejemplar de Villa Carmela, con lo cual consiguió la salida en hombros mientras que Enrique Ponce cortó una oreja.

Se había mostrado el diestro capitalino con deseos de agradar sin conseguir mayores cosas, hasta que enfrentó a su segundo ejemplar al que le dio lances regulares, en cambio luego del puyazo ejecutó rítmicas navarras que empezaron a meter al público en una labor que fue a más.

El sorteo le favoreció con "Seda Blanca" al que le ligó sedeñas series marcando el ritmo del trasteo; los muletazos tuvieron largueza, temple y ligazón sin faltar algunos adornos de buen gusto y oportunos, así como toreo por alto conjuntando una labor en la que la gente se inclinó por el buen estilo del cárdeno para empezar a solicitar el indulto.

Dicha petición fue en aumento y cuando el matador se disponía para oficiar con la toledana, de nuevo la insistencia de la gente, a la que se sumó Rafael Herrerías desde el callejón, hizo que Federico volteara hacia el palco del juez quien le indicó lo matara; se repitió la escena otras dos ocasiones y José Antonio Gaona reiteró la indicación. Finalizó el torero con media estocada algo tendida y un descabello, se le concedieron las dos orejas que paseó tras la vuelta al ruedo para el toro.

Con su primero que empujó en la caballo de Omar Morales y tumbó, Pizarro estuvo tesonero ante la embestida descompuesta, sin lograr ligar más de dos muletazos a pesar del aguante, un molinete ligado con el de pecho fue lo más sobresaliente añadiendo varios desplantes, señaló medio espadazo desprendido y con travesía para escuchar palmas.

De escasa presencia fue el segundo de Enrique Ponce con el que realizó bonitas verónicas, vino un puyazo breve que hizo sangrar mucho y después de ser pasado con dos pares, el público le jaleó desde el brindis y consecuentemente la labor por ambos perfiles, por los que estuvo aseado pero echando al animal hacia afuera en algunos remates. Tras un pinchazo y estocada desprendida se solicitó la oreja que fue concedida.

También lanceó al primero ganando terreno en cada lance, el toro al salir del puyazo cayó a la arena, el diestro quiso simular un quite ante la acentuada debilidad del astado; cuando lo toreaba de muleta llevándola a media altura ya no pasó nada y al ver que tenía menos de media embestida optó por finalizar; pinchó en dos ocasiones antes de media estocada que quedó muy abajo y provocó la división de opiniones.

Visiblemente escobillado del pitón derecho estaba el primero de Diego Silveti al que fijó con los primeros lances; posteriormente vimos ayudados con la diestra bien ejecutados que poca repercusión tuvieron en el graderío. La estocada trasera fue seguida de varios descabellos para que sonara un aviso y luego algunas palmas.

 Ante el sexto tampoco hubo lucimiento con el capote, el puyazo fue muy trasero y vino un buen momento de Juan Ramón Saldaña que a una mano cambió al toro de terreno llegando apuradamente al burladero. Diego empezó sobre la mano derecha, sin embargo se acomodó mejor por naturales y terminó con ayudados por alto; señaló dos pinchazos antes de espadazo casi entero para escuchar palmas.