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Historias: Bernardino de Salvatierra

Miércoles, 11 Abr 2018    CDMX    Francisco Coello | Foto: Archivo   
"...fiestas y corridas de toros con que celebró México..."

Va aquí, el resto de la historia…

Escrita en romance octosílabo (Con-la-Carga-o-Musa-a-Cuestas) y luego concebida en Quintillas tal cual se indica en la introducción, sabemos que dicha obra fue publicitada en la Gazeta de México N° 61 (diciembre de 1732) como Descripción de las fiestas y corridas de toros con que celebró México la reconquista de Orán por las armas católicas de Felipe V, por D (…), natural de México. México, 1732, originalmente por la imprenta de los Herederos Miguel de Ribera.

Sin embargo, y de acuerdo a la inserción aparecida en la propia Gazeta fue José Bernardo de Hogal el encargado de esto, procurándole otro título: Descripción segunda de las Fiestas, que celebró esta Nobilísima Ciudad de México, a la feliz Restauración de la Plaza de Orán, en África. Escrita por el Br. D. Bernardino de Salvatierra, y Garnica (…). Sin embargo, en la propia inserción se indica que esa y otras dos publicaciones saldrían donde esta Gazeta. A lo anterior, deberá agregarse que existe el que finalmente aparece en el manuscrito "Fiestas de gobierno que hizo México a la toma de Orán". Y como en un enredo teatral, nos quedamos con tres diferentes títulos y solo uno verídico.

Sin el impreso, y ahora contando con un manuscrito -sujeto de especulaciones-, vale la pena mencionar que se trata de una “Descripción de fiestas”, la cual consta de 94 quintillas o 470 versos, escritas en un estilo llano, popular, donde falta el referente de los grandes poetas y se acerca más a los poetastros.

Por su extensión, es imposible darla a conocer totalmente. Sin embargo, conviene elegir algunas de sus partes que permitan conocer el tono lúdico, tanto del autor como de las celebraciones. Vale advertir que se respetan algunas formas del estilo y escritura tal cual fueron concebidas.

Fiestas de gobierno que hizo México a la toma de Orán. Quintillas.

(. . . . .)

De Clarines y Timbales

al trote; digo al Compás

por la Ciudad y arrabales

publican fiestas, nomas

y quedan deseando reales; (65)

(. . . . .)

Hambre canina en sus lloros

Ostentan y así parleros

Dicen aunque con desdoros

Tan a nuestra hambre y Carneros

no bastan? Pues vengan Toros. (105)

Por toros su hambre se abraza

(que es cosa al fin de valor)

Y para que en esta traza

Lo coman todo mejor

Reparten ellos la plaza. (110)

Nueve mil y más se atreve

A sacar de ella su resto

Todo a casa se nos lleve

Porque se ha de sacar esto

Y aquello; fuera ser nieve (115)

(. . . . .)

Primero lo consumido

en remendar a hilo de oro

tal cual toreador vestido

que las ahujas de un toro

mejor habían cosido; (125)

Y también en capas crujientes

media pieza que gastó

fe escarlata y adherentes

porque las guardadas, no

retaban ya para gentes. (130)

Y también seda de coser

para con las viejas capas

remendar y componer

las mulas y sus gualdrapas

que no se podían tener. (135)

Y también para guarnición

de las libreas abiertas

vaciadas a la función?

gastaron tan buenas fuerzas

Como ellos; dos de listón. (140)

Y porque dizque hubo

medido todo, una el sastre

el Conde que lo midió

entendiendo ya el de Sastre

de la obra se lo bajó. (145)

Ni una hebra desperdiciaron

aun las hilachas cogieron

mas por lo que publicaron

Vamos a ver lo que hicieron

después de lo que gastaron. (150)

Toros: En cuya friolera

o plaza de Vista cara

al santo pastor de esta hera.

para que se calentara

dieron solo una lumbrera. (155)

Rebatióla, como un maíz

y fue la acción acertada?

pues su urbano estilo ensayo

por no servir para nada?

se la envió con un lacayo. (160)

Prosiguió el trato grosero

y en tan escasa fortuna

al grave Pastor del Clero

viendo que no le cuadra una

dieron tres; por su dinero (165)

Toros; flacos y entablados

con quien más bravos y fuertes

fueron cuartones, parados

pues estos no hicieron muertes

e hiciéronlas los tablados? (170)

Más; porque se consumiesen

menos toros, cuatro galgos

que aunque la plaza corriesen

para que liebres cogiesen

les habían de decir; galgos. (175)

(. . . . .)

en la otra semana afana

su hambre lo que regulado

a medio partir se gana

y toros por lo ganado

quisieran cada semana. (185)

En esta en que se esmeraban

más, en lo que disponían.

Carreras, y toros traban;

pero los toros corrían

y los caballos golpeaban. (190)

Castillo de tales mañas

arman de Oran al entrego

que en su fábricas extrañas

antes de ponerte fuego

mostraba que era de cañas. (195)

fiestas disponen que creerse

de carrera bien pudieran

tal que sin llegar a hacerse

si tuvieran vergüenza, eran

las fiestas para correrse. (200)

Despeados los moros hallo

aun no corriendo; porque

andaban (aquí entra andallo)

Seis moros hembras a pie

y doce hombres a caballo. (205)

Sus atavíos no alabo

pues los cristianos traperos

con listón en crin y razo

iban sin cabos, en cueros

y el gran turco con su cabo. (210)

Galas dignas de que fiel

la pluma haga de ellas suma

Sirviendo a Oran. Cartel

Penachos, doce de a pluma.

Turbantes, seis de papel. (215)

Al topetearse primero

que a mostrar su agilidad

se echaron como al carnero

por una como Ciudad

doce como caballeros (220)

parten dos y yo al Mirallos

Viendo su juego perdido

dejo ya de murmurallos

pues les gana hasta el sentido

un topetón de caballos. (225)

Al ver el lance fatal

del Castillo al lecho en tropa

llevan a uno por su mal

pues en oficio y en ropa

era cama de hospital (230)

Al Conde o a el fierabrás

de carrera trujamante

Grita el pueblo; fiestas das

no empezadas por delante

y acabadas por detrás. (235)

(. . . . .)

Carnaval vino un dislate

vino un toro en que se ve

Carne de puerco y zacate

tan poco y tan pobre que

todo estaba; en un petate. (245)

Esto da, ya el agenciarlo

Sacando pesos a cientos

para el castillo y armarlo

de los que armaron; trescientos

dice que vale al quemarlo. (250)

Con eso quedan vizarros

de cuernos; mostrando en suma

su economía y desgarros;

mas no larguemos la pluma

que van saliendo los carros. (255)

Obra es suya y de la cola

de un Criollo que se trata

Gachupín de vino y ola

tan hambriento tras la plata

que es el Marqués de Guardiola. (260)

Cinco dispone su ahínco

con artificios tan nuevos

que en su número lo finco

porque en Carros como expuestos

nos dice cuantas son cinco. (265)

(. . . . .)

Dentro de las Musas francas

Tienen flor de harina pura

y númen de pies; y aún zancas

con babas por levadura

amazaba tortas; blancas. (330)

El dice y su vena pica

poniendo espuela al pegaso

de un gran Capitán la pica

porque también el parnaso

Tiene un salteador garnica. [sic](335)

(. . . . .)

Poeta lego el ajuste

le dio con pies de plomo

y para que de ello guste

le mató al pegaso el lomo

Con un romanzón de fuste. (395)

(. . . . .)

Canto de estas fiestas ha hecho

Poeta de escalera abajo

de los que haciendo el estrecho

Toman para sí el trabajo

y para hogal el provecho. (455)

Mas no es fiel su retrato

ni sus facciones compuestas

y solo doy de barato

que quiso hacer grandes fiestas

que quedó el Conde chato. (460)

en cierta plaza por esta

acción, ver si se acomoda

quiere; y oir por V. E. puesta

que si es (para tragar) boda

y para (que gane) fiesta. (465)

Esto el virrey le responde

cuando llega a presentarse

Salese y no sabe donde

y yo se vino a quedarse

aun en esto Chato el Conde. (470)


(Una rúbrica o remate)

El verso 335, es el único indicativo en el que el autor se autorefiere, tanto con la quintilla previa como con la posterior, único medio para decodificar la posibilidad en la que, detrás de dicha construcción se encuentre el propio Bernardino de Salvatierra y Garnica, “escaso poeta, pero buen versificador” (Andrés Henestrosa, dixit). Y luego, las que entre los versos 451 y 455 mencionan esa marcada sospecha en la que finalmente José Bernardo de Hogal haya sido quien sacara provecho de aquella madeja sin solución.

También van las últimas tres quintillas, que son el cierre contundente de esta tan peculiar como curiosa forma literaria por medio de la cual podemos entender una apreciación más sobre el desarrollo de aquellas fiestas, que se comprende fueron “cosa muy de ver”.


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