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Espuerta: Gloriosos veteranos

Domingo, 08 Abr 2018    CDMX    Heriberto Murrieta | El Heraldo de México   
...Con el traje oscuro y el alma resplandeciente...
Mentalizarse, sentir el peso del vestido con sus bandas y hombreras recamados, jugarse la vida cuando el tiempo ha pasado factura, todo representaba un enorme reto para Raúl Ponce de León (70 años), Miguel Villanueva (68) y Rafael Gil "Rafaelillo" (66), el sábado pasado en la plaza Jorge "El Ranchero" Aguilar de Tlaxcala.

"No es lo mismo Los Tres Mosqueteros que veinte años después", pero veinte o treinta años después, cuando las canas cubren más que las sienes o ni siquiera pelo queda, hay más cosas qué decir. Las vivencias se acumulan y se “cuentan” al torear. Sábado de Gloria con polvos de aquellos lodos. Una corrida insólita llena de torería, solera, sentimiento y sobre todo, gran profundidad y contenido. Qué deleite ver a los toreros entrados en años.

Hubo en los lances y las chicuelinas de Miguel Villanueva un exquisito compás. Naturalidad sin afectaciones con el oficio de un diestro que sabe coger y mecer el percal.

Raúl Ponce de León, "Divino Calvo" del siglo 21, reminiscencia de Rafael "El Gallo", demostró la grandeza y la dignidad de quien es torero y se enfunda un vestido de luces. En los albores de su carrera, Raúl lucía un terno "negro y óxido". Es por eso que, en sesentera evocación, Raúl se puso uno de ese color para tan señalada y morbosa cita. Con el traje oscuro y el alma resplandeciente, un tallón que era como una medalla en la mejilla izquierda, Ponce de León dio una sentida vuelta al ruedo acompañado por sus nietos, bajo las notas lacrimógenas de Las Golondrinas.

Por su gitana parte, Rafael Gil "Rafaelillo", blanca melena engomada, patillas de hacha, coleta natural, tragó paquete en un inverosímil pase cambiado por la espalda para abrir una faena de muleta que poseyó duende y temple. El que tiene, retiene, y Rafael, que siempre fue un buen torero, ratificó las cualidades que advertían público y prensa de su época, y que alcanzó a ver una nueva generación de aficionados en aquella inolvidable faena a un imponente cárdeno de Tenexac en El Toreo de Cuatro Caminos, allá por los años noventa.

Para alegría de todos, los toros de Tenopala y Felipe González colaboraron para que la velada resultara inolvidable.

Sesentón

En parecido tenor, aunque más joven que los tres gloriosos veteranos que se quitaron años de encima en Tlaxcala, Guillermo Capetillo cumplirá 60 "tacos" el próximo día 30. Nació en la Ciudad de México el miércoles 30 de abril de 1958.  Ese día actuará en el festival nocturno en homenaje póstumo a Miguel Espinosa "Armillita", su amigo y alternante de noches bohemias.

Tenía tres años sin tomar una muleta, pero ya se prepara intensamente en varias ganaderías para llegar en buena forma al festival a celebrarse en la plaza "San Marcos", de Aguascalientes, el 30 de abril.

A diferencia de su padre y de su hermano, Guillermo toreó siempre con mayor clasicismo y verticalidad. Esa temeridad estilística, que permitió ampliar los horizontes artísticos de su dinastía, vino a confirmar que a final de cuentas el artista está solo, con su intuición y sus herramientas personales para hacer frente al crucigrama que representa cada toro.

Esteta frugal, dueño de un concepto llano e incorruptible, alcanzó pocos pero grandes e inolvidables instantes de excelsitud estética.


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