Armillita hizo el toreo...
Realizó lo más destacado de la corrida de este lunes
Tanta felicidad no era posible. Y la ley de probabilidades implicaba un bajón del entusiasmo vivido en esta Feria de Aguascalientes. Así que hoy la suerte y los toros dijeron “no”, y ese fervor de días anteriores se vino a pique, no obstante el encomiable esfuerzo que los tres toreros del cartel hicieron por estar a la altura del compromiso con la corrida de Xajay.
La faena de mejor acabado la firmó Fermín Espinosa “Armillita” que estuvo francamente bien con el quinto, el toro más potable del encierro queretano, con el que el torero de dinastía toreó muy bien con la muleta en la zurda, deletreando varios muletazos de acusado estilismo, fiel a ese concepto que aprendió en casa.
Ya desde el saludo capotero, el nieto del maestro trató de aplicarse y fue en el tercio de muerte, con la zarga en la zurda, cuando consiguió los mejores pasajes de un trasteo estructurado, conciso y torero, que se miró con atención y respeto.
Qué pena que el toro no tuvo un punto más de transmisión para haberse empleado mejor en la muleta, porque sí tenía nobleza. Quizá con ello, Armillita se hubiera roto más y el trasteo hubiese proyectado mayor emoción al público.
De cualquier manera, se agradece la actitud que demostró a lo largo de toda la corrida, ya que al segundo, que era un marmolillo, lo obligó a embestir en una faena digna, en la que hizo prácticamente todo, pues el toro era muy tardo.
Ginés Marín también trato de agradar al público, y al primer ejemplar de su lote, un toro que no acabó de entregarse, y con el que estuvo muy cerca de sufrir un serio percance al realizar una arrucina de rodillas, le hizo una faena con pasajes de entrega y valor que agradaron a la gente, tal y como lo había hecho durante el valeroso quite por saltilleras que cuajó en los medios.
La faena de mejor acabado la firmó Fermín Espinosa “Armillita” que estuvo francamente bien con el quinto, el toro más potable del encierro queretano, con el que el torero de dinastía toreó muy bien con la muleta en la zurda, deletreando varios muletazos de acusado estilismo, fiel a ese concepto que aprendió en casa.
Ya desde el saludo capotero, el nieto del maestro trató de aplicarse y fue en el tercio de muerte, con la zarga en la zurda, cuando consiguió los mejores pasajes de un trasteo estructurado, conciso y torero, que se miró con atención y respeto.
Qué pena que el toro no tuvo un punto más de transmisión para haberse empleado mejor en la muleta, porque sí tenía nobleza. Quizá con ello, Armillita se hubiera roto más y el trasteo hubiese proyectado mayor emoción al público.
De cualquier manera, se agradece la actitud que demostró a lo largo de toda la corrida, ya que al segundo, que era un marmolillo, lo obligó a embestir en una faena digna, en la que hizo prácticamente todo, pues el toro era muy tardo.
Ginés Marín también trato de agradar al público, y al primer ejemplar de su lote, un toro que no acabó de entregarse, y con el que estuvo muy cerca de sufrir un serio percance al realizar una arrucina de rodillas, le hizo una faena con pasajes de entrega y valor que agradaron a la gente, tal y como lo había hecho durante el valeroso quite por saltilleras que cuajó en los medios.
El torero jerezano se puso en el sitio y aguantó las miradas de ese tercero, que a veces se ceñía y punteaba. Pero él ni pestañeó, haciendo gala de un sólido valor y de una magnífica claridad de ideas.
El sexto, que era un toro acaballado, no permitió ningún lucimiento a Marín, que abrevió y se quitó pronto de enfrente al de Xajay, no sin dejar de enseñar esas buenas hechuras que tiene y la seriedad con la que afronta cada una de sus corridas.
Michelito Lagravere debutaba en la Monumental… y en la Feria de San Marcos, y con tan mala fortuna que sorteó un lote que no funcionó. Sin embargo, el torero yucateco estuvo centrado a lo largo de dos trasteos en los que mostró el oficio adquirido en cosos de provincia, tanto de México como de España y Francia, y algunas de Sudamérica.
Cabe destacar la forma tan eficaz con la que dio muerte al primero, y la buena actitud con el cuarto, que parecía estar lesionado de manos y patas. Y luego se animó a regalar un toro del mismo hierro, que embistió con mayor franqueza y calidad que sus hermanos.
Así que al final, la tarde elevó su intensidad desde que Lagravere se plantó con hombría en los medios para darle una larga cambiada de rodillas de magnífica ejecución y a partir de ahí no se quedó inédito, sino que pudo mostrarse.
Ya partir de ahí se dio a torear a la verónica con gracia y también por chicuelinas ante un toro que tuvo calidad y con el que realizó una faena muy vistosa, por alegre y sincera. Por ambos pitones toreó el yucateco, entregado, gozando con el favor del público que vio con mucho agrado la juvenil entrega de Michel, que toreó con mucho entusiasmo.
Y cuando entró a matar, por segunda vez, se fue por derecho y el toro lo empitonó de manera espectacular por el pecho, provocando un momento dramático que recordó, en un primer instante, aquella grave cornada que sufrió Jairo Miguel hace una década. Pero al final todo quedó en el susto, y el simpático toque de histrionismo a cargo del torero, en un gesto pícaro que no deja de reflejar su tremenda lucha por esos pueblos de Dios donde se ha curtido.
Se zafó Michelito de las asistencias cuando ya lo iban a meter a la enfermería, y volvió a la cara del toro para descabellarlo, antes de dar la vuelta al ruedo, un final feliz de una corrida con poca historia, a diferencia de las que aquí se han vivido recientemente.
El sexto, que era un toro acaballado, no permitió ningún lucimiento a Marín, que abrevió y se quitó pronto de enfrente al de Xajay, no sin dejar de enseñar esas buenas hechuras que tiene y la seriedad con la que afronta cada una de sus corridas.
Michelito Lagravere debutaba en la Monumental… y en la Feria de San Marcos, y con tan mala fortuna que sorteó un lote que no funcionó. Sin embargo, el torero yucateco estuvo centrado a lo largo de dos trasteos en los que mostró el oficio adquirido en cosos de provincia, tanto de México como de España y Francia, y algunas de Sudamérica.
Cabe destacar la forma tan eficaz con la que dio muerte al primero, y la buena actitud con el cuarto, que parecía estar lesionado de manos y patas. Y luego se animó a regalar un toro del mismo hierro, que embistió con mayor franqueza y calidad que sus hermanos.
Así que al final, la tarde elevó su intensidad desde que Lagravere se plantó con hombría en los medios para darle una larga cambiada de rodillas de magnífica ejecución y a partir de ahí no se quedó inédito, sino que pudo mostrarse.
Ya partir de ahí se dio a torear a la verónica con gracia y también por chicuelinas ante un toro que tuvo calidad y con el que realizó una faena muy vistosa, por alegre y sincera. Por ambos pitones toreó el yucateco, entregado, gozando con el favor del público que vio con mucho agrado la juvenil entrega de Michel, que toreó con mucho entusiasmo.
Y cuando entró a matar, por segunda vez, se fue por derecho y el toro lo empitonó de manera espectacular por el pecho, provocando un momento dramático que recordó, en un primer instante, aquella grave cornada que sufrió Jairo Miguel hace una década. Pero al final todo quedó en el susto, y el simpático toque de histrionismo a cargo del torero, en un gesto pícaro que no deja de reflejar su tremenda lucha por esos pueblos de Dios donde se ha curtido.
Se zafó Michelito de las asistencias cuando ya lo iban a meter a la enfermería, y volvió a la cara del toro para descabellarlo, antes de dar la vuelta al ruedo, un final feliz de una corrida con poca historia, a diferencia de las que aquí se han vivido recientemente.
Ficha
Aguascalientes, Ags.- Novena corrida de feria. Un cuarto de entrada en tarde muy calurosa, con algunas ráfagas de viento. Siete toros de Xajay (el 7o., como regalo), bien presentados, de poco juego en su conjunto, de los que destacó el 5o. por su nobleza. Pesos: 508, 545, 524, 531, 506, 551 y 514 kilos. Michelito Lagravere (blanco y oro con remates negros): Palmas, silencio y vuelta tras petición en el de regalo. Fermín Espinosa "Armillita" (violeta y oro): Silencio y vuelta tras petición. Ginés Marín (teja y oro): Ovación y silencio. Incidencias: Sobresalió en banderillas Cristhian Sánchez, que saludó en el 3o.
Aguascalientes, Ags.- Novena corrida de feria. Un cuarto de entrada en tarde muy calurosa, con algunas ráfagas de viento. Siete toros de Xajay (el 7o., como regalo), bien presentados, de poco juego en su conjunto, de los que destacó el 5o. por su nobleza. Pesos: 508, 545, 524, 531, 506, 551 y 514 kilos. Michelito Lagravere (blanco y oro con remates negros): Palmas, silencio y vuelta tras petición en el de regalo. Fermín Espinosa "Armillita" (violeta y oro): Silencio y vuelta tras petición. Ginés Marín (teja y oro): Ovación y silencio. Incidencias: Sobresalió en banderillas Cristhian Sánchez, que saludó en el 3o.
Comparte la noticia
