Uriel Moreno "El Zapata" cortó tres orejas en la tradicional corrida de Sábado de Gloria en Tlaxcala y fue paseado a hombros, imponiéndose en el mano a mano que sostuvo con Alberto Ortega que reapareció en los ruedos tras una prolongada ausencia y cosechó una oreja.

Siempre dispuesto Uriel a dar espectáculo enfrentó en segundo término al cuarto del festejo cuyo peso anunciado distaba de lo que aparentaba su anatomía amén de la escasa cornamenta. Voluntarioso el torero con la capa ejecutó un quite por zapopinas poco asentadas.

Tomó tres pares de banderillas tardando más en conseguir la arrancada del burel que en clavarlas, y si a éste se le considera el tercio más breve de la lidia, el torero lo consumó en segundos. Ya con la muleta ligó algunas series donde la poca transmisión del animal, repercutió en la labor que sin embargo fue rematada con buen espadazo. Se le otorgó una oreja que parecía el premio correcto no obstante hubo petición para la segunda concedida exageradamente.

Enfrentó en principio a uno sin la presencia requerida recibiéndolo de rodillas cerca de tablas, ya incorporado lanceó bien y posteriormente  clavó los palitroques con más voluntad que lucimiento. Algo picoso el de Vicencio lo sometió, destacando el final de faena al doblarse con torería antes de la estocada y recibir un apéndice.

Con el mejor presentado que cerró plaza poco consiguió al lancear, tras un puyazo simulado volvió a banderillear sin poder estructurar la faena, ya que el animal iba rebrincando; le atizó un chalecazo para terminar en silencio.

Por su parte Alberto Ortega fue bien recibido por el público a pesar de verse poco asentado con el abreplaza de Rancho Seco; las infanterías pasaron fatigas para cubrir el segundo tercio, dando paso a una labor empeñosa de Alberto que intentó por ambos lados sin gran resultado, sonó un aviso antes de las palmas.

Con el tercero de la noche se vio más seguro mejorando su desempeño con el capote; se dice que el que tuvo retuvo y basado en su experiencia y conocimientos de la lidia, le fue pudiendo al astado hasta lograr series importantes sobre todo una al natural de gran belleza. No se escapó de un susto tras el que ejecutó adornos varios, pinchazo y gran estocada para recibir una oreja.

Se dice que no hay quinto malo, el de Alberto lo fue además de anovillado y deslucido; el torero echó mano de recursos para solventar la situación que tras media estocada remató de certero descabello, tras algunos pitos al animal en el arrastre y un aviso, saludó una ovación.