Un racimo de pinchazos mutó una tarde de triunfo a sinsabores y varios avisos para los hidrocálidos Arturo Macías, Joselito Adame y Luis David Adame, quienes se fueron de vacío pese a protagonizar una interesante tarde en el cerrojazo de temporada en la Monumental de Mérida.

Ante tres cuartos de aforo se dio el aldabonazo al serial meridano, en donde Joselito Adame consiguió los momentos más artísticos de la tarde, consolidando su sitio como cabeza de la baraja taurina mexicana.

Con sitio y sin salvarse de fuerte susto al resbalar cuando iniciaba la faena de muleta con su segundo, Joselito se impuso en el duelo de toreros hidrocálidos, aún sin ponerle número a la casa.

El primero en el orden fue Arturo Macías, quien lo intentó con su primero, un toro incómodo por el pitón derecho y al que había que tomarle el ritmo toreando a media altura. El astado, muy armado por delante tendía a puntear y revolverse, pero también a rodar por la arena sin remedio en cuanto le bajaban la mano, por lo que los presentes le agradecieron algunos muletazos de buen corte.

Con su segundo, un toro así de comodito de pitones, descastado, aunque con atisbos de calidad, alcanzó momentos de lucimiento desde el capote, ajustándose en el quite por gaoneras. Con la muleta le plantó cara a un toro con buen estilo, pero falto de raza con el que el torero acortó distancias. Un proyecto de arrimón con escasos dividendos artísticos, pero con el reconocimiento popular. Una pena sus oficios con la toledana.

Joselito Adame realizó una faena para entendidos en su primero, un toro que dobló la cara en los piqueros en cinco ocasiones y se coló con peligro en los capotes de la peonería, de quienes se debe destacar lasobresaliente brega de Juan Ramón Saldaña.

Desde el principio, el diestro le dio una lidia adecuada. Muletazos por bajo, castigando y destroncando, para después echarse la muleta a la zurda y enseñar el camino a su antagonista. Faena por naturales que fue cogiendo vuelo.

Entregado el torero y rompiendo el toro aquello se tornó en un trasteo de valía, sin espejismos, ni bisutería. Técnica y detalles de buen gusto ante aquellas embestidas con transmisión. Le pudo pues el hidrocálido al interesante toro de Fernando de la Mora al que despachó de entera apenas caída y un descabello, por lo que el juez le negó la oreja. Aclamada fue la vuelta al anillo.

Con el que hizo quinto, otra faena de torero maduro. El pasaje se cinceló con un toro largo que se desplazaba y cuyo merito fue torearlo en la línea, sin cruzarse. Sin hostigarlo, vaya. Y entonces la faena cogió ritmo. El toro a su aire y el torero tirando con largueza y temple para una faena bien estructurada y mejor arrematada. No fue para menos la enrabietada tras errar con la espada, que en esta jornada lo mandó de regreso con las manos vacías.

Luis David Adame anduvo tesonero y enterado con su primero. Un toro descastado, sosito y sin mayor chiste. Y por si fuera poco, con medias embestidas. Digno de encomio el esfuerzo del novel del cartel, quien le plantó cara con la muleta retrasada hasta sacarle partido. Los aficionados se lo agradecieron. Con su segundo, también lo intentó, sin éxito redondeando un festejo hidrocálido de espuertas vacías.