Los veinte minutos que transcurren en una faena, son momentos que perduran en el tiempo a través de las lentes de los fotógrafos taurinos especializados que tienen, desde su lugar fijo en el callejón, una lucha incesante con su colega de al lado por ver quién de ellos obtuvo la mejor gráfica de aquel instante. 

Solo en muy contadas ocasiones, sobre todo como imágenes de apoyo, los camarógrafos salen de la plaza para documentar lo que ocurre en las calles aledañas previo a los festejos. 

Alfredo Gómez Pérez, nieto del doctor Alfredo Gómez Alanís, ya fallecido, cuya ganadería aún se sostiene en Tamaulipas, es un apasionado de la fotografía desde hace 22 años y gusta de documentar precisamente el bullicio que se vive en las calles, los domingos de toros afuera de La México. 

"Yo llevé la ganadería por espacio de unos 15 años junto con mi tío Raúl Gómez y con mi abuelo, el doctor Alfredo y ya con el tiempo se vino la época de inseguridad y nos pegó muy duro. La demanda del ganado bajó mucho y el rancho también, pero aún lo tienen mi hermano Miguel y mi primo Víctor Santillán", comentó el también abogado regiomontano. 

Alfredo reconoce que por profesión y por atender su despacho ya estaba siendo difícil ocuparse del rancho y se fue apartado un poco del ambiente. 

"A mí siempre me gustó mucho toda la parte plástica, cultural, artística, la literatura, la comida y todo lo que hay alrededor de la plaza, precisamente eso es lo que se ve en mis fotografías que fui tomando en mis viajes a la Ciudad de México". 

Cuenta que cuando empezó a ocupar un lugar en los callejones para tomar fotografías, sobre todo en Monterrey, los fotógrafos de prensa lo veían con cierto recelo. 

"Los grandes fotógrafos de faena ellos están ahí todo el tiempo. Para mí era un tema de encontrar un "nichito" y yo dije: "mi nichito está en los alrededores de la plaza, en la parte de afuera de la plaza que casi nadie hace caso. 

Fue así como empecé a tomar esta clase de fotografías en blanco y negro porque creo que te exige que le pongas más atención a la foto, ya que el color te distrae, me gusta particularmente por esa situación", dijo el también iniciador hace 15 años de la Fundación Cardio Chavitos, que se encarga de apoyar y operar a niños con problemas de corazón. 

Pero en sus álbumes de fotografías no solo las hay de las afueras del coso, sino también de detalles y personajes que se encuentra a la hora del sorteo. 

"Desde hace 10 años nos íbamos a la Ciudad de México a las corridas de la temporada y desde temprano era recorrer las calles, ver libros, carteles, souvenirs, entrar al sorteo, platicar con la gente, comer en los puestos y disfrutar el festejo y después seguir hasta que prácticamente se iba el último puesto", añade. 

Entre los personajes y detalles que captó en el álbum que aquí se comparte, se encuentran el altar que hizo en su montera el matador español Ruiz Manuel, a quien iba apoderando aquella tarde en la que fue testigo de la alternativa de Hilda Tenorio, con Manolo Mejía como padrino. 

También se observa al ya fallecido Artemio, personaje que acudía a cuanta feria podía a pesar de sus incapacidades físicas, también se encuentra el vendedor de carteles, el monosabio Dimas Luna, aquel que en un tumbo al ir en auxilio del picador fue herido por la vara, en toda la extensión de la pierna. 

La lente de Gómez Pérez captó también a Pablo Huerta, de la popular Porra de las Alturas, lo mismo que a Gamusita, y al vendedor de calcomanías. El Pelé, Benny Carmona, El Sevillano, el subalterno Fermín Quiroz, Concho el torilero, Beto Preciado y hasta el contador Juan Castañeda, administrador de la Plaza México en la época de Rafael Herrerías, también aparecen. 

Y cómo olvidar al fotógrafo Beto Ávila ya fallecido, y a El Silbido (más fuerte de la Plaza México), o al popular Greñas, costalero en las tardes de triunfo de los toreros y un sinnúmero de personajes más. 

"Ojalá que lo disfruten y revivan aquellos momentos inolvidables de esas tardes", señaló Gómez Pérez.