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El comentario de Juan Antonio de Labra

Jueves, 04 Jun 2020    CDMX    Juan Antonio de Labra | Opinión      
"...Paco Camino ha sido uno de los toreros más importantes..."
El maestro Paco Camino celebra este año varias efemérides significativas de su brillante carrera taurina. Por principio de cuentas, hace unas semanas se cumplieron 60 años de su alternativa, misma que tomó en Valencia el 17 de abril de 1960.

Hace exactamente medio siglo, el jueves 4 de junio, realizó aquella inolvidable gesta en la plaza de Las Ventas de Madrid, cuando se apuntó a torear en solitario la Corrida de Beneficencia de 1970. En esa célebre tarde madrileña del 5 de junio lidió siete toros con gran suficiencia técnica y artística, y cortó un total de ocho orejas, lo que no ha conseguido torero alguno en otra encerrona en dicho escenario.

Los ejemplares elegidos para este compromiso pertenecieron a las ganaderías de Juan Pedro Domecq, lidiados en primero y cuarto lugar; uno de Joaquín Buendía, que fue el quinto, así como otros de los hierros de Felipe Bartolomé, Miura, Urquijo y Manuel Arranz. A tres de ellos los desorejó por partida doble para abrir la Puerta Grande, esa misma que traspasó a hombros hasta en diez ocasiones a lo largo de su vida.

Por entonces, el maestro tenía 39 años, pues nació el 14 de diciembre de 1940, y ya había cumplido una década de alternativa. Vamos, que se encontraba en la cúspide de su carrera, a la que todavía le quedaban varios años de éxito por delante.

Al margen de las fechas, los alternantes, los trofeos y demás detalles para la estadística, es preciso mencionar que Paco Camino ha sido uno de los toreros más importantes del siglo XX, por aquella "difícil facilidad" que fue la pieza clave de una tauromaquia muy sólida que marcó toda una época.

El toreo del maestro Camino tenía una luminosidad especial que alumbraba unas formas clásicas de las que siempre vienen a recordar lo que es la verdadera esencia del toreo: hacer las cosas como mandan los cánones.

Y prácticamente desde su retirada, que tuvo lugar por allá de 1983, su sentimiento sigue siendo el mismo: saberse reconocido como "un buen torero", porque la sencillez de esa frase encierra todo cuanto fue su paso por los ruedos, en los que mostró la exquisitez de su naturalidad.

Aquí en México se le sigue recordando con mucho cariño como uno de los consentidos de la afición. A través de su carisma y el temple de sus muñecas, el público mexicano se enamoró de un torero que llegó siendo un chiquillo y más tarde volvió convertido en un maestro consumado para realizar la que ha sido su faena cumbre y referencial, la del toro "Navideño", de Javier Garfias, al que inmortalizó el 17 de diciembre de 1977 en la plaza "Santa María" de Querétaro.


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