Las alarmantes noticias de la cancelación de varias ferias importantes en Europa, como consecuencia del coronavirus, vienen a recordar los acontecimientos de abril de 2009, cuando se suspendió la Feria de San Marcos por cuestiones sanitarias similares, entonces originadas por el virus de la Influenza N1H1, que provocó la llamada gripe porcina.

En cascada fueron cayendo uno tras otro los eventos que estaban programados en esos últimos días de abril y los primeros de mayo, cuyas cancelaciones sumaron unos 30 festejos en distintas regiones del país, lo que puso en jaque a la economía de la fiesta de los toros, tal y como ahora mismo está ocurriendo en los albores de la temporada europea.

Reprogramar es la cuestión. Quizá eso sea lo más conveniente, en términos prácticos que ayuden a contrarrestar las pérdidas millonarias que se avizoran para el sector taurino del otro lado del Atlántico. Sin embargo, no es fácil hacerlo. No hay que olvidar que la inmensa mayoría de las ferias están estrechamente vinculadas al calendario litúrgico, así como a las costumbres de las fechas de celebración de dichas festividades.

Por ahora no se sabe qué ocurrirá con la Feria de Sevilla, que comienza el domingo 19 de abril, el mismo fin de semana que está previsto el arranque de la Feria de Aguascalientes.

De momento, en México no existe la misma alarma que en España, ni mucho menos. Los casos de coronavirus registrados de manera oficial en territorio mexicano no son significativos. Pero habrá que estar muy atentos a la evolución del avance del virus, y evitar que se propague empleando todas las medidas preventivas recomendadas por las autoridades sanitarias.

Tanto el patronato de la Feria de San Marcos como los empresarios e industriales que montan sus locales en el recinto ferial, siguen trabajando con total normalidad. Por otra parte, también se espera que la empresa anuncie los carteles del ciclo dentro de unos cuantos días.

Esto no quiere decir que los organismos de salud de Aguascalientes no se encuentren alertados, y estén prevenidos para tomar cualquier decisión que sea necesaria, pues durante la feria se dan cita más de ocho millones de personas, lo que sin duda podría representar un caldo de cultivo propicio para detonar la expansión del virus.

Y aunque en este instante no haya una preocupación real por la llegada masiva del coronavirus a México, la incertidumbre que existe no deja de ser un elemento que genera desconfianza entre la gente, sobre todo aquella que tiene planeado asistir a la Feria de San Marcos.

La experiencia de 2009 debe servirnos para estar atentos a los acontecimientos, y esperar que el coronavirus no repita la caótica historia que generó la influenza hace once años, cuando la Feria de San Marcos se suspendió a la semana de haber comenzado.